jueves, 18 de enero de 2024

Atacar al empresariado no es el camino.


La Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, (que ya tiene narices el titulito) debe ser una de esas personas a las que no les gustaba el término "disminuido" contemplado en la Constitución y que por eso pidieron su cambio por "persona con discapacidad", o sea, discapacitado, que significa lo mismo. En su caso, discapacitada intelectual.
¿Porqué la califico así? Pues primero, por usar un populismo barato para acusar a otro de hacer populismo, y segundo, porque hay que tener una seria discapacidad mental para decir que “si hay algo que está claro es la incidencia de los hidrocarburos y de la quema de combustibles fósiles en la seguridad climática, en la calidad de nuestra vida y en los fenómenos meteorológicos extremos que provoca la pérdida de miles de vidas y miles de millones de euros de dólares al año en todo el mundo” (sic).
Vamos a ver, la quema de combustibles fósiles es lo que ha permitido en los últimos más de cien años un progreso y una mejora de vida nunca antes conocida en la historia de la humanidad. Y un crecimiento económico global que ha reducido la pobreza en el mundo como nunca.
Lo de culparle del cambio climático en absoluto es una realidad empírica, sino una verdad de fe ideológica usada como excusa para potenciar nuevos y carísimos negocios de sus amigos. Y para subir determinados impuestos. Y una forma de que la gente acepte sin rechistar subidas tremendas en automóviles y reducción de elementos que mejoran su calidad de vida, como las calefacciones o aires acondicionados. Por no hablar de la libertad individual que ha supuesto el poder tener medios de transporte propios.
El cambio climático existe, claro, nunca ha dejado de existir, pero no tenemos control alguno sobre el sol, la órbita terrestre o el campo magnético. Y con toda seguridad estos tienen una mayor incidencia sobre ese cambio que la quema de combustibles fósiles que, por otra parte, sí tienen incidencia sobre la contaminación del aire que respiramos, pero que se ha mejorado considerablemente con los avances de la ciencia y la técnica. Y que se mejorarían muchísimo más si el despilfarro de dinero en eso de la agenda 2030 se dedicara a la investigación.
Por otra parte, ayer Sánchez en Davos intentaba tranquilizar a los empresarios (excusatio non petita, accusatio manifesta) y hoy va esta fanática descerebrada y ataca a una de las cabezas empresariales más destacadas de España, a Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol. Discapacitada es poco.

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