Chacón está acabando con la paciencia de los militares y con su prestigio internacional.
La Ministra de Defensa, Chacón, en su obsesión por el marketing político a su favor, va y autoriza a unos periodistas a asistir a un parte de operaciones -un parte de guerra, pues estamos en una operación de interposición en Líbano- por videoconferencia en el ministerio de Defensa. Como resulta que el que da el parte está allí, en el teatro de operaciones mandando nuestras tropas siguiendo las directrices del Ministerio, pues va y dice lo que ha sucedido. Y no habla de reparto de bocadillos, mireuste´pordonde.
Pero además, se descubre que la misión de nuestras tropas poco tiene que ver con la neutralidad exigida a fuerzas de interposición, y se dedican a detener a espías israelíes -que ahora son los malos, claro, pues luchan contra los extremistas islámicos, y eso no va con la Alianza de Civilizaciones- con lo que toman partido claro por una de las facciones en conflicto. Y eso no creo que les haga ninguna gracia a las instancias internacionales que velan para que la misión internacional de interposición sea neutral.
Y claro, la culpa del general, por decir en un parte a sus superiores la verdad de lo que pasa, en vez de contar si el jamón de los bocadillos ha sido aceptado o rechazado por los musulmanes, que es lo importante. El asunto de que la Ministra convierta en espectáculo para la prensa el hecho de que el responsable militar de tropas españolas destacadas en conflictos internacionales, no; eso no tiene mayor importancia. Ni el que se haya obligado al general a retractarse de la forma más vergonzosa, tampoco. Y desde luego, no tiene relevancia alguna el que se vea que nuestra participación no es neutral. No, lo importante es que se le ha fastidiado otra vez a la Ministra Chacón su imagen. ¡Y es que estos militares no se dan cuenta de que le deben pleitesía, adoración y apoyo propagandístico! ¡Y eso después de que sea ella la que firma los ascensos! ¡Que desagradecidos!
Así que ahora ya está preparando la siguiente: el envío de un batallón electoral (sic) a Afganistán. Según la Ministra se trata de eso, de proteger las elecciones y de enseñarles como se realizan. Nada de ir en apoyo de nuestras tropas ya afincadas allí. Nada de ir a reforzar su seguridad hoy no garantizada precisamente por el corto número de efectivos. No, irán allí a mayor gloria de la Ministra que abusa de forma imperdonable de la disciplina militar y de su obediencia.
En cualquier país serio, tan solo el hecho de que se cometa el disparate de que la prensa asista a un parte sobre operaciones militares que debieran ser secretas, hubiera bastado para el cese fulminante de la Ministra, aunque solo fuera para garantizar la seguridad de los soldados. Mucho más cuando en esa misma misión ya han perdido la vida seis soldados españoles. A esta agitadora profesional que no tuvo empacho alguno en ir con la camiseta del "Todos somos Rubianes" cuando aquel se ciscó en España, habría que decirle de una vez que ya vale de tonterías.
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