martes, 20 de marzo de 2007

El Parlamento se niega a proteger a nuestros soldados

Todos los partidos excepto el PP (que representa a casi la mitad de los españoles) se niegan a que el Parlamento sirva para parlamentar más que lo quieran los del nuevo Frente Popular.

Se han negado a que el Presidente del Gobierno explique el futuro de la misión de nuestros soldados en la guerra de Afganistán y a que se remita al Parlamento un informe mensual sobre los incidentes en los que se vean implicados soldados españoles. Secreto absoluto sobre el asunto y sobre lo que pase con nuestros soldados en Afganistán.

Pero el asunto es aún muchísimo más grave pues el Congreso se ha negado a dotar a la misión española -en la que ha muerto la primera mujer soldado, Idoia, aparte de los tripulantes del helicóptero derribado "por un golpe de viento" mientras se oían disparos y unos talibanes corrían con ametralladoras- de los medios necesarios para garantizar la seguridad de las tropas españolas, según pedían los propios mandos militares.

"Si yo tuviera un hijo allí, le pediría que desertase y se volviera a casa; y si alguien se lo quisiera impedir, que hiciera uso de sus armas. Lo digo tal y como lo pienso; y tengo conocimiento de causa para decir lo que digo, por mucho que suene a rebelión, que lo es, pero que muy justificada" me ha dicho un conocido indignado. El que se les hurte a nuestros soldados, que están en una guerra, los medios para su seguridad mientras aquí se están llevando a cabo maniobras para que, con el dinero de todos, pueda Batasuna/ETA seguir cobrando sueldos públicos, no sólo es motivo para dicha rebelión sino para sentar en el banquillo a todo el gobierno por Alta Traición.

El Parlamento ha dado la puntilla a la democracia. El Frente Popular resucitado por Zapatero está bloqueando el funcionamiento democrático del Parlamento y dejando sin voz a millones de españoles. El asunto no tiene ninguna gracia y ha llegado a extremos difícilmente soportables, no ya por el sistema, sino por la propia sociedad, en donde se barrunta un serio enfrentamiento de incalculables consecuencias. O bien una resignación silente de consecuencias puede que peores.

Pero, eso sí, ellos se dedican a preparar declaraciones de condena de la guerra de Irak, en donde, por cierto, no hay ningún soldado español desde hace años. Es aquí y no allí en donde deben buscar enemigos.

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