Es sorprendente la insistencia inoportuna de este zombi político en hacerle daño a su propio partido, sobre todo cuando hay razones para felicitarlo por haber hecho las cosas bien.
Su reciente visita a Madrid, donde intentó aferrarse al cargo de la misma manera que Sánchez, resultó ser algo ridícula e inapropiada. Si tan solo hubiera permanecido callado, la sentencia que se conoció poco después (y que sospecho ya conocía) podría haberle favorecido. Esa sentencia revela que la mayoría de las personas que fallecieron debido a la DANA murieron antes de que se enviara el mensaje de alerta por el móvil. Además, confirma que esa alarma se envió antes de que él llegara al Cecopi, lo que desmonta la versión oficial de que el retraso en el mensaje de alerta se debía a su tardanza en llegar a ese organismo.
La sentencia deja claro que los organismos dependientes del Gobierno fueron responsables de no dar las alertas necesarias. También señala que la Ley de Huertas del gobierno socialista anterior es la responsable de que el Barranco del Poyo no estuviera en condiciones adecuadas. Además, la actitud ecologista y nacionalista, que priorizó la protección de los alacranes sobre la seguridad de los ciudadanos, también tiene su parte de culpa.
Sin embargo, esa responsabilidad del Gobierno no excusa la increíble torpeza de Mazón ni justifica que siga aferrado a su cargo. Ha mentido varias veces sobre dónde estaba y a qué hora empezó a tomar las riendas de la situación. Con ello, ha convertido en algo mucho más importante de lo que realmente fue un hecho que no habría cambiado nada en el resultado final. El retraso en los avisos de Meteorología y la Confederación Hidrográfica del Júcar no tiene relación alguna con la hora en la que él apareció ni con lo que estuviera haciendo antes.
Está claro que Mazón quiere ocultar algo, pero ese "algo" no tiene que ver con la gestión de la DANA, sino con temas personales. También está claro que traicionó a Feijóo y, por lo tanto, a los intereses de su partido. Lo que queda claro es que su prioridad es salvarse a sí mismo, aunque cada vez es más evidente que no sabe cómo hacerlo correctamente. Ya debería haber dimitido hace tiempo, pero no lo hizo y tampoco parece tener intención de hacerlo. Además, nunca exigió la declaración de Emergencia Nacional ni ha pedido medidas urgentes para acelerar la llegada de las ayudas, que siguen llegando a cuentagotas.
Su relación con Sánchez, llamándole "querido Presidente" en directo, fue su tumba política. Desde entonces, ha quedado como un "zombi" político. Puede intentar llamar la atención con lo que quiera, pero nada cambiará. De su numerito en Madrid lo único que destacó fueron las ausencias de figuras clave como Feijóo y Ayuso, lo que equivale a darle un empujón para que se retire y deje de ser una carga para el PP, permitiendo que el partido se recupere y honre la voluntad de los votantes de la Comunidad Valenciana que lo apoyaron. Muchos de esos votantes no aprueban la continua torpeza de Mazón, que ha sido una decepción para una parte importante de ese electorado.
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