El nuevo Ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se estrena con dos grandes mentiras: justo las que cita como motivos para aprobar hoy el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática.
No voy a citar esos falaces motivos pues el único motivo real es crear división y dar carnaza a los medios amigos para que hablen de esta ley y no del incumplimiento de la Constitución por parte del Gobierno.
Al margen de ello, esa ley pretende dictar la Historia, además de hacer volar por los aires la Transición y el Pacto Constituyente. Por no recordar lo evidente: es una revancha de los herederos de los perdedores de una guerra. Va ser apoyada por partidos que participaron en ella y la perdieron, y rechazada por partidos que nada tuvieron que ver en aquello.
La Historia no la hacen las leyes sino los historiadores y los hechos, no las interpretaciones sesgadas, y de parte, de esos hechos. Lo de decir que esto responde a exigencias internacionales para condenar un régimen que fue aprobado por la mayoría de países e integrado en la ONU, además de visitado por el Presidente de EEUU, ese país cuyo presidente actual se niega a hablar con Sánchez, ya es de populismo podemita.
Lo dicho, cortina de humo y carnaza para despistar del hecho gravísimo de que tenemos un Gobierno delincuente, pues ha incumplido la primera de nuestras leyes.
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