Cuando la moción de censura la presentó Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, decía que era una legítima herramienta democrática.
Por lo demás, populismo y propaganda tan reiterativa como tediosa. Con lo que insiste en lo que ya apunté que perseguía Sánchez: agotar a Tamames por aburrimiento sin contestar nada de lo que ha expuesto. El objetivo es relanzar su extraña plataforma, esa de Sumar no sé qué, y que de momento está haciendo la pelota a toda la izquierda para tratar de sumarla a sus intereses, que son los de Sánchez.
Por lo demás: el cuento populista de la sumisión de la mujer. Que esta totalitaria activista de escaso nivel intelectual intente dar lecciones de democracia desde su comunismo cómplice de golpistas, proterroristas y demás antidemócratas, es, como ya apunté, una perorata esperpéntica de dimensiones colosales. E insultante. El país de las Maravillas inventado en un ejercicio de esquizofrénica paranoia. Y todo ello expuesto como una metralleta sin parar ni a respirar.
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