El asunto del pacto es tan disparatado, contradictorio con la postura tradicional del PSOE y con la del propio Sánchez -que se puede ver repetida hasta la saciedad en multitud de vídeos en las redes sociales-, tan contrario a los intereses económicos de España y de la propia Europa, es tan disparatado de cara a nuestra posición internacional, que empiezo a pensar si no es un monumental teatro para lograr otra cosa.
El Sanchismo se ha cargado al PSOE. Los socialistas que se llevan las manos a la cabeza con este pacto ya no pintan nada en un partido tomado por el sanchismo y por la conveniencia del marketing político de Iván Redondo. Por no mencionar a unas bases totalmente infiltradas por el comunismo podemita.
Sánchez ha demostrado tan claramente que no se mueve por principios sino por las encuestas y cálculos de marketing político, que no sería de extrañar que con esto no pretenda más que asustar con lo que es capaz de llegar a hacer. Esto es lo que su propio partido temía y por lo que lo descabalgaron de la Secretaría General, que luego recuperó con trapicheos y estrategias sorprendentes por lo inesperadas. Su osadía es infinita y lo que está dispuesto a cargarse para lograr sus intereses, impredecible.
A Casado lo ha pillado con el paso cambiado y ha hecho que se quede en evidencia al forzarle a dejar claro que le importa más su partido que España, con lo que su discurso ha quedado como una pose falsa. El miedo que ha metido podría hacer que con tal de salvar la situación e impedir un triunfo de la extrema izquierda, socia del independentismo, los partidos constitucionalistas traguenn con cualquier cosa que no fuera el engendro que anticipa el pacto.
"Fijáos en la que puedo liar si no me dejáis seguir como Presidente", podría decir Sánchez. Está claro que las exigencias que desde la derecha se le hubieran podido poner encima de la mesa, como condiciones para dejarle ser el Presidente del Gobierno, se rebajarían considerablemente ante la certeza de lo que sería capaz si se le ponen impedimentos. Los partidos que se sumasen a ello tendrían fácil justificarlo ante su electorado. Sánchez no tiene más objetivo que el poder, que ser el Presidente. Sabe que desde esa posición puede comprar voluntades y hacer olvidar sus contradicciones y traiciones. No tiene ni reparos ni remilgos ni líneas rojas. Ni tampoco escrúpulos. Y se atreve a todo. Es un psicópata con necesidad del poder. Y eso ya se sabe lo desastroso que ha sido en la Historia, así que mejor contentarle que contrariarle.
Por ello ya dije que estoy seguro de que pactaría con quien fuese si ello le supone ser Presidente con los menores sobresaltos posibles. Y de seguro que tendría menos con la derecha que con toda esa panda con la que pretende aliarse de nuevo y ante quienes swe tiene que justificar intentando contar con ellos. La misma que le llevó a ser Presidente pero que ahora va a pedir más cada vez. Mucho más de lo que le pedirá la derecha, dispuesta a más sacrificios por España que quienes quieren cargársela. O eso debiera.
Lo que seguro que Sánchez no hará es convocar de nuevo elecciones, pues sabe que esta vez eso sería su hecatombe definitiva. Ya a dejado su patita al descubierto. Así que no contará con la gente sino con los políticos que no están dispuestos a perderlo todo. Ya se quitó de encima a Rivera. Ahora tiene pillado a Casado que sabe que no ha convencido tanto como esperaba, por lo que a pesar de haber salvado los muebles aún no tiene los cimientos de la casa donde ponerlos.
Desde luego que con este susto Sánchez ha facilitado a Casado y a Cs justificar su apoyo a un Gobierno de Sánchez para evitar que se apoye en lo que sería malo para los intereses de España, pero en lo que estaría dispuesto a apoyarse para sus intereses personales. Puede que si se espera más no haya más remedio que apoyar a un gobierno en donde también esté Podemos, para así evitar que esté apoyado por los independentistas y Bildu. No es tiempo de esperas, ya se va con retraso.