jueves, 2 de noviembre de 2017

Suavecito, que empieza la campaña.


La primera campaña que se ha puesto en marcha, y en la que colaboran gustosos muchos medios, está dirigida a los incautos. Se trata de convencerles de que no ha habido siquiera un intento de golpe de Estado tan sólo porque no se ha realizado con pistolas.

Un golpe de estado se produce cuando una parte de los servidores e Instituciones del Estado se rebelan contra el propio Estado y pretenden cambiar el orden establecido y saltarse la legalidad basándose en la fuerza de la calle, de la coacción, de la amenaza de posibles tumultos, de desobediencia civil, de las armas o de los votos interpretados de forma arbitraria.

Lo que estamos viviendo actualmente es más grave para la continuidad de España que lo ocurrido el 23F, que no la ponía en duda. Pretendía un cambio de gobierno, claro, no una ruptura de la Constitución ni de la soberanía popular ni, mucho menos, de su territorio. Y se reaccionó rápida y contundentemente ante dicho delito una vez abortado.

Ahora se trata de suavizar lo ocurrido para tratar de que unos pocos paguen, si pagan, los platos rotos y así salvar al resto de los independentistas reconvirtiéndolos en nacionalistas dentro de un orden. Como si eso fuera posible y no sólo una estrategia momentánea de los mismos a la espera de su momento.

Y de paso, una vez conseguido suavizar los hechos, se podrá defender la lentitud y suavidad de las medidas para restablecer la legalidad