La maniobra de Bono llamando trabajadores a los militares e intentando hacerles creer en una subida salarial, que al final se queda en simple propina, encierra bastante más de lo que parece. Es un intento descarado de politizar a los militares y de conseguir unas lealtades que lo sean, no con el gobierno del Estado sino con el gobierno del PSOE. Pero, como siempre, la visión de éste gobierno no va más allá de poder ganar las próximas elecciones; no se plantean una política de Estado. Si las decisiones de hoy causan problemas mañana, pues mañana se buscarán solucciones, que no dejarán de ser parches, hasta que el problema le estalle en las manos al gobierno de turno, que ya se encargarán ellos de que no sea de su partido.
La propaganda izquierdista ha conseguido ligar al trabajador con simpatizante de izquierda -para ellos no es concebible que un trabajador sea de derechas- por lo que si consiguen que el concepto "trabajador del ejército" sustituya al de "militar" tendrán, a su entender, un tanto a su favor para conseguir más adhesiones entre los militares. Desgraciadamente éste tipo de demagogia barata y propagandista ha demostrado con creces su eficacia.
Los peligros de ésta posibilidad son evidentes y no sólo por la posible politización dentro del ejército, sobre todo de la tropa, sino porque abre las puertas a reivindicaciones laborales y profesionales que lleven a que los sindicatos tengan influencia sobre la milicia. La sindicalización es algo vetado a los militares, así como su militancia política pública. Se desprenden de éstos derechos, propios de los trabajadores, al adquirir su condición de militar. Se desprenden de su condición de trabajador hasta el punto de que pasan a someterse a una lgislación diferente: el Código de Justicia Militar.
Lo hacen voluntariamente obligados. Para unos será vocacional pero para otros muchos porque lo mandan los cánones. O sea: porque no hay más narices. Pero si pudieran elegir...
El estamento militar está para proteger la democracia, no para practicarla en su seno.
-A ver, muchachos.., a mi orden ¡ataaaquen!
-¡Espere, espere, mi teniente..! Es que Fernández piensa que aún no es el momento, el cabo Patxi dice que ésto no va con él, el soldado Carod no acepta órdenes que no sean en catalán, los de Lugo se lo están pensando y a la artillera Pepi aún no se le han secado las uñas... Así que vamos a hacerle caso al sargento Blanco y lo someteremos a votación.
-¡Cago en lá...!
Y ésto es sólo la primera parte.
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