martes, 23 de enero de 2018

Nivelazo de opinador profesional.

Aquí se me tacha de "feligrés de Ciudadanos" por criticar la campaña de ataques hacia este partido desatados desde el PP y repetidos desde medios y "opinadores" profesionales afines. No soy de Ciudadanos, pero aunque lo fuera, poca clase y mucho sectarismo denota quien así califica a quienes puedan ser de un partido y respondan a los ataques que recibe. Sobre todo cuando quienes los perpetran cobran por ello. Mucho bluf hay en los medios, y mucha pataleta cuando comprueban que las redes no son un medio como del que cobran.
Una cosa es como se escriba y otra muy distinta cómo se comporte uno. Y por bien que se escriba, cuando se va de macarrilla de bar, el comportamiento es de eso.
Este país no madura. Te metes con un partido y saltan sus feligreses como si mentaras a su madre. Triste e infantil.

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Comentarios
Luis Martínez de Anca Religión y política... temas peliagudos
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Ignacio Romero Uribarri Dale caña a Ciudadanos, no mercy o nos volvemos gilipollas como en el PPSOE
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Antonio Elvira Y dale con la matraca. Eso, además de no ser cierto, pues ahí están tus posts para comprobarlo, es un victimismo más propio de patio de colegio que de alguien con proyección pública. Ya casi te falta decir eso de "a la Seño vas a ir". Relax. 
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Jorge Vilches No te conozco nada más de las redes. Por lo que veo de ti eres un feligrés de Ciudadanos que quiere pontificar sobre la prisión permanente revisable sin tener ni puñetera idea. Y esto lo digo por tus post. Tus respuestas a la metedura de pata de Cs, que cuando rectifique, porque está en ello, os va a dejar con el culo al aire.
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Jorge Vilches Mira, llevo toda mi vida luchando contra feligreses y sus pontífices. Como te puedes imaginar, uno más me la trae floja. Si no te gusta lo que lees, ya sabes, tienes mucha prensa adicta a Ciudadanos.
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Jorge Vilches Y por lo demás, mucho relax 🙂🙂🙂🙂🙂🙂
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Antonio Elvira Jorge Vilches Y dale con la matraca. Muy educado. Y luego andas quejándote. 
Yo llevo más tiempo desenmascarando plumíferos a sueldo disfrazados de independientes. 
Y aplícate el cuento. Si no te gusta que te debata, ya sabes, bloqueas. Tienes muchos a
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Jorge Vilches Qué nivel. No tiene ni contestación. Allá tú con tu infantil feligresía. Ciao, pequeño.
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Antonio Elvira Nivelazo, ya veo. 
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Jorge Vilches Lo dicho. 😂😂
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Antonio Elvira Ya madurarás, como deseas al país.  Y a lo mejor hasta adquieres cintura. Que muy poca denotas.
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Jorge Vilches Lo dicho. 😂😂
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Mario Andres Hombre Jorge como si te metes con La Virgen de Covadonga, o con el Betis.....
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Antonio Elvira O con el PP de Rajoy...
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Jorge Vilches Mario Andres El feligrés no lo ha entendido 😂
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Antonio Elvira Jorge Vilches Y el niño faltón tiene pataleta. 😂
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Ana Garro Gomez Hay que saber encajar las críticas, de ahí se aprende. La superioridad moral....
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Antonio Elvira Jorge Vilches Pues aplícate el cuento, que ya vale con la llantina de parvulario. Que pesadito ya estás intentando dar pena y haciendo gala de mala educación y falta de respeto.
Será el precio de debatir con quien uno creía con nivel y resulta ser niñato. Digo yo.
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domingo, 21 de enero de 2018

El PP y el procés hacen subir a Ciudadanos.


El hasta hace unos días jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, ha sido durante estos últimos años el hombre decisivo en las decisiones –más bien indecisiones- tomadas sobre la crisis nacional en Cataluña. Y aunque ha huido de la quema electoral de su Presidente con puntualidad wertiana, camino de un puesto en la ONU que, para un embajador sin embajadas en su haber, resulta mollarmente oportuno, su espíritu, que es el de la inacción como estrategia y la parálisis como táctica, sigue marcando la política del PP pese a la prueba irrevocable de su error: la debacle en las urnas del 21D.
Moragas, amigo de Sánchez Camacho, de la novia de Pujol junior y de otras criaturas políticas espiadas y espiables en Pujolandia, ha suplido la ignorancia absoluta sobre los asuntos internos catalanes que ha aquejado a todos los presidentes del Gobierno en España, sin excepción, pero que en el caso de Rajoy, con experiencia en cinco ministerios y la Vicepresidencia de Gobierno con Aznar, es menos excusable que en los llegados a Moncloa sin experiencia de Poder, que han sido todos, excepto Leopoldo Calvo Sotelo, el que menos tiempo y con más dificultades graves tuvo que gobernar.

"Los que sabían" aconsejaban no hacer nada

Un Presidente puede no saber casi nada de casi todo, pero un Estado grandón como España le permite elegir asesores sobre todos los asuntos, previsibles o imprevisibles. Cataluña era las dos cosas. Y lo peor que se veía venir tras Zapatero, el Tripartito y el vicepujolismo o arturmasismo, llegó, corregido y aumentado por la seguridad de que Moncloa nunca iba a atreverse a frenar el golpe de Estado hasta que fuera demasiado tarde. Sin embargo, Moragas, que, como decían Rajoy y sus sorayos, "conoce muy bien aquello", aconsejaba siempre no intervenir y dejar que todo se fuera desarrollando, seguro de que nunca se atreverían a "llegar hasta el final". Y llegaron dos veces: en el referéndum de Mas y el de Cocomocho. Tras el primero, tras asegurar Rajoy que no se iba a celebrar, dijo Soraya que era como si no se hubiera celebrado. En el segundo, dijo Soraya hablando por Rajoy, que "se había mantenido la legalidad". Es decir, que creyeron a pies juntillas a Moragas cuando decía que no pasaría nada, y cuando sí pasó, dijeron, como si Moragas hubiera acertado, que nada serio había pasado.
Pero si será serio lo que ha pasado que el PP está, según todas las encuestas, en la mesa de operaciones y camino de la de autopsias. A un año de las elecciones municipales, autonómicas y europeas –éstas, ojo, con circunscripción única, sin las ventajas de la Ley Electoral para PP y PSOE-, el "Partido ce ese", que ayer llamó despectivamente Rajoy "de aficionados", está muy cerca de arrebatarles la mitad de sus votantes e incluso la victoria. A esto han conducido los consejos de Moragas durante seis años. Él se ha largado a Chollowashington y Rajoy sigue como si tal cosa, en plan zombi.

El papel de Arrimadas y el papelón de Albiol

Toda la campaña electoral, que nunca debió celebrarse antes de que fueran juzgados los golpistas y desmontada su trama policial y mediática, la basó el PP en dos premisas: que Ciudadanos no era de fiar y que Rajoy era el verdadero candidato y el que aseguraba los votos y los escaños. Si se hubieran presentados como aliados de Arrimadas en vez de censores, y si el candidato Albiol hubieran protagonizado esa campaña podrían haber dicho que el éxito de Ciudadanos lo consideraban suyo y que si había algún error no era achacable a Rajoy. Se impuso el rajoyismo-moraguismo-sorayismo, y el fracaso ha sido de Rajoy como líder y del PP como partido nacional.
Podrían haber aprendido del trompazo. Pues no señor: se empeñaron en decir que Arrimadas renunciaba al Poder, como si pudiera ser investida sin que la Mesa del Parlamento se conformara en sentido constitucional y la llamara a formar Gobierno. Pero junto a los ataques a Ciudadanos todos vimos que Podemos prefería a los separatistas, con lo que era imposible siquiera plantearse lo que el PP pedía a Inés Arrimadas… para estrellarla.
Y en la apertura del Parlamento, el PP cometió otro de esos errores que uno creía abandonados tras la huida de Moragas: saludó como "brisa de esperanza" el discurso del golpista redomado Torrent y llamó mezquino al "Partido ce ese", del grasioso Méndez de Vigo, por no traicionar a los electores que votaron a Ciudadanos y no al PP regalándoles un diputado para cuadrar las cuentas de la desastrosa campaña. Los que al lograr su último escaño cantaban "yo soy español, español", eran los malos. El tío que se pasado la vida combatiendo a España y los españoles era el bueno, la "brisa", el "aire nuevo", "la esperanza de que se volvería a la legalidad".

No es una estrella, es una política

Y ahí es donde se creció y, ante una opinión pública despistada, se reveló como una política –no sólo una estrella de cartel- Inés Arrimadas. Fue la única que no le hizo reverencias ni mimos a Torrent y la que en una actuación memorable en TV3 corneó al matasiete que pretendía apuntillarla porque ni ella ni los representantes de Ciudadanos habían cantado "Els Segadors". Rivera ha estado muy bien, como si por fin siguiera su guión, que es el de servir a lo que cree la mayoría, no a lo que dicen los moragas. Pero Arrimadas lo tenía bastante más difícil y no ha podido hacerlo mejor. Esa "brisa" que ve Mariano y que sólo es el ventarrón del Prusés, es la que hincha las velas electorales de Ciudadanos. Para ser simples "aficionados", les están dando para el pelo a Rajoy y sus "profesionales" de la inacción.
F.J.L.

viernes, 19 de enero de 2018

¡A por Ciudadanos!


"¡A por Ciudadanos!" es el último grito de guerra y argumentario único del marianismo y voceros al quedarse sin el "¡Que viene Podemos!" tras la bajada de estos.
A falta del voto del miedo, el voto del odio y de la pataleta de mal perdedor. Esta campaña del PP contra C's, orquestada por el marianismo, evidencia hasta qué punto de miseria moral se llega en política cuando se anteponen poltronas e intereses de partido al interés común. Sólo ellos se están quedando en evidencia; ante quienes no sean unos sectarios marianistas, claro.
Más parece que haya interés en forzar elecciones cabreando a C's para que les retiren el apoyo y así culparles a ellos y convocar esas elecciones antes de que C's completen sus estructuras y puedan mejorar más.
En cuanto a lo último que están argumentando recordando que C's (y el Rey, no lo olvidemos) estuvieron a punto de llevar a la Moncloa al PSOE, parecen olvidar que a quien llevaron a la Moncloa fue a Rajoy. Por eso está ahí.
Resulta patético y grotesco ver personajes a quienes se les supone un cierto nivel intelectual, siguiendo estas pueriles y sectarias directrices, que sobrepasan lo demagógico para rozar lo miserable.

domingo, 7 de enero de 2018

Regalo de Reyes, abrir cuando convenga.


Dicen que a Elsa Artadi le han traído como regalo la presidencia de la Generalidad, pero hay que disimular. Primero hay que mellar y quitar filo a las espadas con las que se amenazan los partidarios de Puigdemont y los de la ERC de Junqueras, no vaya a ser que corten y llegue la sangre al río. Cosa, ésta última, que puede ser lo que espere el Gobierno que ocurra y por eso su pasividad, que no se entiende de otro modo. Bueno, sí hay otro modo de entenderlo, que haya un pacto bajo cuerda para que Rajoy retire la aplicación del 155, que ya se sabe que le da alergia y hace más difícil sus acuerdos con el PNV para eso de los Presupuestos; que los nacionalistas son muy corporativos.

Además, hay que hacer quedar bien a Puigdemont elevándolo a héroe y mártir por la causa. Puede que hasta le hagan aparecer como Presidente de la República honoris causa en el exilio y sin mando en plaza, aunque manejando los hilos de la política catalana, o más bien aparentando que lo hace. Y me refiero tanto a la política en general como a la política Elsa Artadi, su general con mando en plaza.

El procés no tiene otra salida, la gente ya ha visto lo poco que les importan los problemas reales de la gente, supeditados absolutamente al objetivo superior. No se arriesgarán a unas nuevas elecciones. Y al Gobierno le interesa dejar de ser el responsable de una autonomía que sigue y seguirá haciendo y permitiendo barrabasadas antiespañolas. O sea que a Artadi le han traído como regalo de Reyes el título de Virreina de Cataluña con el cargo de President de la Generalidad, pero con el cartel de "no abrir hasta que sepamos qué hacer con Puigdemont". Sin olvidar que tienen que arreglar también cuánto, cómo y de de dónde pagarle; que la pela es la pela.

Ella reúne todos los requisitos para el cargo: es una becaria que no ha trabajado nunca. Así, que le viene al pelo. Pero héte aquí que parece que no sólo no es tonta sino que puede ser mal vista por sectores independentistas, pues ha seguido en su cargo tras el 155 y el Gobierno no la cesó -de hecho ha renunciado tras ser elegida diputada pero ahí sigue y su cese no se ha publicado aún- por lo que algunos la verán como "colaboracionista". Puede que ella se vea más como negociadora para lograr un Gobern que como presidente del mismo, aún.

Sea cual sea la elección de Puigdemont -pues si no es President exigirá la potestad de designar a su sucesor para no visualizar una derrota- será un President efímero. Y hablo en masculino -apuesto por alguno de los Jordis, Sánchez o Turull, el primero para el número del domador de pulgas- porque creo que Artadi se quedará en segundo plano hasta que se recuperen del 155, y es muy posible que quien designe Puigdemont sea alguien que no pueda ser investido (Sánchez), para victimizar más al procés, pasando turno a alguien pendiente de proceso judicial que pueda conllevar inhabilitación -como sería el caso de Trull- por eso de mantener el pulso al Estado. Luego, si hay que sustituir al President, puede que sea momento de que Elsa abra su regalo. O que lo devuelva definitivamente si ve que puede quemarse al cogerlo. Por ello, antes necesita otro regalo del rey Mariano: que la fiscalía decida no procesarla y permita también que algún otro salga de la cárcel.

Puede que se me tache de fantasioso, que se diga que eso sería un circo inaceptable y no sé cuantas cosas más, pero si alguien espera que el Gobierno frene algo, va listo. Lo que hará -ya lo está haciendo- es facilitarlo; Rajoy quiere quitarse de encima el 155 y volver a presentar como culpables de la payasada catalana a otros. Como si él no fuera el responsable máximo de lo que ocurre en España y la Constitución no le ofreciera herramientas para impedirla. Todavía no hemos visto la función principal del circo, con el payaso jefe en La Moncloa diciendo que no va con él. Hasta puede que Elsa se quede sin regalo y Mariano tenga que convocar de nuevo elecciones, aunque esto creo que sólo será amenaza para presionar y que formen govern dentro de plazo. O puede que Elsa se niegue a ser títere descarado y recurran a otro para no quemarla. Ya luego, si eso, sería ese Govern el que las convoque cuando diga Puigdemont. Y todo para que allí sigan mandando los mismos, los de siempre, los del 3%. Al tiempo.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Incierto final. Un análisis de Mariano Gomà


Mariano Gomà - 19 diciembre, 2017

Acostumbro a ser optimista, puede que por naturaleza, procurando pensar en positivo, así que confío en que una normal alteración de las condiciones naturales de cualquier cosa o estado siempre tiende a volver a la calma y a la normalidad. Quizás por ello sigo confiando en lo que confío, bajando a la arena a defender lo que creo en principios y valores, pero sobre todo para luchar por la concordia y la convivencia entre las personas, que es la base fundamental de la supervivencia de un género humano que habita éste maravilloso planeta sin reparar en que lo hace totalmente de prestado en el tiempo.

Sin embargo, ese natural optimismo se me enturbia estos días con los acontecimientos políticos que vivimos y, sobre todo, los que nos esperan en los próximos días, puesto que el triste pasado ya pasó y, aunque con profundas heridas abiertas, debemos enfrentarnos al día de hoy y, sobre todo, al mañana.

Las próximas elecciones del día 21-D van a ser determinantes para ese futuro y el horizonte que presentan me parece oscuro y tormentoso, puesto que no puedo entender la radicalización, hasta violenta, de un soberanismo imposible tanto por su ilegalidad, cuanto por su absoluta incompatibilidad en los aspectos económicos, identitarios y nula aceptación en el contexto internacional.

Que un grupo radical antisistema, después de su destructivo papel en la legislatura, todavía pueda mantener apoyo social suficiente para seguir dañando gravemente las estructuras de democrática convivencia, es algo incomprensible en un país moderno donde la sensatez debe siempre imponerse a la estulticia. Que partidos de aquel nacionalismo histórico -o que han derivado a ello desde una base burguesa que se ha alimentado y enriquecido aprovechando los recursos humanos de una España empobrecida por una cruel guerra civil- puedan, de forma insensata y antinatural, aspirar a vivir en una arcadia feliz que va a enviar a la base social productiva al empobrecimiento masivo, no puede ser considerado más que una perversidad de un pretendido nuevo sistema que mantendrá en sus privilegiadas atalayas a la clase dominante mientras envía a la ruina a la clase trabajadora, cuando no obligando al gran sector de la inmigración a retornar a sus países de origen.

Ése es, pues, un escenario que enturbia mi visión pero, por una parte mi optimismo natural. unido a la confianza que debo depositar en una sociedad catalana que está experimentando el angustioso vértigo del abismo, con los dirigentes golpistas admitiendo, aunque solo sea para eludir temporalmente la prisión, que todo lo que hicieron y declararon fue una simple broma, de igual forma que ahora acatan una Constitución y unas leyes de las que renegaron, me afianza en la idea de que se va a votar masivamente por la normalidad de una nueva Cataluña y que la vergüenza ante los hechos de todos aquellos sectores que creyeron en que esa locura era posible, les lleve a opciones de futuro cierto o a quedarse en casa.

Debe pues imponerse el sentido común y la cordura, por lo que estoy convencido de que el pueblo catalán optará por la concordia, la convivencia y la solidaridad; virtudes éstas de las que siempre ha hecho gala a lo largo de la historia.

Mariano Gomà es ex presidente de Societat Civil Catalana.