El caso Sánchez o la corrupción endémica.

En cualquier otro país democrático ya se hubiera producido una crisis de Gobierno y alejado de puestos de poder a todos y cada uno de los personajes que hubieran tenido algo que ver con la trama corrupta descubierta. Aquí no sólo no sucede sino que el Gobierno se dedica a calumniar a la Presidenta de Madrid, Ayuso, repitiendo hasta la saciedad que hubo corrupción en lo que la justicia española y europea ha dicho que no hubo nada de eso.
Lo que evidencia que la corrupción no sólo es económica, no sólo nos roban, no; también corrompen la moral, la política y las Instituciones. Es una gigantesca corrupción de quienes llegan al poder para robar y se mantienen en él pagando con lo nuestro a delincuentes que les apoyen para mantenerse en ese poder del que no parece que nada les haga apearse.
El que Sánchez no haya abordado ya una crisis de Gobierno (y en su partido) le señala como el capo de la trama mafiosa que se ha hecho con España. La dictadura avanza.
Es el caso Sánchez y de todo su entorno, empezando por su mujer, que también está pringada hasta las cejas.