El caudillo norcoreano.

Sánchez dice que sigue. Menuda caradura organizar este teatro para hacerse propaganda y encontrar una excusa para eternizarse en el poder. Marketing plañidero que busca la adhesión inquebrantable y que ya tenía preparado, pues dice que el apoyo recibido en las manifestaciones del sábado y domingo le han decidido, cuando todos hemos visto que han sido de escasa afluencia.

Intolerable falta de respeto a todos, acusando a los demás de lo que él inició y asustando a los jueces que se atrevan a juzgar a su mujer y a él mismo. Y lo que es más grave: dice que el sistema no funciona y que él se queda para cambiar eso.

Así que nada de aplicar la ley a los suyos. Ni a Koldo, ni a Cerdán, ni a nadie que tenga que ver con su partido y su gobierno. Avisa que se erige en autócrata y dictador para que nadie se interponga en sus negocios. El caudillo va a acabar con todo el que se le oponga. En nombre de la democracia, esa democracia que le considera a él la democracia. Los demás somos enemigos.

Dice que no es un punto y seguido sino un punto y aparte. Y anuncia una limpieza. O sea, comienza el golpe.
Ahora toca ver si existe una oposición capaz de reaccionar de una vez o si se traga el sapo y le sigue el juego.