miércoles, 10 de febrero de 2016

¡Socorro, el Rey no es del PP!



La irresponsabilidad del PP de Rajoy ya llega a cotas insoportables, ahora toca atacar al Jefe del estado. Por lo visto el que tiene que actuar como rey es Mariano. Él es quien quería decidir cuándo estaba preparado para aceptar ponerse a trabajar para someterse a la investidura, así que el que haya sido el Rey quien le propuso hacerlo cuando él no estaba preparado no le ha gustado, y el que la segunda vez el Monarca no haya aceptado esa excusa obstruccionista y le haya hecho el encargo a otro -que, por cierto, tampoco estaba preparado pero se pone a ello tras recibir el encargo, como es lo lógico- para así desbloquear la situación y marcar los tiempos, tal como le encarga la Constitución que haga en esa circunstancia, eso ya ha desbaratado al líder, a su camarilla y a todos sus incondicionales.

Ayer, en una entrevista, la clara exposición de la Ministra Fátima Báñez sobre asuntos de su competencia, perdió autoridad al tener que defender lo indefendible sobre la renuncia de Rajoy, diciendo que éste acepta ponerse a trabajar para lograr la investidura tras no haber aceptado hacerlo. En ese papel están los Ministros, como último servicio hacia aquel a quien deben el cargo, se dedican a decir que Rajoy está trabajando para poder formar gobierno. Pues no es verdad, no se trabaja para ello sin aceptar previamente que se va a trabajar en ello, entre otras cosas porque de ese modo lo que se consigue es que se le encargue a otro que lo haga.

No se puede contrarrestar el sectarismo de unos con el sectarismo de otros. La posición de Sánchez de nada con el PP no se equilibra con un nada con el PSOE porque hemos ganado. Intentar presentar la entrevista de Rajoy y Sánchez como una negociación de Rajoy para lograr acuerdos de gobierno, es poner la oración en pasiva. Basarlo en que "es el que ha ganado" las elecciones, una pueril pataleta de quienes creen que seguimos en el bipartidismo o que ha habido unas elecciones presidenciales. Es el que no se ha atrevido a iniciar negociaciones para su investidura, si hubiera sido "el que ha ganado" no necesitaría negociar nada y ya estaría investido, que eso de tratarnos como a idiotas sí que es de idiotas.

Hoy en el periódico La Razón, apologista máximo de Rajoy y descalificador implacable de todo aquel que ose ponerle en cuestión, dirigen sus ataques al Rey ¡El Rey es de izquierdas, dicen! ¿Acaso antes era de derechas? Y para rematar, dicen que es por la influencia de su esposa. Estos son capaces de cargarse la Monarquía para salvar al líder, mientras han estado poniendo el grito en el cielo acusando a otros de intentar cargársela.

El Rey es árbitro, ni de derechas ni de izquierdas -y si lo es, tiene que tragárselo y actuar neutralmente- aunque esperemos que sí español y garante del bien común y de la unidad patria. Su mujer, como si quiere ser del OPUS, es igual. En todo caso sería cosa de diferencias domésticas que en absoluto deben ni pueden afectar a su posición.

El problema es que Rajoy ha querido indicar al Rey el camino a seguir justo en el único caso en el que la Constitución le niega esa potestad. En estas circunstancias, y para esa decisión, la Constitución otorga al Rey total independencia del Gobierno en Funciones para designar a quien encarga formar Gobierno y en qué momento lo hace. Así que a ponerse en su sitio y a acatar la ley porque, guste o no, ha perdido la ocasión de ser el encargado de negociar para la investidura, ha perdido su turno y protagonismo. Es el turno de otro, para que hubiera sido el suyo tendría que haberse mojado y aceptar el encargo. No lo hizo y la segunda vez anunció que volvería a rechazarlo. El Rey decidió que no volvía a darle la ocasión de actuar como un melindroso Don Tancredo, y por eso estamos en lo que estamos, en un callejón sin salida.

Porque eso que se apunta como salida -elecciones de nuevo- no es tal, nos traerá más de lo mismo y con más polarización. Y si lo que busca el PP es precisamente eso porque así cree que ganará, vuelve a demostrar una tremenda irresponsabilidad. El que nos enfrente a la decisión de "democracia sí o no" creyendo que ganaría el sí es suicida. Porque lo que presentarían como democracia es esto, la partidocracia, y de ella estamos hasta el gorro, tanto los demócratas como los totalitarios o los sencillamente indignados. Así que mucho cuidado.