Felipe es un jeta con gracia, siempre lo fue, y se burló de esa Constitución que ahora dice defender (ahí está el cambio en la elección del CSPJ), estuvo al frente de casos de corrupción gloriosos y de un terrorismo de Estado que, no por aplaudido lo es menos. Pero comparado con estos elementos es un inmenso hombre de Estado y un gigante político. Su prestigio internacional estuvo y está a años luz de la patética nulidad de Sánchez.
Fue quien resucitó al PSOE como partido socialdemócrata a la europea, cosa que desde Zapatero se tornó en social comunismo latinoamericano.
Desde el PSOE, que hace muy poco se decían orgullosos de su historia, hoy descalifican al histórico ex Presidente González y le tratan de vejestorio y de jarrón pasado de moda, cuando no de traidor y poco menos que fascista.
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