jueves, 22 de febrero de 2007

Sin inhibidores de frecuencia o el desamparo de nuestras tropas por culpa de la cobardía de sus mandos


Cualquier coche oficial tiene inhibidores de frecuencias, pero no así los vehículos de nuestras tropas en zona de guerra.

Es imperdonable el abandono en el que se encuentran nuestras tropas en zona de guerra y en una misión de evidente alto riesgo. El disimulo oficial sobre las verdaderas situaciones de riesgo a las que constantemente se exponen nuestras tropas, ya se ha convierte en un acto criminal. No es cierto todo cuanto se nos ha contado sobre las misiones de riesgo real de nuestras tropas. Y mucho menos lo que se dice sobre su seguridad.

Y no es la primera vez. Pero aquí parece que los muertos que se producen bajo mandato socialista deben de ser muertos menos muertos que los producidos bajo mando de Aznar. Pues ya se sabe que con Aznar los muertos se morían más, el fuel era chapapote, los incendios se escondían y por éso no salían en la prensa, las misiones de reconstrucción eran intervenciones armadas y participación en guerras ilegales, y hasta la Coca Cola engordaba más.

Hasta cuando las COE se encontraban allí coincidiendo con una visita del entonces Ministro de Defensa, José Bono, se les llegó a llamar la atención por parte de un alto mando militar por, según este mando, su actitud chulesca y agresiva por excesivamente marcial. ¡Manda huevos!

¿Qué querían que hicieran las fuerzas entrenadas para operaciones especiales? ¿Que echaran flores al paso del Ministro? ¿No es mejor que con su sóla presencia ya se transmitiera una sensación de seguridad y de firmeza que echara atrás cualquier intención de alterar el orden por parte de las fuerzas pro talibanes? La capacidad de intimidación es algo nada desdeñable en una unidad militar.

Indudablemente, el coronel al que le parecía demasiado intimidatoria la actitud marcial de las COES, debía de ser coronel de tiritas, bocadillos y Zerolos, y no de un ejército; además de un perfecto imbécil. Puede que ahora esté debajo de la cama llorando por el bombazo que se ha llevado por delante a la soldado Idoia.

Pero se trataba de hacernos creer a los españoles que allí no había guerra ni riesgo para nuestras tropas. La guerra fué la de Aznar. Lo de Zapatero era, y es, un reparto de bocadillos; y el derribo de un helicóptero un accidente por golpe de viento.

El no a la guerra no fue más que un montaje electoral contra Aznar, y la retirada de Iraq una cobardía carísima para nuestros intereses. Aunque ello no evita la realidad: que mientras nuestros gobernantes se empeñan en ocultarlo, nuestros soldados se juegan la vida sin tener las garantías y las ayudas necesarias para defenderla.

Y sus mandos no tienen la valentía de exigirlas.

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