martes, 26 de junio de 2007

33 de 500

33 billetes de 500 euros aparecieron en el piso de Leganés después de la explosión que dicen suicida.

La versión oficial sobre lo que pasó el 11-M dice que los procesados financiaron el atentado gracias al tráficho de drogas. Las drogas que vendían estos pobres diablos era hachís; mucho tuvieron que vender entonces. Pero nadie puede creer que ese dinero provenga del narcotráfico, pues los billetes de 500 son muy fácilmente localizables y por ello no utilizados por los delincuentes que no quieren ser localizados.

Pero el que no se abriera una vía de investigación sobre la aparición de dicho dinero es cuanto menos sorprendente. Y la sorpresa se torna ya sospecha cuando sabemos que al inspector que quiso investigarlo se le ordenó abandonar esa línea de investigación. Y se agravan aún más las sospechas cuando nos enteramos de que dicho investigador fue cesado por diferencias con sus superiores.

El juez Del Guindo, perdón, Del Olmo -¿en qué estaría yo pensando?- no instruyó sobre este hallazgo. ¿Total para qué? ¡Total.., sólo se trataba de aclarar la autoría del mayor atentado cometido en Europa! Y la fiscalía tampoco se interesó por el tema, ¿para qué, si ya sabían de antemano lo que pasó y vale ya? Tal parece que se sabía de antemano lo que se quería decir que había sucedido, y por ello se evitaron las pruebas y las líneas de investigación que podían apartar de la versión oficial, y se manipularon, ocultaron, destruyeron o se hicieron desaparecer todas aquellas pruebas que podían hacer dudar de la veracidad de dicha versión.

Lo que sí es cierto es que este juicio dado por casi terminado, lo que de verdad está es casi sin instruir.

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