miércoles, 7 de febrero de 2007

Politización suicida

El Constitucional

El que el Tribunal Constitucional no es más que un tribunal político, que muy poco tiene que ver con la Justicia o con el Derecho, es algo ya sabido desde tiempos inmemoriales. No hace falta en absoluto que la dimisión, voluntaria o forzada, del Magistrado Pérez lo haga más evidente. Ya se ha visto en otros momentos de nuestra historia reciente. Lo del asunto de Rumasa ya fué de vergüenza. De tanta vergüenza que el entonces Presidente del Tribunal se fue de España para siempre, y Europa tuvo que deshacer el entuerto con diferentes sentencias que desautorizaron al Alto Tribunal.

El que los Magistrados del Constitucional se nombren como se nombran, hace por sí mismo que no tenga ninguna credibilidad. No es más que un eco de lo que las fuerzas políticas quieran en cada momento. Nada que ver con el Derecho. Nada que ver con la Justicia. Y poco que ver con la Democracia.

Puede que el asunto del Estatut lo que certifique sea la muerte del Tribunal Constitucional. Y puede que eso no sea tan malo. Porque lo que sí es evidente es que con esta Constitución no hay quien gobierne y lleve a buen puerto un proyecto que se llama España.

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