lunes, 19 de febrero de 2007

Puntualización a Fernando López Agudín

Los partidos políticos NO son representantes de la sociedad, no te confundas.

Este conocido perodista, ahora claramente defensor del Gobierno y del partido que lo apoya, y a quien no le importa en absoluto basar sus argumentaciones en falacias evidentísimas para, a continuación y con cara de perdonar la vida a los pobres ignorantes que no tragan con sus chorradas, intentar sentar cátedra, ha vuelto a soltar otra, y gorda, en el programa Alto y Claro de TeleMadrid.

Y lo que ha dicho, como respuesta a la aseveración de otros contertulios de que las reformas estatutarias no son algo que la sociedad demanda, es que los partidos son representantes de la sociedad. Y se ha dirigido a los demás contertulos, perdonándoles la vida con sorna, repitiendo: "Si ahora resulta que los partidos politicos no representan a la sociedad... Yo desde luego no estoy por cargarme el sistema". Y se queda tan fresco.

Pues mire, no. No son los partidos los representantes de la sociedad; en absoluto. Los representantes de la sociedad son los cargos electos, pertenezcan a partidos o no. Pero se ve que, como cuando terminó su carrera de Derecho todavía estaban vigentes las leyes franquistas, no sabe de qué va la Constitución.

Su capacidad para obviar la realidad y ponerse las orejeras, además de mentir sin parar y no escuchar a los demás, poniendo carita de perdonavidas, es para mandarlo a freir espárragos.

Sus enroques en la defensa de que la realidad es lo que quiere que sea la realidad y no lo que es la propia realidad, son ya de libro. Es una pena que alguien que se llama periodista se apunte de forma tan evidente a la subjetividad practicante y se aleje de lo que un periodista creíble siempre buscó: acercarse a la objetividad todo lo que pueda, y se dedique a ser el abogado defensor del poder en vez de a informar y opinar.

Volviendo al tema inicial, el problema de las democracias occidentales, derivadas más o menos en partitocracias -no como exigencia social sino como imposición partidista-, es precisamente el que los partidos se están centrando mucho más en sus intereses partidistas y no en los intereses de la sociedad.

Pero, aún siendo grave esta desviación, lo es mucho más el poner al servicio de sus intereses partidistas todos los esfuerzos para convencer a la sociedad de que los problemas que le interesan son precisamente los que los partidos le digan. El que los autoproclamados intelectuales y manejadores de opinión, se dediquen a apoyar esta desvirtuación del sistema, sí que va en el sentido de pervertir dicho sistema. Y esto último me parece aún más peligroso que cargárselo.

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