viernes, 5 de junio de 2020

Corrupción institucionalizada.



Ya tan sólo el hecho de que no se facilitara la información requerida desde el departamento de Simón es toda una declaración de culpabilidad. ¿Qué necesitan esconder? Pero eso sólo es una consecuencia del problema. Simón y el Ministro son sólo peones que cumplen órdenes.

En un país cualquiera de nuestro entorno Simón y el Ministro no sólo estarían cesados sino sentados en el banquillo. Aquí la mentira es mérito, de otro modo Sánchez no podría ser Presidente. Pero tiene las televisiones compradas y eso, más los engaños con limosmas, hacen que muchos incautos y sectarios no vean más allá de sus narices y se crean, como en cualquier régimen chavista, que todo es una conspiración de la derecha. Aquí el Gobierno no gobierna, sólo hace oposición a la oposición, a la que se acusa de crispar por hacer oposición. Y si la hace con firmeza, se le acusa de golpismo. Chavismo puro.

Lo de quienes tienen formación e información suficiente para ver la realidad por encima de consignas y se suman a ellas, lo hacen por interés pecunario, no por honestidad intelectual. La honestidad ya no es un valor, es un hándicap para medrar. Esto ya hace tiempo que dejó de ser una democracia para ser una corruptocracia. La corrupción no es sólo robar. Y ya estaba bien enraizada e institucionalizada, el virus sólo ha hecho que no se pueda ocultar. Los muertos es difícil ocultarlos.

Lo poco que queda sin corromper del todo no sé si será suficiente para salvar algo de la quema. Pero se han cargado algo fundamental para la economía: la confianza. Un país que permite mentir sobre la vida y la muerte por intereses ideológicos, ¿como no va a engañar en todo lo demás?