Son una panda de irresponsables chantajistas que están perjudicando a los pacientes. Como si no hubiera suficiente con la epidemia, ahora esto. Aquellos aplausos por su dedicación debieran tornarse abucheos y silbidos al evidenciarse que no era motivada por su vocación y espíritu de ayuda, sino por interés propio para obtener unas plazas públicas de forma distinta a como las obtuvieron, y obtienen, los demás colegas, a base de dedicación y estudio, para aprobar unas duras oposiciones.
Tienen espíritu de funcionarios, no de médicos y enfermeras. Y muchos están ocupando esas plazas por una emergencia, no por méritos. Y puede que ni por formación. El espíritu hipocrático ha salido por la ventana, expulsado por el afán económico de quienes intentan aprovecharse de una emergencia sanitaria en interés propio.
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