Zapatero siguió mintiendo descaradamente en el programa de anoche en televisión. Lo grave es que, según la encuesta posterior, la mayoría le creyó.
Nada suelto, envarado, con la saliva espesa de quien se ha visto pillado en un renuncio e intenta excusarse con mentiras. Así se presentó anoche Zapatero. Así lo vimos quienes estamos acostumbrados a recibir explicaciones de otros y a detectar la veracidad de las mismas. No respiró hasta la última pregunta; la que le regaló el presentador Milá a través de la chica que le preguntó que es lo que él, Zapatero, le hubiera preguntado al Presidente. Ahí ya se despachó con un discurso mitinero y triunfalista, con promesas de una revitalización tras la crisis que nos llevará a la cúspide del mundo mundial. Las caras de aprobación de Milá, eran casi tan ridículas como la actuación de Zapatero. Patético.
En un vergonzoso y ridículo intento por copiar a Obama, ahora hace énfasis en la gravedad del momento económico, pero tiene optimismo porque dice conocer muy bien a España y a su historia. Pero no es eso lo que se desprende de sus actuaciones, máxime cuando llegó a definirse como rojo, con lo que se excluía de la clasificación de socialdemócrata para quedar como marxista, que es lo que históricamente se conoce como rojo. Y esto es algo que el PSOE excluyó de sus estatutos ya hace casi treinta años. Se atrevió incluso a decir que su medida electoralista de los 400 euros, y que se tuvo luego que matizar sensiblemente, pues ya no afectó a los españoles, sino a una parte de ellos -y no precisamente a los más necesitados-, la había copiado Obama en su pretendida bajada de impuestos. Él no bajó impuestos, lo que hizo fue comprar unos votos; suficientes para ganar unas elecciones negando todas las evidencias.
Contestó con una mentira sobre el asunto de su sonora sentada ante la bandera de EEUU. Dijo que no permaneció sentado ante la bandera, sino que fue una acto de protesta.., ¡contra el Gobierno de Aznar! Tampoco contestó a la pregunta de si cree que el feto y el embrión son seres humanos.
Ahora sigue negando la crisis que negaba hace un año, pues no habla de otra que no sea la crisis financiera internacional. La que le ha obligado a ayudar con nuestro dinero a la banca. Esa misma banca que él definía como la más solvente del mundo, y que ahora dice que, de no haberla ayudado, habría colapsado y hecho peligrar los ahorros de los ciudadanos. Sigue en su práctica habitual de decir una cosa y la contraria al mismo tiempo. Zapatero, comparado con Obama, no llega ni a zapatilla.
Cuando dijo que "hace un año estábamos en otra situación. Teníamos una desaceleración. Ha habido una crisis del sistema financiero internacional cuyo origen está en EEUU. Yo no engañé, puedo equivocarme pero no engañar", se defendió él solito de lo que nadie le había acusado.., aún. Nadie le había apuntado todavía la posibilidad de que hubiese mentido. Así que excusatio non petita, accusatio manifesta: excusa no pedida, acusación manifiesta. Aunque esa misma explicación implica otro engaño, pues no es verdad que nuestra crisis provenga de la crisis financiera internacional, y hasta él mismo dijo en su momento que el asunto de las subprime no nos afectaría a nosotros porque nuestro sistema financiero era muy sólido.
El origen de la crisis de nuestra economía no es lo que dice. La crisis financiera la ha agravado y ha creado otro problema añadido al que ya teníamos, y que sí se avisaba por los analistas y por informadores y políticos. Hasta el punto de que les llamó antipatriotas. Hasta Almunia desveló que habló con Zapatero sobre la crisis inmobiliaria española, casi un año antes de las elecciones. Luego miente cuando dice que entonces había sólo una desaceleración. Él ya sabía que estábamos en crisis. Y si no lo sabía entonces es que está rodeado de incompetentes e ignorantes; aún peores que él mismo.
Mezcla los asuntos a su conveniencia, pues si bien es cierto que nadie podía imaginar la quiebra de grandes monstruos de las finanzas mundiales, no es menos cierto que eso nada tenía que ver con lo que se avisaba sobre nuestra crisis interna. Entonces imputaba el problema al precio del petróleo porque había subido. Ahora el petróleo está a la tercera parte que entonces, ¿ya no tiene que ver el petróleo con esto? Nuestra crisis viene de lejos y no le han puesto remedio porque las medidas necesarias para ello son impopulares. Eso de congelar sueldos a funcionarios, rebajar el gasto, recortar el derroche de las autonomías, poner en la calle a la miríada de militantes que cobran sin hacer nada del Presupuesto -con el cuento de que son asesores de Diputaciones y organismos varios- no le hubiera resultado rentable electoralmente.
Pero sin embargo su adorado Obama ha ganado diciendo eso precisamente. No ha mentido. Y ha contado con todos de verdad. No le ha pedido a la oposición que arrime el hombro, no: la ha incluido en su gobierno. La ha hecho partícipe de la solución. Aún está por ver si las recetas de Obama surten efecto, pero por ahora le han conseguido la presidencia en unas elecciones. Y como Zapatero vive en un mítin electoral permanente, copia para ver si así le sale la jugada. Lo malo es que la mayoría se lo traga. Y se traga también que la culpa nunca es de Zapatero; siempre es de los de fuera -Bush, el petróleo, las finanzas internacionales, o los israelitas-, o de los de antes -Aznar, claro-, pero nunca de su Gobierno. Pero los éxitos sí son suyos; incluso hasta los deportivos. Y los shows de televisión, claro.