miércoles, 28 de octubre de 2020

La mentira base.



La ultraizquierda ha conseguido imponer una gran mentira en la que basan toda su argumentación: que Vox es ultraderecha.

No existe una sola prueba de ello, ese partido se declara y es constitucional; y si aboga por cambiar aspectos de la Constitución es usando los medios constitucionales. Lo mismo que hicieron en su momento PP y PSOE.

Las acciones violentas para intentar acallar el derecho a expresar opiniones políticas las han recibido ellos. El único muerto por odio político de los últimos años era alguien cercano a ese partido asesinado por alguien muy cercano a la ultraizquierda que está en el Gobierno, y defendido por esa ultraizquierda.

Pero aquí se decide calificarlos como fascistas por quienes usan métodos claramente fascistas, aunque olvidando de dónde copiaron sus métodos los fascistas que, no olvidemos, eran amiguísimos en sus inicios de esas ideologías de ultraizquierda. ERC puede hablar tanto de ello (¡ay, aquellos Escamots!) que hasta sus camisas pardas fueron copia exacta de aquellas huestes de Mussolini, bajo cuya protección se cobijaron algunos de los rebeldes contra aquella II República tan añorada por estos que no saben lo que fue.

Que el PSOE haya sumado su firma a Bildu, ERC y CUP en un manifiesto que dice defender la democracia y que rezuma odio, lo único que evidencia es su alianza con esa ultraizquierda, y con la ultraderecha nacionalista, en contra de lo que ya es, desgraciadamente, el único partido que hoy ejerce la oposición real.

Es un partido de derechas radical, sí, pero no de ultraderecha. Y la prueba es el grupo del que forman parte en la UE. El PP lo sabe y por ello ha pactado con ellos, por mucho que haya cometido el increíble error de apoyar a esa panda de la investidura en la definición del partido que nació como una escisión del suyo.

Vox ha cometido errores, claro, y supongo que seguirá haciéndolo, pero eso no lo convierte en lo que no es. Decir lo contrario no es más que una excusa para que la ultraizquierda y demás enemigos del sistema tengan un enemigo común que los aglutine. Ese pegamento que ha citado Iglesias y que en todos los sistemas totalitarios y dictatoriales crean como enemigo común para aglutinarse, es de manual del buen activista revolucionario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si no quiere comentar como usuario de Facebook puede comentar aquí con su ID de Google o de cualquier otro modo.