La Fiscalía de la Audiencia Nacional presenta recurso contra el auto de Garzón.
La payasada del juez al abrir un auto por el que quiere encausar lo que ya está superado, y en el que hasta solicita el certificado de defunción de Franco, parece que puede ser paralizada. Ello nos ahorraría un dineral que buena falta hace ahora para otros asuntos muchísimo más graves y urgentes. He aquí los puntos que expone la Fiscalía y por los que considera que deben de declararse nulas las actuaciones de Garzón:
- Interpreta las normas jurídicas «para conseguir un resultado previamente determinado»
- Sugiere un delito de prevaricación al «salvar los escollos» legales que le impiden actuar, fingiendo ignorar elementos tan «públicos y notorios» como que los desaparecidos en la Guerra Civil fueron asesinados.
- Los delitos que investiga Garzón jamás pueden ser competencia de la Audiencia Nacional, sean de asesinato, detención ilegal, rebelión o contra las instituciones de la nación.
- Tampoco puede considerarse que Franco cometiera un genocidio o crímenes de lesa humanidad porque esos delitos no estaban tipificados en 1936.
- Aplica de forma retroactiva la ley y a la vez está vulnerando el principio jurídico de que no puede sancionarse lo que no está tipificado como delito.
- Todos los delitos que pretende juzgar Garzón han prescrito
- No se trata de detenciones ilegales sino de asesinatos. En ninguno de los dos casos sería competente su juzgado.
- Ha vulnerado de forma flagrante la Ley de Amnistía, aprobada en 1977
- Lo acusa de abrir una causa general que va contra la Constitución que lo prohíbe expresamente, practicando «una suerte de inquisición general incompatible con los principios que inspiran el derecho penal en un Estado de Derecho».
Pero a Garzón todo esto le da igual. Lo que en realidad le importa es el eco mediático allende los mares. Su intención de pedir el certificado de defunción de Franco ha sido la noticia más vista de internet estos días atrás en sudamérica. Y allí es donde este caradura se infla a ganar dinero dando conferencias. Y no son cuatro duros, no; se trata de millones de euros, una fortuna muy lejos del alcance de un juez. Al menos con su sueldo.
Y mientras, su juzgado no hace más que chapuzas. Ahora ha tenido que poner en libertad a los que detuvo, a través de una gran operación policial dirigida por él mismo, acusados de colaborar en la huida de algunos responsables del 11-M. Todo cuento. Como aquella super operación antidroga en aquel barco en donde no se encontró ni un porro. Y en él, en su juzgado, duerme el sueño de los justos el sumario para aclarar quien dio, desde el Ministerio del Interior, el chivatazo a ETA para impedir la detención de varios etarras. Sin olvidar el último episodio por el que se ha tenido que poner en la calle a dos traficantes turcos ya que a Garzón se le pasó la fecha para renovar su orden de ingreso en prisión por estar de viaje.
Hoy hay quienes se rasgan las vestiduras por lo incomprensible de la inmunidad con la que Garzón se dedica a hacer lo que le da la gana. Y se asombran por la poca, ninguna, vergüenza de este soberbio personaje. No sé de qué se extrañan cuando es el mismo que se presentó a las elecciones como número dos de Felipe González y que luego se cabreó porque no lo nombraron para el cargo que él quería. Y sin más, se reincorporó de nuevo a su juzgado después de quedar en evidencia su falta de independencia.
Este personaje apareció el 11 M por el lugar del atentado sin tener ninguna jurisdicción sobre el caso. Y declaró en la Comisión Parlamentaria del 11-M que la ETA y Al Qaeda no tenían conexión alguna, sin ser el que instruía el caso y sin pruebas para apoyar su tesis. Lo curioso, y hasta sospechoso, es que días antes del atentado había ordenado la intervención de los móviles del Tunecino y de Jamal Zougam, que aparecían implicados en el sumario. Él y las fuerzas de seguridad estaban advertidos por Lavandera de la preparación de bombas con móviles. Más curioso aún curioso es que inmediatamente desapareció y se fue a EEUU a estudiar inglés con un permiso especial.
Cuando su sustituto, Marlaska, descubrió un chivatazo a ETA antes de una detención, Garzón volvió de EEUU y se hizo cargo de nuevo del juzgado. Desde entonces ese caso duerme en su cajón. Y arremetió contra tres peritos policiales por falsedad documental, cuando fueron ellos precisamente las víctimas de dicha falsedad al ser corregidos indebidamente sus informes sobre la coincidencia de una sustancia química usada por ETA con la encontrada en el 11-M.
En cualquier caso, el que este juez se meta en cualquier charco que le reporte eco mediático, aunque luego quede en nada o tenga que poner a los encausados en la calle, parece que no le importe en absoluto. Cabe suponer pues que es el eco mediático lo que busca y no el impartir justicia. Sobre todo cuando con estos asuntos sube luego su caché para ir por el mundo a dar las conferencias y apariciones televisivas que le han hecho multimillonario.
Ahora ya hasta va de matón mafioso, usando la escolta que todos le pagamos, amedrentando a quien ose dirigirse a él si se lo encuentra en algún lugar público. Véase aquí. O se le paran los pies o terminará gastándose nuestro dinero en investigar quien estaba detrás de Bellido Dolfos en el asesinato de Sancho I de Castilla.
¿Para cuando su separación de la magistratura? ¿Habrá que esperar a que su tremenda soberbia le haga cometer algún error que permita su procesamiento? Con ello se procesaría a la propia justicia española, y no parece que eso le vaya a venir muy bien dada su pésima reputación entre los ciudadanos de a pie.