El hospital Zendal, un éxito que molesta.

Todos esos que se dedicaron a criticar el Hospital Zendal, ¿dónde estarían metiendo hoy a esos pacientes covid que hoy lo llenan? Aquellas críticas a que si no tenía quirófanos y otras sandeces por el estilo que no hacían más que repetir consignas, tuvieron eco en una panda de corifeos sobrados de ignorancia ruidosa.
El Zendal es un Hospital de apoyo a la epidemia, no un hospital general, y depende del Hospital La Paz. Es como si fuera una planta especializada de las varias que tiene dicho hospital y que tampoco tienen quirófanos pues dicho hospital ya tiene sus plantas de quirófanos. Puede que no sea perfecto, pero cumple el cometido para el que se construyó.
Gracias a ese hospital se van a salvar muchas vidas de pacientes no infectados de covid al impedir el colapso de otros. Ojalá ese ejemplo se hubiera seguido en más sitios, por ejemplo, aquí, en Alicante, en la Comunidad Valenciana, donde ahora sufrimos el colapso de los servicios sanitarios y en donde, hoy, sufrir una apendicitis supone una alta probabilidad de emprender un viaje sin retorno.
Es momento de ceder la batuta a los médicos, a los especialistas sanitarios, y no a los políticos. Y además, es momento de parar todo tipo de inversiones superfluas y ajenas a combatir la pandemia y dedicar todos los recursos a la efectividad de nuestros sanitarios. Y para ello hay que valorarlos y hacer lo posible por disminuir la presión a la que están sometidos.
Ver a toda esa panda de politicuchos, que no sirven más que para repetir consignas, ganando sueldos que triplican o cuadriplican lo que cobran médicos especialistas que se la juegan en las UCI, hace que hierva la sangre.
Y leer esos panfletos dedicados a la crítica de todo lo que se haga urgentemente para lograr efectividad en el Zendal, dan ganas de entrar a saco en esas redacciones que parece que estaban mucho más alegres atando las manos de quienes de verdad trabajan para paliar la epidemia y así conseguir titulares sobre una tragedia aumentada tan sólo para ayudar a los objetivos políticos de quienes les dan de comer.
Esas críticas no pretenden señalar lo que hay que mejorar, sólo tratan de tumbar el proyecto entero por quien lo hizo, no porque sea ineficaz. Otros pretendemos tumbar a los ineficaces, y a quienes impiden la eficacia de otros para que así no se vea la ineficacia de los de su cuerda.