martes, 30 de abril de 2024

Su majestad el caudillo.



Ya está en su periplo por diferentes medios interfiriendo con ventaja en la campaña para las elecciones catalanas, dándole igual si ello motiva que la Junta Electoral le multe (ya recibió alguna en anteriores elecciones) porque le sale muy barato comparado con la propaganda y publicidad que logra. Y desde luego, sin dar explicaciones sobre las andanzas de su mujer, objeto de investigaciones varias.
Sigue mintiendo y haciendo lo mismo de lo que acusa a otros. Ayer en TVE, y hoy, en el programa vergonzosamente sanchista de Angels Barceló, de la cadena de una empresa artificialmente mantenida desde el poder, ha anunciado que comienza su dictadura. 
Comenzará haciéndose con el CGPJ y dando la instrucción judicial a la fiscalía que controla descaradamente (totalmente ajena a la deseada independencia que tiene en Francia, por ejemplo); y además ha dejado claro que nos ha tomado el pelo a todos al decir que nunca tuvo intención de dimitir, que es justo con lo que ha tenido a España paralizada cinco días.
Acabará con el Poder Judicial que será controlado por el poder legislativo, controlado a su vez por el ejecutivo. O sea, adiós a la separación de poderes absolutamente necesario para que una democracia sea tal. Y Europa asistirá a ello absolutamente anestesiada por unas elecciones que la mantienen ajena a todo lo demás.
Quiso dar pena para lograr el apoyo que necesita para aplicar esa "limpieza" que no es más que laminar la libertad de expresión e información, imponiendo de nuevo la censura y cambiando la ley para poder dar las subvenciones, vía publicidad institucional, a quienes se "porten bien" y callen cualquier información de desmanes cometidos por los suyos.
Que en esa intención tenga el apoyo de quienes firman como "periodistas", da la medida de la descomposición de un periodismo que valora mucho más el medrar adulando y protegiendo al poder, que cumpliendo con su misión de informar, sustituido por un constante adoctrinamiento a una sociedad adormilada y carente de valores y capacidad crítica.
Vuelve a instaurar las dos Españas de buenos y malos; siendo los buenos los suyos, claro, y dejando fuera de todo derecho a quienes no le bailen el agua.
Descarado avance hacia un populismo kirchnerista y chavista, alineado con los del Grupo de Puebla y la narcopolítica, que nos aleja de occidente y de nuestras tradicionales alianzas en nombre de lo que esa panda llama democracia y no es más que un neocomunismo absolutamente anti demócrata que excluye cualquier disidencia.
Comienza la dictadura del caudillo Sánchez, que dice tener el abrumador apoyo de la calle porque logró sacar a ella a unos cuantos militantes subvencionados devoradores de bocadillos gratis, venidos de balde en autobuses desde diversos puntos de España y que no llegaron a igualar en número ni siquiera a los afiliados que su partido tiene en Madrid.
Y todo ello amparado y apoyado por unos periodistas a sueldo que actúan igual que aquellos que defendían al régimen anterior, al que siempre recurren como comparación para justificar el repetir lo mismo que dicen criticar: besar las botas del poder a cambio de medrar a su vera. Y exigir la censura a los que no tragan con eso.
Apañados estamos.

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