lunes, 12 de febrero de 2007

La muerte del Estado

Ya no creo en la Justicia

Un Estado sin justicia es cualquier cosa menos un Estado. Y una Nación sin estado ni es Nación ni es nada. Por lo que hemos asistido a la muerte del Estado español y como consecuencia se abre la caja de las constituciones de nuevos Estados que surgirán precisamente de su desaparición. Y no ha sido gracias al Estatut, aunque también.

Ya se han salido con la suya. Ya se ha culminado la traición que, encabezada por un mediocre como Zapatero, ha sido secundada por el resto del Estado. Asistimos pues al segundo harakiri que España se hace a sí misma en los últimos treinta años, aunque en éste caso no se trata de un cambio de régimen político sino de la misma desaparición de España.

Aquí han sido cómplices desde el Rey, pasando por el Ejército, la judicatura, el Tribunal Constitucional y los medios de comunicación, salvo mínimas excepciones. Además de todos los partidos políticos. Y digo todos. El PP, si de verdad lo hubiera querido evitar lo hubiera hecho. Abandonando las Instituciones, por ejemplo, para conseguir el eco mediático internacional adecuado. Pero se ha permitido que dicho eco mediático lo haya acaparado un hijo de puta asesino, definido como preso político en la prensa internacional. Gracias a las maniobras del PSOE en las Instituciones internacionales, claro.

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