Al final lo han hecho. Te han retirado la sedación completamente. Esperan ver si despiertas. Y ver en qué se traducen los daños cuando lo hagas. Dicen que tardarás dos días en eliminar toda la sedación. Pero has movido los ojos.
Y los has cerrado; sin fuerzas, pero los cierras y los entreabres. Mueves los ojos. No se sabe si ves algo o si los movimientos son similares a los que realizamos todos cuando dormimos. No sabemos nada aún. Una enfermera comentó que moviste la cabeza cuando te tocaron el catéter para su limpieza. Como si hubieras sentido dolor. Pero son especulaciones. Los médicos aún no han dicho nada.
Hay que esperar. Esta espera es más densa, más definitiva, más dura si cabe. Ya no se puede achacar a la sedación tu falta de respuesta. Y esperamos todos con el alma en vilo alguna señal.
Tu novio me comenta que vio como moviste la lengua, como tragabas. Con dificultad, debido al entubamiento. No sé si procederán ya a realizarte la traqueotomía para desentubarte, pero tus padres han firmado la autorización. Dicen que de despertar, los tubos te agobiarán y son un foco de infección pulmonar. Pero no se sabe si respirarás por tí misma.
Hoy los abrazos y apretones de manos entre todos nosotros eran como si te los diéramos a tí. Como si te estuviéramos dando fuerzas. Como si entendiéramos tu posible agobio por intentar despertar y no poder hacerlo. Tu padre se atormentaba pensando que a lo mejor eras consciente de que querías moverte y no podías. Sufría pensando que ello te haría sufrir. Intenta no pensar en ello, pero no puede evitarlo... Pero se sobrepone. Se apoya en todos. Reparte y recibe abrazos. Y sonríe.
Tu madre realiza esfuerzos para no dejarse cegar por falsas esperanzas e ilusiones. Por no pensar en el significado de lo que ve..., y de lo que no ve. Cree que la oyes, y te sigue hablando. Ya no sabe si ha visto o ha imaginado un leve movimiento de tu dedo.
Hoy, al salir del Hospital, hemos estado en una terraza tomando unas tapas y una cerveza para intentar un poco de relax, un poco de tranquilidad. Recuperar la paciencia. Y mantener la esperanza. He bromeado, hemos bromeado. Y tu madre ha reído.
Ánimo Bea. Estamos contigo.
Sí que lo nota, Antonio. Esos movimientos que nombras no son meros actos reflejos. Ya no.
ResponderEliminarTengo recuerdos imprecisos y vagos, pero que no he olvidado. Me sentía montada en un carrusel de esos del túnel del terror. Las caras que se me acercaban mirándome, me parecían monstruos amenazantes y luché repartiendo golpes.
Luego mi madre me contó que era verdad, que pegué al médico y las enfermeras...
Bea no está para pegar, aún no. Pero no dudo que empieza a revivir, que siente.
Tal vez tenga una lesión que le impide mover los brazos, pero es pronto para saberlo. Más bien pienso que, al ser lo suyo más grave, aún no tiene fuerzas.
Lo que sí me entristece es que en los hospitales se tiene muy poca consideración con los pacientes. Se podrían evitar muchas cosas perjudiciales hacia ellos y beneficiar su recuperación actuando de otra manera, digamos... más "humana"...
Actúan sin miramientos, como meras máquinas de sanar, según lo que han aprendido en la facultad.
Pero bueno, Bea ha demostrado valentía suficiente al llegar hasta aquí, conque... ¡cuidado!, igual el primer manotazo es para ti si te confunde con un feo troll ;D