viernes, 27 de noviembre de 2020

Maradona, el mito que es, el mito que divide y el mito que será.


El problema es que la extrema izquierda lo está poniendo como ejemplo de vida y triunfo, cuando su triunfo fue en el terreno futbolístico, no vital. Destrozó su vida, no su mito como genio del fútbol.
Pero que no se preocupen las argentinos, los culés ni los aficionados al fútbol, tranquilos, en el futuro se le recordará como el genio del fútbol que fue y por las glorias deportivas y emocionales que le dio a Argentina en momentos necesitados de recuperar la moral. Y por los buenos momentos que hizo pasar a los aficionados de los equipos en los que jugó y a todos los aficionados mundiales.
Como anoche comentaba algún periodista deportivo, a Edgar Allan Poe se le recuerda como excelente escritor, no como borracho despreciable, que también lo fue. A Van Gogh como magnífico pintor, no como loco suicida. Y así a tantos personajes célebres.
De Maradona quedarán sus éxitos, no su fracaso como persona. Lo que sucede es que ahora lo pretenden capitalizar políticamente (él se dejó utilizar en vida por determinada ideología), y eso produce rechazo en un mundo cada vez más dividido, lo que ensucia aún más su memoria. Pero quienes han alcanzado la categoría de mito en vida difícilmente dejarán de serlo una vez fallecidos, por muchos errores y dislates que hayan cometido. El tiempo los olvida.
Además, hay un cierto sentimiento de culpa en la sociedad por no haber sabido apoyar a aquel joven cegado por el éxito para que no despegara los pies del suelo, más que en el campo de fútbol. Su amigo y excompañero, Bernd Schuster, se dolía ayer de que no supimos cuidarlo y de que Barcelona lo mató. Nápoles no lo hizo mucho mejor.
Maradona volverá a ser el 10. Los puntos negativos se esfumarán de la memoria colectiva.

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