Nuevo incidente esta mañana. Nuevo porrazo gratuito en la esperanza de tus padres y especialmente a la de tu madre. El médico que ya te había visto el día anterior a que te ocurriera el desastre, y que fue incapaz de intuir que el que tuvieras un ojo más cerrado que otro podría ser indicio de lesión cerebral; ese mismo médico que fue el que te recibió el día que terminó dándote la hemorragia, resulta que va todos los días a verte. Hasta ahí bien.
Pero esta mañana, antes de que dieran el parte diario, se ha cruzado con tus padres y se ha acercado a saludarles. Su saludo ha sido tal que un mazazo. No ha dicho nada nuevo, pero la forma empleada es como para mandarlo a hacer gárgaras e impedirle que se vuelva a acercar a menos de cincuenta metros. No se le ocurre más que terminar su perorata diciendo que la lesión que tienes es malísima, que la tienes "donde se apuntilla a los toros". Y se queda tan fresco.
Yo no estaba. De haber estado le hubiera seguido y, fuera de la vista de mi hermana, le hubiera dicho cuatro cosas sobre el símil taurino y su propia cornamenta. Sé que mi hermana ha estado llorando desconsoladamente y luego con rabia. Habla de exigir que ese médico, que en absoluto forma parte de los que la están atendiendo, no vuelva a acercarse a su hija. La pobre ya hasta habla de que la gafará si lo hace.
Hay médicos y médicos. Y hay animales y animales. La ventaja que tiene un animal animal, sobre un animal que es médico, es que aquel no habla. Este último posiblemente ayudaría más si fuese mudo.
Bueno, en cuanto al parte de hoy, no hay novedades. Sigues respirando por tu cuenta y no han añadido nada más. Siempre se espera alguna nueva noticia sobre algún signo, es humano. Pero esta situación no es una cuestión de progreso paulatino. Sabemos que la situación es la que es y que despertarás sin más o no lo harás. Es tremendo verme escribir eso, pero es la dura realidad. Y la conocemos de sobra. No hace falta que ningún cornúpeta venga a contarlo con algún símil taurino. Por mucho que le recuerde a su padre. Lo de los cuernos, digo.
Tu madre ha recuperado la calma. La esperanza sigue. No hay nada que suponga un paso atrás. A pesar de los pesares y de los cenutrios doctorados, seguimos esperando que regreses. ¡Ánimo, Bea!
P.D. Parece que será mañana cuando te hagan la intervención para colocarte la válvula.
Qué triste, Antonio. ¿Estas personas no son capaces de darse cuenta del inmenso daño que causan? No. Son animales.
ResponderEliminarTanto que sufre un enfermo y su familia, y no tienen la mínima delicadeza para absolutamente nada.
Ánimo, Bea despertará.
Todo mi cariño para la familia y para Bea mis mejores deseos para que mañana aumenten las esperanzas de verte reir de nuevo .
ResponderEliminarMariha (Salamanca )