martes, 22 de abril de 2008

Democracia interna en los partidos políticos.


La Constitución la exige pero los partidos no cumplen con tal exigencia.

Y el partido que más déficit de democracia interna padece es el PP. En el PSOE, a trancas y barrancas y con serias deficiencias, al menos llegaron a celebrar primarias, y Zapatero llegó a Secretario General por un congreso en el que ninguno de los compromisarios estuvieron obligados a hace público su voto antes del congreso, ni tampoco se les exigió que apoyaran a un candidato con exclusividad. En el PP la última vez que se votó entre más de un candidato fue cuando Hernández Mancha y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y ni siquiera era entonces (1987) el PP sino AP. Hasta la refundación, tras la vuelta de Fraga, el PP no fue PP y quedó bajo la guía del elegido Secretario General en 1989, Álvarez Cascos, y el patronazgo como Presidente del partido de Fraga.

Cuando se argumenta que nadie en el PP está en contra del sistema actual, o que es democrático tan sólo porque nadie pide otra cosa, olvidan que ese argumento era el mismo que esgrimía el franquismo para definirse democrático. No es democrático un sistema tan sólo porque así se aclame. Y menos si la aclamación viene de los cargos del partido que viven de ello y no procede de las bases o de los militantes. En absoluto puede considerarse democrático el ofrecer a un candidato -como ha hecho Sirera comprometiendo los compromisarios de Cataluña- el voto en bloque de todos los compromisarios de una región, ¡sin que ni siquiera estén aún elegidos dichos compromisarios! ¿Esa es la libertad de voto que tienen los compromisarios?

El que los compromisarios no tengan libertad para elegir a quien quieran y su voto se anticipe -pues necesariamente sólo pueden avalar a una candidatura para que ésta se pueda presentar, con lo que obligatoriamente tienen que retratarse sobre su intención de voto- no es democrático en absoluto. En el PSOE al menos los compromisarios pueden avalar a más de una candidatura, con lo que pueden permitir que se presenten varios candidatos sin tener que adelantar por cual de ellos votarán. Para quienes no lo sepan, el aval de los compromisarios es para poder presentarse como candidato.

Pero como ya he apuntado antes, si no pueden avalar más que a uno, y además es público, está claro que su voto no es secreto, por lo que ¿quienes de esos compromisarios va a declararse públicamente favorable al oponente del jefe? Eso puede acabar con sus pretensiones y aspiraciones dentro del partido. Es pues un funcionamiento a la búlgara, se pongan como se pongan y lo apoye quien lo apoye. Al director de La Razón puede que le resulte todo esto muy democrático, pero de democrático no tienen nada. Y los que abogan por la tal democracia interna no pueden ser automáticamente tachados como contrarios a Rajoy. Eso no es más que practicar la falacia de la que tanto acusan al PSOE.

La polvareda levantada en torno a Esperanza Aguirre por pedir que se abra el debate de las ideas, sin ni siquiera haber presentado su candidatura, es un signo inequívoco de falta de democracia. Y por otra parte, ¿alguien sabe cuantos militantes votan para elegir a los compromisarios? ¿O en dónde votan? Democracia no es sólo votar cada cierto tiempo, en los sistemas totalitarios también se vota.

Mientras los partidos estén subvencionados con dinero público sus cargos son equivalentes a funcionarios y deben obediencia al jefe. Y mientras éste a su vez, sea quien decide cuales de ellos se pueden presentar para ser beneficiarios de los votos dados al partido, que no a ellos, esto de democracia no tiene nada. Partitocracia oligárquica y punto. Y alguna vez terminará por cargarse el sistema mismo. Este sistema no es más que una corrupción de la democracia, y la corrupción se tapa con más corrupción. Si no, al tiempo.

1 comentario:

  1. ¡Ja ja ja! Ahora le toca recibir al PP; las cosas como son.
    Ni idea de como se eligen a los compromisarios. Total, para lo que sirven, si se necesitan 200, pues el lacayo de turno marca a los 200 primeros -o últimos- de la lista. Y a otra cosa, mariposa. En teniendo que votar a quien les mandan, la pantomima sobra.
    Que Sirera haya ofrecido el voto en bloque de sus compromisarios que aún no existen, lo deja claro como el agua.
    De todas maneras, la elección de Zapatero tampoco está muy clara, por mucho que se lo montasen mejor. El favorito era Bono, pero PRISA tiene fuertes tentáculos y Polanco se salió con la suya. Y que conste que Bono no hubiese sido mejor... ¡horror!

    En fin, que lo tenemos crudo, porque hasta Rosa Díez se apuntó al carro del circo durante la campaña, con los monos de color rosa. ¡Jo!, ¿no hay ningún político serio y responsable?...

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