martes, 30 de enero de 2024

La humillación.




Así, a vuelapluma, voy a poner negro sobre blanco mis primeras impresiones sobre lo visto hoy. Tras la derrota del PSOE en el Congreso se ha producido un rapidísimo cambio en la estrategia mediática, propagandística y de comunicación dirigido por la brigada de propaganda del PSOE.
Se trata de presionar a Puigdemont mostrándole la tremenda capacidad del PSOE para cambiar de opinión y de presentar al que hoy es amigo como un despreciable enemigo a poco que se lo propongan.
Y ha empezado Bolaños que, tras guardar silencio en la sesión parlamentaria ante los ataques, descalificaciones e insultos lanzados contra la judicatura y contra algunos jueces con nombres y apellidos -permitidos por la Presidenta Armengol- va y ha salido corriendo a defenderlos ante los medios periodísticos. Además ha pintado a Junts como socio de PP y Vox, dejando caer que no habrá adelanto electoral, con lo que lanza un aviso a Junts de que podría haberlo presentando a Sánchez como un defensor de la democracia que no traga con las exigencias de una extrema derecha independentista y golpista, socia de Putin que trata debilitar a la UE por el procedimiento de romper uno de sus estados miembros.
El que el Fiscal General del Estado -el mismo que habló de "lawfare" en la justicia española- haya salido también diciendo que no acepta los ataques a la justicia de hoy en el Parlamento por parte de los socios de Sánchez, me hace afianzarme en esa impresión.
Si vemos en lo que están los del pesebre mediático diciendo que esto demuestra que el PSOE no traga con todo lo que le exige el fugado de la justicia, además de comprobar como todos los del apoyo Frankestein van a presionar a Puigdemont para que trague con lo que hay y no exija más, está claro que se pretende asustar al fugado para que acepte lo logrado, pues la alternativa es no lograr nada.
Si Sánchez se convence de que esta legislatura no puede seguir adelante cediendo ante los golpistas, dará un giro de 180º y se presentará como quien se enfrenta a las pretensiones independentistas para salvar a España de sus garras. Y hará un alarde para que el prófugo vea que es capaz de ello. Y ese alarde subirá de tono mañana cuando la cúpula gubernativa sanchista estará repartida desde primera hora por todas las televisiones.
Junts se ha dado cuenta de la jugada y acaba de decir que la culpa es de Bolaños porque ha llevado mal el asunto. Mañana toda la banda acusará a Junts de votar con el PP y con Vox, apretando en el farol; pero creo que el que Junts ahora acuse a Bolaños puede romper esta jugada, porque si Sánchez llega a la conclusión de que quitando a Bolaños todo se arregla, ya puede éste ir buscando trabajo.
La dura intervención de Feijóo señalando con el dedo a los diputados del PSOE acusándolos de disfrutar de un puesto, de un despacho y de cobrar un sueldo a base de dejarse humillar por el golpismo para que Sánchez siga de Presidente, también han hecho algo de mella.
En fin, que la cosa se pone calentita y a saber por dónde salen estos que se están dando cuenta de que así no pueden gobernar y de que el hecho de seguir arrastrándose ante las humillaciones de Puigdemont, puede acabar desmoronando incluso al propio PSOE.
Alguien va a pagar por esto, y no va a ser Sánchez. Las caras lo dicen todo.

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