domingo, 16 de julio de 2023

Goebbles, nuevo asesor de Sánchez.

 


Sánchez está aplicando uno por uno los principios de la propaganda nazi dirigida por Goebbles y que éste copió de los soviets.

Veamos cuáles son estos principios de la propaganda de Goebbels y el alcance de cada uno. El efecto que este autor perseguía sólo se podía alcanzar en el caso de que se cumplieran todos ellos, en una "orquesta sinfónica" de manipulación social perfectamente afinada.
1. Principio de la simplificación

Este principio se basa en la reducción de toda la complejidad de los distintos enemigos a una realidad muchísimo más discreta, desprovista de diversidad y muy fácilmente identificable. El propósito es infundir a todo lo que se opone a las propias ideas de un rasgo común y sencillo donde se reduzcan sus aristas hasta la misma caricatura. De esta manera, no existiría nunca una batalla contra múltiples antagonistas, sino una guerra en la que solo bregaría un sencillo contendiente: el mal, la brutalidad, la injusticia o la ignorancia.

A través de este proceso se abstraerían todos los matices de los contrincantes, los cuales se concretarían en una idea mucho más sencilla y cargada de la peor connotación imaginable. El enemigo sería por tanto común a todos los que abrazaran tal propaganda, focalizándose su odio contra el concepto primario en el que el rival se encarnara. 
2. Principio del método de contagio

Este principio estaría asociado al anterior. Sus objetivos son sencillos: además de simplificar los hechos, se pretendería dispersar una serie de atributos a todos los sujetos que se acojan a ideas opuestas a las propias. A menudo son adjetivos de contenido negativo, humillante y/o ridiculizante; que se asignarían, sin meditarlo, al opositor. Se trata del paso lógico tras haber diluido la sensación de multiplicidad, mediante el cual se difundirían estereotipos a partir de lo que el aparato de propaganda considerara "no deseable" (todos los judíos son unos ladrones, p.e.).

La fórmula que se utilizaría en este caso sería de una simpleza enorme, y se basaría en un refuerzo de la homogeneidad percibida para el exogrupo (la cual actualmente es considerada como un rasgo común en quienes tienen ideas de tipo xenófobo o supremacista). 
3. Principio de la transposición

En el momento en que se fuera objeto de una acusación ineludible, sería necesario señalar al otro por exactamente el mismo "error" que ha hallado en nuestra manera de proceder. En Política puede observarse cuando trascienden casos de malversación o apropiación indebida hasta la opinión pública, los cuales motivan un cruce de reproches en los que se ensalza que: "pues tú también lo hiciste, e incluso peor que yo".
Con esta actitud se persigue generar una distracción que desvíe la atención de la propia figura y que se ubique de nuevo en los demás, manteniendo toda sombra de sospecha fuera de nuestras inmediaciones. 
4. Principio de la exageración y de la desfiguración

Este principio prevé que todo error del otro ha de ser aprovechado de forma inmediata. Para ello se procedería a desdibujar su relevancia y su alcance, de modo que pareciera un suceso mucho más grave o negativo (para los propios intereses) de lo que realmente es. Se buscaría trazar amenazas en casi cualquier acto que el enemigo llevara a cabo, incluyendo aquellos a los que solo se les pudiera atribuir importancia anecdótica o circunstancial. En este supuesto no se caricaturizaría a los individuos o grupos, sino a su forma de comportarse, cerrando así el círculo malicioso de la demagogia. 
5. Principio de la vulgarización

Este principio propone que las propiedades de los mensajes a comunicar han de adaptarse al nivel de los individuos que van a recibirlo, y en concreto al menos inteligente de todos ellos. A través de tal proceso se eliminarían todos los matices complejos, y se buscaría difundir algo tan "simple" que cualquier ser humano podría llegar a comprender. Esta forma de diseñar los anuncios de propaganda iba dirigida a la masa y no a los que la formaban, aprovechando que los grupos son más fáciles de convencer que los individuos aislados (y que también olvidan más rápido). 
6. Principio de la orquestación

Las ideas que se quieren transmitir a la masa han de repetirse de forma continuada, usando distintos prismas y ángulos pero insistiendo en el mismo concepto. Es importante que todo se reduzca a lo más básico posible, de forma que sea casi imposible que se perciba un atisbo de duda o contrariedad en el contenido de lo que se transmite. Esta estrategia es básica, puesto que aumenta las ocasiones en que el mensaje está disponible, lo que incrementa el grado de credibilidad que las personas le atribuyen y su disponibilidad en la conciencia individual. Esto es, lo esencial sería la reiteración del discurso hasta la extenuación misma.

7. Principio de renovación

Este principio alude no al contenido, sino a las formas, y más en particular al ritmo con el que se transmite la información. El propósito sería generar tantas acusaciones que la víctima no dispusiera de margen temporal suficiente para excusarse o demostrar su falsedad, pues en el momento en que intentara liberarse de todo su lastre el discurrir del tiempo le habría relegado a una situación de irrelevancia, o el público ya no tendría interés en lo que tuviera que decir (dado que ya habría una "noticia" nueva en la que regodearse). En definitiva, el propósito es abrumar al rival y sobresaturar al pueblo. 
8. Principio de la verosimilitud

Toda información debería estar sustentada por el mayor número de fuentes posible, algo que resultaba muy viable en la Alemania que este Ministro nazi de Propaganda proyectó (puesto que había prohibido cualquier medio que no comulgara con las ideas de su partido). En el mismo principio se contemplaba también la posibilidad de "camuflar" mentiras dentro de una noticia objetivamente cierta, haciendo que estas fueran más fácilmente digeribles para el público diana. La selección interesada de qué detalles reseñar y cuáles omitir/ocultar (lo que se conoce como "fragmentación"), es esencial para esta ley de la manipulación. 
9. Principio de la silenciación

Este principio tiene el objetivo de acallar todas las noticias positivas sobre los rivales, usando los medios de comunicación afines a la causa. También se buscaría omitir noticias adversas sobre uno mismo o que desalentaran el ánimo de la población que se pretende manipular. El fin sería sesgar la información de que podrían disponer, e incluso reservar noticias negativas o falsas para el momento en que surjan logros del adversario, contrarrestando sus efectos en el oyente. Para este principio, lo fundamental es el tempo y la tergiversación. 
10. Principio de la transfusión

A través de este principio se pretendería hacer uso de la historia de una nación, e incluso de sus mitos populares, para conectarlos de una manera directa con el contrincante a derrocar a través de analogías y equiparaciones. El fin es aprovechar un odio preexistente, cuya raíz se hunde en el acervo cultural y social común, para vertirlo de forma directa sobre quienes se oponen a un régimen. De esta manera ambos se desarrollarían a partir de la misma premisa, y el argumento con el que se pretende atacar aludiría a afectos atávicos transmitidos de una generación a otra. 
11. Principio de la unanimidad

La pretensión de este principio es hacer creer que las ideas que se desea difundir gozan del consenso de toda la población, de forma que quienes las acojan como propias sintonizarán con la "opinión" que quieren hacer pasar como general. Este principio aspira a aprovechar el conocido fenómeno del conformismo social, al que se atribuye una enorme capacidad.

(Fuente psicologiaymente.com) 

Y ahora, a llamar nazis a los demás siguiendo lo dicho por Goebbles: «Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá». Ya no cuela más que en su clac y en esa pléyade de estómagos agradecidos que comen de su pesebre.

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