El PP y Cs deben hacer un ofrecimiento de Gobierno al PSOE. No de abstención para evitar que Sánchez se apoye en los independentistas, sino de Gobierno de coalición para que no gobierne con los comunistas. La excusa de que no lo aceptará no debe ser motivo para no dejarle sin la excusa de que no tiene alternativa y por eso hace ese pacto con extremistas. Es momento de hacer, no de decir. Es momento de sacrificar, no de buscar rentabilidades políticas. Es momento de ayudar a España para que no acabe desmantelada, no de intereses personales ni partidistas.
Pero mientras Vox no acabe con el sambenito de ultraderecha que le han colgado desde la izquierda, extrema izquierda y medios afines, todo lo que apoye directamente será rechazado por el PSOE de Sánchez con la excusa de que viene de la ultraderecha, así que no debe siquiera plantearse un apoyo directo a una propuesta del PP y Cs, suponiendo que se produjera*.
Pero sí debiera asegurar Abascal que no aprovechará el quedarse solo en la oposición por la derecha para atacar y descalificar al PP y a Cs por ese motivo. A ver si así a Casado se le quita el miedo y decide hacer algo por España en vez de mirar sólo los intereses de partido y los suyos propios.
De hacerse ese ofrecimiento desde PP y Cs -que considero imprescindible aunque sólo sea por transmitir que se está dispuesto a hacer algo-, dejando los intereses partidistas atrás, para impedir un gobierno del comunismo apoyado por el separatismo, cuyo objetivo claro es acabar con la Constitución, la monarquía y la economía libre de mercado. Como digo, de hacerse ese ofrecimiento, Abascal debiera hacer encaje de bolillos para no apoyarlo claramente y, al tiempo, no descalificarlo por haberse integrado, ciñéndose a hacerle oposición por sus actos de gobierno, si se llega a constituir como Gobierno, y no por las renuncias que desde PP y Cs se deban hacer para estar en él. Y desde luego, debiera contener a su ala más dura para que no se desmande.
A Abascal le recordaría que los ciudadanos cuando votan ceden su representación para lograr un objetivo, las tácticas y estrategias para ello es cosa de los electos. No estamos en una democracia asamblearia.
De llegar ese gobierno el espejismo de las ayudas, subidas de salarios mínimos, del mínimo de las pensiones y subvenciones de todos tipo, durará lo que dure el dinero. Cuando se vacíe le caja, adiós, pues ni siquiera tendremos quien nos deje dinero -el BCE deja de comprar deuda en cuanto un país se sale de la senda marcada, recordemos el caso de Grecia- para mantener ese gasto. Y la recaudación bajará porque bajará el dinero al que imponer impuestos. Lo que llevará inevitablemente a, no sólo no poder mantener esas ayudas sino a eliminarlas e incluso a reducir las pensiones. Ya pasó en Grecia cuando llegaron al gobierno los amigos de Podemos.
Alegrarse por la bajada de la Bolsa, como han hecho desde Podemos, y de que las empresas ganen menos es un suicidio de ignorantes liderados por quienes quieren cargarse el sistema económico para implantar el suyo. Justo ése que ha empobrecido a los países en los que se implantó, excepto en China, debido a que en este país convive extrañamente con un capitalismo elitista. Claro que no empobrece a sus dirigentes.
Ya no es momento de palabras ni de decir lo que guste oír, es momento de hacer. Es momento de mojarse. Casado debe librarse de sus rémoras y bajar al ruedo. Y eso significa ofrecer un Gobierno de coalición, no sólo una abstención. Cs también. Y Abascal, si no ofrecer su apoyo directamente para no dar excusas para que el ofrecimiento sea rechazado, sí debiera comprometerse para no usar ese hecho para atacar a PP y Cs por mucho que se lo pida el cuerpo y una parte de su electorado. La libertad tiene su precio, no es gratis, y hay que luchar por ella estando dispuesto a pagarlo.
(*) Ya señalé como un tremendo error de PP y Cs no haber contrarrestado en su momento esa falaz campaña contra quienes son sus aliados naturales. Y no lo hicieron por intereses partidistas y electorales. No les ha ayudado mucho no hacerlo, sobre todo a Cs.