Basagoiti se planta ante la televisión del PNV.
De este vídeo se deduce, aparte de la valentía y firmeza del parlamentario vasco, la sensación de propiedad exclusiva que el nacionalismo tiene de ETB, a la que considera de su propiedad. Es absolutamente impensable que este mismo presentador interrumpiera e intentara contradecir a alguien de la cuerda nacionalista. No es imaginable que se opusiera de este modo a alguna declaración de los batasunos o de alguien de las ilegalizadas listas de D3M a quienes dedicaron 30 minutos en la noche electoral.
Además de que no sé quien se cree dicho presentador para decir a un representante del pueblo vasco lo que tiene que decir o el cauce que debe usar para ello. Se trata de un representante del pueblo hablando en una televisión que paga dicho pueblo, ¿quién se cree que es un empleado para poner en tela de juicio lo que diga el entrevistado? Además de no ser ni siquiera acorde con el principio periodístico de la actuación de un entrevistador. Si éste no está de acuerdo con lo expuesto, es él el que debe de buscar los cauces para protestar, no el entrevistado para expresar lo que piensa.
Dice que la acusación es grave, cuando lo grave es que se haya dedicado ese tiempo de una televisión pública a dar voz a los etarras pertenecientes a candidaturas ilegales. Aquí no hay acusación alguna sino una exposición de un hecho y de la calificación que le merece tal hecho a un diputado autonómico. ¿Quien ha elegido al presentador para que le lleve la contraria? ¿Cómo se atreve a decir que no es cierto lo que todo el mundo puede constatar? ¿A quien le importan los cauces que a este paniaguado le parezca que hay que seguir, cuando no es él el entrevistado? Casi le ha faltado añdir lo de "eso dígamelo en la calle".
El evidente vapuleo que recibe en su chulería por parte de Basagoiti, es algo que este supuesto periodista tiene absolutamente merecido; pero que además supone un cambio en el clima timorato que existe en el País Vasco. La cobardía con la que en dicha región se toma todo lo referido e impuesto por el entorno etarra, abertzale o nacionalista, parece empezar a cambiar. Ojalá y sea así, pues sería un indicio del retorno a la libertad; por mucho que haya aún un inmenso camino por recorrer.
Un representante popular está legitimado para elegir de qué modo y en donde exponer sus opiniones y acusaciones. Si alguien se siente aludido o injustamente tratado, es dicho alguien quien tiene que elegir qué cauces legales seguir para protestar por ello. Ese concepto que tiene el nacionalismo de que todo es de su propiedad, empezando por la Lehendekaritza o como se llame la dignidad de Lehendakari, es un claro síntoma de a donde llevan 29 años sin alternancia democrática en el poder.
Y en cualquier caso, dar voz durante treinta minutos a los etarras en la televisión vasca, es dar bola a ETA. Le guste o no le guste a este pobre imbécil que le entrevistaba.
Las últimas declaraciones y posicionamientos de Patxi López ante el PNV, también parecen ir acordes con estos aires de cambio de ese clima, hasta ahora enrarecido y de sumisión a todo lo nacionalista.
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