martes, 11 de febrero de 2020

¿Volverá Rosa Díez?


¿Veremos de nuevo a Rosa Díez en la política activa? No es descabellado pensar que podría sustituir a Alonso como candidata en el País Vasco de un posible acuerdo PP-Cs, por mucho que en el PP vasco de Alonso califiquen esa posibilidad como "broma de mal gusto".

Alonso debe estar temblando ante la posibilidad de que su enemiga íntima le quite el puesto que, por cierto, él no ha sabido defender con su blandura frente al nacionalismo. La dirección del PP no descarta que la candidatura de Alonso caiga ante este posible acuerdo y no se me ocurre mejor elección antinacionalista que Rosa.

Además, conoce perfectamente la política vasca, fue parlamentaria allí durante cuatro legislaturas, además de ocupar la Consejería de Comercio, Consumo y Turismo del Gobierno Vasco durante casi siete años, bajo la presidencia de Ardanza, en un gobierno de coalición con el PNV. Por tanto, sabe perfectamente lo que es el nacionalismo.

Sobre su progresión en política yo antepongo su rotunda españolidad y posición constitucionalista a cualquier otro vaivén. Recuerdo que cuando era vicepresidenta de las Juntas Generales de Vizcaya y actuando en calidad de madrina de la bandera, el 24 de junio de 1984 y en nombre de la Diputación Foral de Vizcaya entregó una bandera española con el escudo constitucional al Regimiento de Infantería Garellano 45 en Bilbao. En ese acto declaró:
"Ésta es la bandera que nos hemos dado libremente los españoles y que representa el esfuerzo por la solidaridad y el progreso de todos los pueblos de España. Al aceptarla, se reafirma vuestra voluntad de defender con honor y lealtad las instituciones democráticas y el Estado constitucional. En esta causa, que no es otra que la lucha por la paz, ustedes y nosotros estaremos siempre juntos."
Por tanto, los ataques sibilinos que ha recibido de Alonso señalándola como "una personalidad extraordinariamente versátil" no son más que pataletas de quien no quiere dejar su puesto en el PP vasco a pesar de que lo ha llevado al fracaso más espectacular logrando que la derecha allí vote al nacionalista PNV y no al españolismo.