La Juez que lleva el caso del incendio de Guadalajara imputa a la exconsejera de Medio Ambiente de Castilla La Mancha.
Estaba escondida, agazapada, viviendo cómoda y holgadamente del dinero público después de su "ejemplar" dimisión. Aquella dimisión para la que decían que no habían motivos pero que luego aplaudió hasta la Vicepresidenta poniéndola de ejemplo de como asumen responsabilidades los socialistas. Todo un cuento.
En la extinción de aquel incendio murieron 11 personas y el mismo acabó con más de 15.000 hectáreas que tardarán más de 50 años en recuperarse. Entonces no salió la Plataforma Nunca Mais ni fanfarrias de ese tipo a agitar contra el Gobierno. El escaso ruido mediático se zanjó precisamente con la dimisión de esta señora, Rosario Arévalo, en cuya carta de dimisión se hacía entonces (cómo no) un ataque al PP, partido que no gobernaba ni en el Estado ni en dicha Comunidad.
En dicha carta se hacía un cínico canto al escaso apego a cargo público de la susodicha, que a los cuarenta días ya tenía cargo nuevo a costa de nuestro bolsillo y además, para más recochineo, creado expresamente para ella. Desde entonces ha vivido en la sombra, pero espléndidamente, con un sueldazo con el que podrían vivir diez familias.
No voy a recordar aquí lo de aquel triste episodio, ni la nula atención que el Gobierno presta a los familiares de las víctimas del mismo, ni mucho menos hablaré de las supuestas responsabilidades de esta parásita vividora de los presupuestos, pero que dice no apegarse a ellos. Ya dirá el Tribunal. Pero lo que sí me pregunto es por la cantidad de cargos con sueldos millonarios en diferentes empresas públicas o semipúblicas, en donde medran gentes que, de un modo u otro, han prestado un servicio a su partido, o han desempeñado determinado cargo público, y que ello, por lo visto, les habilita para vivir de nuestro dinero toda su vida.
Esta suerte de parasitismo -ejercida curiosamente por gentes que no tienen una preparación técnica que justifique su puesto, aunque dicho puesto en absoluto es necesario para el normal funcionamiento de la institución en donde se han acomodado, y por ello no requiere de cualificación alguna-, es una forma de que no se mueran de hambre aquellos que no saben más que vivir de la política pero se han quemado para seguir ejerciendo como políticos. Pero hay casos sangrantes. Como éste.
Recordemos algunas frases de su carta de "dimisión":
"(...) Las circunstancias me obligan a asumir la responsabilidad política de los acontecimientos. Como sabes, no soy persona que quiera aferrarse a un cargo a toda costa, como he visto que han hecho algunos dirigentes del PP, todos no estamos en política por las mismas motivaciones, porque no todos somos iguales; por ello, yo ahora, después de haber acompañado a las familias de los funcionarios fallecidos y prácticamente controlado el incendio, presento mi dimisión".
Alucinante, ¿verdad? Nadie asume la responsabilidad política si no la tiene, y ni mucho menos dimite. Y si lo hace, no es motivo de ejemplo, ni mucho menos, en todo caso lo sería de lo opuesto a ejercer cargo público con eficacia y responsabilidad. El que ella haya dimitido no revive a los muertos ni recupera los montes. Ni le honra el dimitir, pues dimite por haber ejercido mal su cargo y no haber estado a la altura que sus obligaciones exigían. Y además deja en evidencia a su jefe, que debiera de haberla cesado por ello.
En definitiva, era y es un parásito. Al menos ahora parasita sin que ese hecho perjudique más que a nuestros bolsillos. Algo es algo.
Lo indignante no es solo el chanchullo al que nos tiene habituados el Gobierno, lo sangrante es el recochineo por las vidas humanas perdidas por su incapacidad y la de sus superiores.
ResponderEliminarPara más inri, acusar a quien no tenía ninguna responsabilidad en el momento de los hechos.
La táctica socialista es como la de los trolls de la Red, nombrar continúamente al contrario para dar de él una imagen deplorable, venga o no a cuento.
Argüir por ejemplo, que el sistema de trabajo o lo que sea de la extinción de incendios lo creó el PP cuando gobernaba, no deja a los socialistas sino a la altura del betún, pues si consideran que no era correcto, su obligación era cambiarlo, que para eso están.
Parásitos. Sí.