jueves, 8 de julio de 2021

Democracia suicida.


Según la izquierda y la mayoría de la prensa, incluso de la derecha, no se puede señalar a quien señala y se burla de una víctima del terrorismo.
Resulta que decir que el miserable que edita la burla a la víctima vive en una avenida que tiene 12 km. de largo es señalar su domicilio y un ataque intolerable a la libertad de expresión y que el partido que se defiende así merece ser ilegalizado.
Burlarse de una víctima del terrorismo es libertad de expresión, aunque haya una ley que protege a las víctimas, porque quien se ríe es de extrema izquierda y amigo de los verdugos, según el Gobierno que depende del voto de los verdugos para ser Gobierno.
Pero cuando esos de la izquierda señalan a los jueces que condenan a los delincuentes que tienen en sus filas, entonces está bien. O cuando señalan a periodistas que no les gustan, entonces la libertad de expresión no existe.
Lo que no existe es una democracia en la que ocurra eso, como no existe en Europa ningún gobierno con la extrema izquierda comunista formando parte de él.
Y claro, hay que acusar de anti demócratas a los demás. A quienes nos quejamos haciendo uso de la libertad de expresión y no saliendo a la calle a apalear a policías.
Este acelerón de la izquierda, ya toda agrupada en la extrema izquierda, busca el enfrentamiento. Una excusa para coronar al césar dictador que acabe con todo el que no sea sumiso a sus designios ni acepte ser comprado por sus valedores.
Y Europa mirando para otro lado, cuando no aplaudiendo. Hay suicidas más cautos.






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