domingo, 21 de enero de 2018

El PP y el procés hacen subir a Ciudadanos.


El hasta hace unos días jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, ha sido durante estos últimos años el hombre decisivo en las decisiones –más bien indecisiones- tomadas sobre la crisis nacional en Cataluña. Y aunque ha huido de la quema electoral de su Presidente con puntualidad wertiana, camino de un puesto en la ONU que, para un embajador sin embajadas en su haber, resulta mollarmente oportuno, su espíritu, que es el de la inacción como estrategia y la parálisis como táctica, sigue marcando la política del PP pese a la prueba irrevocable de su error: la debacle en las urnas del 21D.
Moragas, amigo de Sánchez Camacho, de la novia de Pujol junior y de otras criaturas políticas espiadas y espiables en Pujolandia, ha suplido la ignorancia absoluta sobre los asuntos internos catalanes que ha aquejado a todos los presidentes del Gobierno en España, sin excepción, pero que en el caso de Rajoy, con experiencia en cinco ministerios y la Vicepresidencia de Gobierno con Aznar, es menos excusable que en los llegados a Moncloa sin experiencia de Poder, que han sido todos, excepto Leopoldo Calvo Sotelo, el que menos tiempo y con más dificultades graves tuvo que gobernar.

"Los que sabían" aconsejaban no hacer nada

Un Presidente puede no saber casi nada de casi todo, pero un Estado grandón como España le permite elegir asesores sobre todos los asuntos, previsibles o imprevisibles. Cataluña era las dos cosas. Y lo peor que se veía venir tras Zapatero, el Tripartito y el vicepujolismo o arturmasismo, llegó, corregido y aumentado por la seguridad de que Moncloa nunca iba a atreverse a frenar el golpe de Estado hasta que fuera demasiado tarde. Sin embargo, Moragas, que, como decían Rajoy y sus sorayos, "conoce muy bien aquello", aconsejaba siempre no intervenir y dejar que todo se fuera desarrollando, seguro de que nunca se atreverían a "llegar hasta el final". Y llegaron dos veces: en el referéndum de Mas y el de Cocomocho. Tras el primero, tras asegurar Rajoy que no se iba a celebrar, dijo Soraya que era como si no se hubiera celebrado. En el segundo, dijo Soraya hablando por Rajoy, que "se había mantenido la legalidad". Es decir, que creyeron a pies juntillas a Moragas cuando decía que no pasaría nada, y cuando sí pasó, dijeron, como si Moragas hubiera acertado, que nada serio había pasado.
Pero si será serio lo que ha pasado que el PP está, según todas las encuestas, en la mesa de operaciones y camino de la de autopsias. A un año de las elecciones municipales, autonómicas y europeas –éstas, ojo, con circunscripción única, sin las ventajas de la Ley Electoral para PP y PSOE-, el "Partido ce ese", que ayer llamó despectivamente Rajoy "de aficionados", está muy cerca de arrebatarles la mitad de sus votantes e incluso la victoria. A esto han conducido los consejos de Moragas durante seis años. Él se ha largado a Chollowashington y Rajoy sigue como si tal cosa, en plan zombi.

El papel de Arrimadas y el papelón de Albiol

Toda la campaña electoral, que nunca debió celebrarse antes de que fueran juzgados los golpistas y desmontada su trama policial y mediática, la basó el PP en dos premisas: que Ciudadanos no era de fiar y que Rajoy era el verdadero candidato y el que aseguraba los votos y los escaños. Si se hubieran presentados como aliados de Arrimadas en vez de censores, y si el candidato Albiol hubieran protagonizado esa campaña podrían haber dicho que el éxito de Ciudadanos lo consideraban suyo y que si había algún error no era achacable a Rajoy. Se impuso el rajoyismo-moraguismo-sorayismo, y el fracaso ha sido de Rajoy como líder y del PP como partido nacional.
Podrían haber aprendido del trompazo. Pues no señor: se empeñaron en decir que Arrimadas renunciaba al Poder, como si pudiera ser investida sin que la Mesa del Parlamento se conformara en sentido constitucional y la llamara a formar Gobierno. Pero junto a los ataques a Ciudadanos todos vimos que Podemos prefería a los separatistas, con lo que era imposible siquiera plantearse lo que el PP pedía a Inés Arrimadas… para estrellarla.
Y en la apertura del Parlamento, el PP cometió otro de esos errores que uno creía abandonados tras la huida de Moragas: saludó como "brisa de esperanza" el discurso del golpista redomado Torrent y llamó mezquino al "Partido ce ese", del grasioso Méndez de Vigo, por no traicionar a los electores que votaron a Ciudadanos y no al PP regalándoles un diputado para cuadrar las cuentas de la desastrosa campaña. Los que al lograr su último escaño cantaban "yo soy español, español", eran los malos. El tío que se pasado la vida combatiendo a España y los españoles era el bueno, la "brisa", el "aire nuevo", "la esperanza de que se volvería a la legalidad".

No es una estrella, es una política

Y ahí es donde se creció y, ante una opinión pública despistada, se reveló como una política –no sólo una estrella de cartel- Inés Arrimadas. Fue la única que no le hizo reverencias ni mimos a Torrent y la que en una actuación memorable en TV3 corneó al matasiete que pretendía apuntillarla porque ni ella ni los representantes de Ciudadanos habían cantado "Els Segadors". Rivera ha estado muy bien, como si por fin siguiera su guión, que es el de servir a lo que cree la mayoría, no a lo que dicen los moragas. Pero Arrimadas lo tenía bastante más difícil y no ha podido hacerlo mejor. Esa "brisa" que ve Mariano y que sólo es el ventarrón del Prusés, es la que hincha las velas electorales de Ciudadanos. Para ser simples "aficionados", les están dando para el pelo a Rajoy y sus "profesionales" de la inacción.
F.J.L.

viernes, 19 de enero de 2018

¡A por Ciudadanos!


"¡A por Ciudadanos!" es el último grito de guerra y argumentario único del marianismo y voceros al quedarse sin el "¡Que viene Podemos!" tras la bajada de estos.
A falta del voto del miedo, el voto del odio y de la pataleta de mal perdedor. Esta campaña del PP contra C's, orquestada por el marianismo, evidencia hasta qué punto de miseria moral se llega en política cuando se anteponen poltronas e intereses de partido al interés común. Sólo ellos se están quedando en evidencia; ante quienes no sean unos sectarios marianistas, claro.
Más parece que haya interés en forzar elecciones cabreando a C's para que les retiren el apoyo y así culparles a ellos y convocar esas elecciones antes de que C's completen sus estructuras y puedan mejorar más.
En cuanto a lo último que están argumentando recordando que C's (y el Rey, no lo olvidemos) estuvieron a punto de llevar a la Moncloa al PSOE, parecen olvidar que a quien llevaron a la Moncloa fue a Rajoy. Por eso está ahí.
Resulta patético y grotesco ver personajes a quienes se les supone un cierto nivel intelectual, siguiendo estas pueriles y sectarias directrices, que sobrepasan lo demagógico para rozar lo miserable.

domingo, 7 de enero de 2018

Regalo de Reyes, abrir cuando convenga.


Dicen que a Elsa Artadi le han traído como regalo la presidencia de la Generalidad, pero hay que disimular. Primero hay que mellar y quitar filo a las espadas con las que se amenazan los partidarios de Puigdemont y los de la ERC de Junqueras, no vaya a ser que corten y llegue la sangre al río. Cosa, ésta última, que puede ser lo que espere el Gobierno que ocurra y por eso su pasividad, que no se entiende de otro modo. Bueno, sí hay otro modo de entenderlo, que haya un pacto bajo cuerda para que Rajoy retire la aplicación del 155, que ya se sabe que le da alergia y hace más difícil sus acuerdos con el PNV para eso de los Presupuestos; que los nacionalistas son muy corporativos.

Además, hay que hacer quedar bien a Puigdemont elevándolo a héroe y mártir por la causa. Puede que hasta le hagan aparecer como Presidente de la República honoris causa en el exilio y sin mando en plaza, aunque manejando los hilos de la política catalana, o más bien aparentando que lo hace. Y me refiero tanto a la política en general como a la política Elsa Artadi, su general con mando en plaza.

El procés no tiene otra salida, la gente ya ha visto lo poco que les importan los problemas reales de la gente, supeditados absolutamente al objetivo superior. No se arriesgarán a unas nuevas elecciones. Y al Gobierno le interesa dejar de ser el responsable de una autonomía que sigue y seguirá haciendo y permitiendo barrabasadas antiespañolas. O sea que a Artadi le han traído como regalo de Reyes el título de Virreina de Cataluña con el cargo de President de la Generalidad, pero con el cartel de "no abrir hasta que sepamos qué hacer con Puigdemont". Sin olvidar que tienen que arreglar también cuánto, cómo y de de dónde pagarle; que la pela es la pela.

Ella reúne todos los requisitos para el cargo: es una becaria que no ha trabajado nunca. Así, que le viene al pelo. Pero héte aquí que parece que no sólo no es tonta sino que puede ser mal vista por sectores independentistas, pues ha seguido en su cargo tras el 155 y el Gobierno no la cesó -de hecho ha renunciado tras ser elegida diputada pero ahí sigue y su cese no se ha publicado aún- por lo que algunos la verán como "colaboracionista". Puede que ella se vea más como negociadora para lograr un Gobern que como presidente del mismo, aún.

Sea cual sea la elección de Puigdemont -pues si no es President exigirá la potestad de designar a su sucesor para no visualizar una derrota- será un President efímero. Y hablo en masculino -apuesto por alguno de los Jordis, Sánchez o Turull, el primero para el número del domador de pulgas- porque creo que Artadi se quedará en segundo plano hasta que se recuperen del 155, y es muy posible que quien designe Puigdemont sea alguien que no pueda ser investido (Sánchez), para victimizar más al procés, pasando turno a alguien pendiente de proceso judicial que pueda conllevar inhabilitación -como sería el caso de Trull- por eso de mantener el pulso al Estado. Luego, si hay que sustituir al President, puede que sea momento de que Elsa abra su regalo. O que lo devuelva definitivamente si ve que puede quemarse al cogerlo. Por ello, antes necesita otro regalo del rey Mariano: que la fiscalía decida no procesarla y permita también que algún otro salga de la cárcel.

Puede que se me tache de fantasioso, que se diga que eso sería un circo inaceptable y no sé cuantas cosas más, pero si alguien espera que el Gobierno frene algo, va listo. Lo que hará -ya lo está haciendo- es facilitarlo; Rajoy quiere quitarse de encima el 155 y volver a presentar como culpables de la payasada catalana a otros. Como si él no fuera el responsable máximo de lo que ocurre en España y la Constitución no le ofreciera herramientas para impedirla. Todavía no hemos visto la función principal del circo, con el payaso jefe en La Moncloa diciendo que no va con él. Hasta puede que Elsa se quede sin regalo y Mariano tenga que convocar de nuevo elecciones, aunque esto creo que sólo será amenaza para presionar y que formen govern dentro de plazo. O puede que Elsa se niegue a ser títere descarado y recurran a otro para no quemarla. Ya luego, si eso, sería ese Govern el que las convoque cuando diga Puigdemont. Y todo para que allí sigan mandando los mismos, los de siempre, los del 3%. Al tiempo.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Incierto final. Un análisis de Mariano Gomà


Mariano Gomà - 19 diciembre, 2017

Acostumbro a ser optimista, puede que por naturaleza, procurando pensar en positivo, así que confío en que una normal alteración de las condiciones naturales de cualquier cosa o estado siempre tiende a volver a la calma y a la normalidad. Quizás por ello sigo confiando en lo que confío, bajando a la arena a defender lo que creo en principios y valores, pero sobre todo para luchar por la concordia y la convivencia entre las personas, que es la base fundamental de la supervivencia de un género humano que habita éste maravilloso planeta sin reparar en que lo hace totalmente de prestado en el tiempo.

Sin embargo, ese natural optimismo se me enturbia estos días con los acontecimientos políticos que vivimos y, sobre todo, los que nos esperan en los próximos días, puesto que el triste pasado ya pasó y, aunque con profundas heridas abiertas, debemos enfrentarnos al día de hoy y, sobre todo, al mañana.

Las próximas elecciones del día 21-D van a ser determinantes para ese futuro y el horizonte que presentan me parece oscuro y tormentoso, puesto que no puedo entender la radicalización, hasta violenta, de un soberanismo imposible tanto por su ilegalidad, cuanto por su absoluta incompatibilidad en los aspectos económicos, identitarios y nula aceptación en el contexto internacional.

Que un grupo radical antisistema, después de su destructivo papel en la legislatura, todavía pueda mantener apoyo social suficiente para seguir dañando gravemente las estructuras de democrática convivencia, es algo incomprensible en un país moderno donde la sensatez debe siempre imponerse a la estulticia. Que partidos de aquel nacionalismo histórico -o que han derivado a ello desde una base burguesa que se ha alimentado y enriquecido aprovechando los recursos humanos de una España empobrecida por una cruel guerra civil- puedan, de forma insensata y antinatural, aspirar a vivir en una arcadia feliz que va a enviar a la base social productiva al empobrecimiento masivo, no puede ser considerado más que una perversidad de un pretendido nuevo sistema que mantendrá en sus privilegiadas atalayas a la clase dominante mientras envía a la ruina a la clase trabajadora, cuando no obligando al gran sector de la inmigración a retornar a sus países de origen.

Ése es, pues, un escenario que enturbia mi visión pero, por una parte mi optimismo natural. unido a la confianza que debo depositar en una sociedad catalana que está experimentando el angustioso vértigo del abismo, con los dirigentes golpistas admitiendo, aunque solo sea para eludir temporalmente la prisión, que todo lo que hicieron y declararon fue una simple broma, de igual forma que ahora acatan una Constitución y unas leyes de las que renegaron, me afianza en la idea de que se va a votar masivamente por la normalidad de una nueva Cataluña y que la vergüenza ante los hechos de todos aquellos sectores que creyeron en que esa locura era posible, les lleve a opciones de futuro cierto o a quedarse en casa.

Debe pues imponerse el sentido común y la cordura, por lo que estoy convencido de que el pueblo catalán optará por la concordia, la convivencia y la solidaridad; virtudes éstas de las que siempre ha hecho gala a lo largo de la historia.

Mariano Gomà es ex presidente de Societat Civil Catalana.

viernes, 15 de diciembre de 2017

¿Necesitamos construir vivienda nueva?


La falta de obra nueva y sus elevados precios empujan a 3 de cada 4 compradores a la vivienda usada.

Las viviendas de obra nueva parecen haber desaparecido del mercado inmobiliario español, pero no de la mente de los posibles compradores. Según una encuesta realizada por idealista, el marketplace inmobiliario de España, entre 1.500 usuarios que solo buscan vivienda de segunda mano, 3 de cada 4 usuarios han descartado la búsqueda de viviendas nuevas porque sus precios son elevados y porque no encuentran stock en sus zonas de interés.
El número de compraventas mantiene su tónica alcista, con un incremento del 25% (se vendieron alrededor de 450.000 viviendas en los últimos 12 meses según el INE), aunque las cifras de compra de viviendas nuevas siguen prácticamente en mínimos (17%). La realidad muestra que la construcción de nuevas promociones está al ralentí (se terminaron menos de 42.000 unidades en los 12 últimos meses) y los datos de visados (apenas 76.000 en un año) no auguran un cambio de tendencia a medio plazo.

Razones para elegir segunda mano

Los datos ponen de manifiesto que el precio y la falta de viviendas en el mercado son los principales obstáculos que encuentran los compradores a la hora de decantarse por obra nueva frente a la segunda mano. De hecho, el 41,3% de los encuestados respondió que no buscaba vivienda nueva porque la usada es más barata, mientras que el 34,3% reconocía que la zona en la que quería vivir no dispone de oferta nueva.
Un 8,7% de los encuestados respondió que necesitaba acceder rápidamente a la vivienda, por lo que no podía esperar a que se terminara. Un 7% de los usuarios asegura que sólo le interesan las viviendas usadas por decisión propia, por el hecho de "vivir en casas con historia".



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Los motivos económicos son el principal motivo por el que los españoles se decantarían por la obra nueva si finalmente se promoviera en su zona de interés. De manera ampliamente mayoritaria (el 79,3%), casi cuatro de cada cinco sólo comprarían si los precios fueran asequibles, mientras que un 8,8% admite que compraría sin duda si cumpliera la casa las características que busca. Sólo un 0,3% reconoce que sólo adquiriría vivienda nueva en caso de que ésta tuviera algún grado de protección pública. Aun así, un 4,4% de los encuestados asegura que, aunque se promoviera en su zona, no compraría bajo ningún concepto.



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¿Comprarían sobre plano?

En una situación en la que el stock de viviendas es muy reducido y las expectativas de que crezca a corto plazo muy limitadas, la opción de compra sobre plano se torna como única opción en muchos casos. Aun así, solo el 24,8% de los encuestados afirma que esperaría sin problema a que la casa estuviera construida, un porcentaje similar al de los que no podrían esperar (24,7%). La mayoría (42,7%) se sitúa en un plano medio: podrían esperar, pero no les parece la mejor opción.

Libre Mercado.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Aumenta la venta de viviendas y su precio.


La compraventa de vivienda enfila su tercer año consecutivo con crecimientos de dos dígitos. En 2017, se prevén 500.000 transacciones.
En España se vendieron un total de 354.405 inmuebles hasta el pasado septiembre, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y se espera que la cifra total ronde las 500.000 transacciones al término del presente ejercicio, registrando así el mayor volumen desde 2008, cuando la crisis hizo su plena aparición en España. De este modo, la demanda inmobiliaria encadenaría su tercer año consecutivo con aumentos de dos dígitos, tras el crecimiento medio del 11,5% y 14% en 2015 y 2016, respectivamente.
Así pues, es evidente que el hambre por el ladrillo ha regresado a España, pero ¿qué factores explican esta favorable evolución tras el duro golpe que sufrió el mercado inmobiliario tras el estallido de la burbuja? La mejoría económica, la gradual reapertura del sector hipotecario, el ajuste de precios y el apetito de los inversores extranjeros explican, en gran medida, el resurgimiento de la vivienda y su consiguiente subida de precios, tal y como explica la patronal CEOE en su último informe trimestral sobre la economía española.

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En primer lugar, el notable crecimiento de PIB, tras registrar tres ejercicios consecutivos con avances superiores al 3% interanual, ha posibilitado la creación de 1,5 millones de puestos de trabajo, mejorando con ello la renta disponible de las familias y la confianza general de la población.
A ello se suma, por otro lado, la gradual reapertura del mercado hipotecario. Por el lado de la oferta, los bancos están relajando sus condiciones de acceso al crédito debido, entre otras razones, al aumento de la competencia, las mejores perspectivas tanto económicas como inmobiliarias y la mayor solvencia de los prestatarios. Mientras que, por el lado de la demanda, las familias se animan a firmar una hipoteca por las favorables perspectivas del mercado residencial, la mejora de la confianza de los consumidores, los bajos tipos de interés y el ascenso de las operaciones de reestructuración de deuda.
El tercer factor tiene que ver con el precio de los inmuebles, ya que, en la actualidad, todavía se sitúan un 30% por debajo del nivel máximo registrado en 2007. La combinación de menores precios y bajos tipos de interés ha permitido que el Indicador de Esfuerzo Teórico Bruto para la compra de vivienda (importe de las cuotas a pagar por un hogar medio en el primer año tras la adquisición de una vivienda tipo financiada con un préstamo estándar por el 80% del valor de tasación) haya mostrado una clara tendencia descendente desde 2008, cuando rozaba el 60% de la renta bruta disponible del hogar, hasta situarse en el 34%hoy.

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Por último, destaca el papel que sigue jugando la demanda extranjera en la recuperación del mercado inmobiliario. A partir de 2011, las compras por parte de inversores foráneos se empezaron a recuperar rápidamente, alcanzando en la actualidad en torno al 17% de las transacciones totales. La mayor parte de las compras de vivienda de extranjeros se concentran en la costa mediterránea y en las islas (Baleares y Canarias), alcanzando tasas del 40% del total de las transacciones en provincias como Tenerife o Alicante.
Por otro lado, aunque los británicos han sido históricamente -y continúan siendo- los principales compradores de vivienda en España, con un 15,1% de las ventas realizadas por extranjeros, su peso ha caído desde 2008, cuando representaban más del 37%. El Brexit y la depreciación de la libra están afectando negativamente a la demanda procedente de Reino Unido. Sin embargo, tal y como aclara la CEOE, "la caída de las compras de los británicos se está viendo más que compensada por el dinamismo de las compras realizadas por los ciudadanos franceses, alemanes o suecos, que registran crecimientos interanuales de dos dígitos. También los italianos, los rumanos o los chinos están aumentando su participación".

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En definitiva, "la demanda de compra de vivienda en España se ha visto favorecida por la mejora de la situación económica, del empleo, los bajos tipos de interés, las mejora de las condiciones de acceso a la financiación y el descenso de los precios de los inmuebles. También la demanda extranjera se ha recuperado después de la crisis, incluso antes que la demanda nacional", concluye el informe.
M. Llamas.

jueves, 7 de diciembre de 2017

El Supremo retira la orden de detención contra Puigdemont.


Me parece una buena jugada del juez Llarena. No sólo impediría que de producirse la extradición sólo se le pudiera juzgar por delitos distintos a la rebelión, con lo que quedaríamos en un tremendo ridículo internacional, sino que le resta protagonismo y victivismo.

Y puede que además haga que se confíe y termine en algún país europeo con leyes similares a las nuestras, donde pueda ser detenido si reactiva la orden. Entonces ya no sería tan sólo una buena jugada, sino un jaque mate al golpismo. Esperemos. El ajedrez es un juego lento.

lunes, 27 de noviembre de 2017

BIENVENIDOS AL FUTURO.


Como la prudencia y la lealtad son dos actitudes que he procurado seguir a lo largo de mi vida, he esperado unas semanas para reemprender mi actividad de manifestar por escrito mis opiniones en relación a los históricos momentos que vivimos en Cataluña. Y ello porque desde mi decisión como Presidente de Societat Civil Catalana de pasar el  testigo a mi amigo y compañero Pepe Rosiñol, era debido el silencio para que en su nueva condición tuviera tiempo sin injerencias de conformar su nuevo equipo reestructurando la Junta Directiva, como por otra parte era lógico. Por experiencia conozco perfectamente las dificultades que se plantean cuando uno no dispone de la libertad de movimientos para aplicar sus propios criterios y por ello le deseo todo tipo de suertes y éxitos en su gestión.

Estamos viviendo en Cataluña y por consiguiente en toda España tiempos extraordinariamente convulsos, quizás los más intensos desde que la luz de la democracia iluminó nuestro sendero y, en el día a día, todavía nos zarandearán nuevos acontecimientos, movilizaciones y quién sabe qué sorpresas antes del 21 de Diciembre. Esa jornada pre navideña en la que los catalanes votaremos de forma legal y democrática se establecerán las reglas del juego y convivencia, esperemos que finalmente para un largo período de concordia social dentro de una España próspera felizmente integrada en Europa con el prestigio de un inmejorable reconocimiento internacional.  Es un sueño, en éste caso sí alcanzable cuando el pueblo catalán abandone la costumbre de mirarse de reojo y recupere la confianza en la diversidad de opiniones e ideologías.

En ese escenario de caos conceptual rayando el surrealismo con unos candidatos huidos a Bruselas para eludir la justicia y otros encarcelados para responder ante los tribunales, haciendo todos ellos juegos malabares para secuestrar los votos de la gente que increíblemente todavía les cree, vamos a intentar pasar definitivamente la página de nuestra triste historia  llevando al capítulo del pasado un presente que hemos sufrido en nuestras emociones y sentimientos para encerrarlo si es posible en el baúl de las vergüenzas bajo llave.

Y creo firmemente que el cumplimiento de la causa judicial, ni para ellos ni para la sociedad en general, va a ser lo verdaderamente importante, pues será la propia historia quién les juzgará situando para siempre sus figuras en su dramático lugar, lo cual a mi entender es infinitamente peor.

Pero Cataluña como comunidad singular y motor de España va a continuar su camino de crecimiento, mejora y capacidad de desarrollo una vez consigamos obtener las necesarias mayorías para el sentido común y el equilibrio en un horizonte nítido y amable en el que quizás hallemos escrita la palabra futuro. Y es en ese destino donde debemos depositar nuestra mirada, sin dudas ni complejos pues el éxito o fracaso será de nuestra exclusiva responsabilidad, en éste caso bajo el amparo de la Ley y de nuestro marco común de convivencia.

Pero no solo debemos centrar nuestra mirada en el horizonte exterior pues las sangrantes heridas que nos quedarán en el caso de que consigamos cerrar el capítulo unidas a la dolorosa fractura de la sociedad catalana, requerirá una muy especial atención en nuestro propio entorno de convivencia, en nuestras propias instituciones y foros sociales, así como en nuestras propias casas donde se desarrolla la convivencia familiar.

Recuerdo la sabia reflexión del gran arquitecto y pensador suizo Le Corbusier que definía   la casa como aquel espacio en que uno vive y sentirse en casa aquel lugar de sentimiento que puede incluso no ser el lugar de origen de la persona. Precisamente ese va a ser uno de los pilares donde deberemos descansar la nueva convivencia de todos los ciudadanos de Cataluña sin excepción.

Y ese es el desafío, si cabe, más importante que nos presenta el camino del futuro.

                                                                                     
Mariano Gomá. 

Me indica Mariano Gomá que pasa a ser Presidente del Consejo y deja el día a día, pero que orbitará por Madrid con instituciones, fundaciones, foros y políticos. O sea, que sigue al pie del cañón.

domingo, 26 de noviembre de 2017

España es el problema


JESÚS CACHO
26.11.2017

España acaba de salvar el match ball más peligroso de su reciente historia. El de un nacionalismo que hemos financiado con cargo a los PGE y que ha permitido a la derecha catalana apoyada en el quicio de la mancebía de Jordi Pujol disponer de casi 40 años para, ante la desaparición del Estado en la región, crear un Estadito clientelar basado en la corrupción y en la ocupación sectaria de todos los ámbitos de la vida política, económica, social y cultural de Cataluña. Con una deslealtad evidente a esa Constitución que consagra su autogobierno, el secesionismo ha pretendido romper uno de los Estados más antiguos del mundo, un Estado que, tras no pocas dudas, se ha defendido simplemente aplicando la ley y con los instrumentos que al Gobierno otorga la ley. A estas alturas, el diagnóstico de lo ocurrido está claro: los culpables del envite, traidores al pacto constituyente, son los nacionalistas, pero los responsables de que hayamos llegado a este punto hay que buscarlos en los sucesivos inquilinos de la Moncloa, los Gobiernos del PSOE y del PP, desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978 hasta nuestros días.


En el perfil agónico del final de la Transición, estaba claro que el frágil equilibrio entre el Estado y los nacionalismos periféricos podía saltar por los aires en cuanto explotara la burbuja inmobiliaria y financiera. El golpe de estado del nacionalismo catalán hubiera sido inimaginable sin la crisis surgida a partir de 2008. Como ocurriera en los años 30 del siglo pasado, el nacionalismo se rebela contra España en el momento de mayor debilidad de España, en el punto más bajo de España como nación, cuando la crisis galopante difumina los perfiles de una sociedad que ha perdido el rumbo y de una clase política formada por tipos mediocres y oportunistas, profesionales del pasteleo ayunos de patriotismo, fieles únicamente al líder supremo que confecciona las listas electorales. Artur Mas se sube en marcha al tren secesionista en septiembre de 2012, en lo más duro de la crisis, cuando España está a punto de verse obligada a pedir un rescate país a la griega o portuguesa. Con lógica perversa, el nacionalismo catalán piensa entonces que aquello era su “ahora o nunca”.  

Curioso, el nacionalismo pierde la batalla mucho antes de lo que cree. La pierde cuando la Economía empieza a recuperarse de la crisis y a crecer a buen ritmo, creando empleo. La pierde el secesionismo y la pierde ese populismo, aliado coyuntural del nacionalismo, empeñado en destruir el Régimen del 78 para edificar sobre sus cascotes una solución neocomunista a la venezolana. El partido, con todo, está lejos de haber terminado. Y no lo está porque España ha superado la crisis económica, pero sigue inmersa en una aguda crisis política que dura ya casi una década, y cuya expresión más certera ha sido precisamente la rebelión nacionalista. Se trata de una crisis de agotamiento del sistema que ya estaba presente entre los síntomas que acompañaron la de 1992/1993, con el final del felipismo y sus casos de corrupción y cuya solución aplazó el boom del crecimiento que dio comienzo a partir de 1996. Y aquí entramos en el meollo del asunto: el problema no es tanto la radical deslealtad del nacionalismo catalán como la incapacidad, la debilidad y la impotencia del Estado para hacer frente a ese desafío. Dicho de otra forma: el problema no es Cataluña, sino la propia España. Barcelona es el reflejo de un gran incendio cuya hoguera está radicada en Madrid.

La solución al problema no puede consistir en que nos entre un súbito ataque de comprensión a los sentimientos nacionalistas, ni en un aumento de la financiación autonómica

La solución al problema de los nacionalismos no puede consistir, por eso, en que a todos nos entre un súbito ataque de comprensión a los sentimientos nacionalistas, ni en un aumento de la financiación autonómica (al nacionalismo no se le sacia con dinero), ni mucho menos en la cesión de más y más competencias (como pretenden los Icetas de turno) si es que quedara alguna por transferir. No hay que arreglar Cataluña: hay que arreglar España. No se podrá curar a Cataluña sin antes sanar a España. Hay que darle una salida de futuro, un proyecto de futuro integrador a un país que se debate en el callejón sin salida en el que le han situado los dos grandes partidos del turno corroídos por la corrupción y cuyo único objetivo es el monopolio del poder por el poder, el quítate tú que me pongo yo, en el convencimiento de que los problemas de la democracia se arreglan con más democracia.

Abrir un nuevo periodo histórico
Ese proyecto pasa por mejorar radicalmente la calidad de nuestra democracia, lo cual seguramente pasa por enviar al PP a la oposición durante unos cuantos años, para obligarle a una regeneración radical tanto de líderes como de ideas. Caminamos uncidos al yugo de un Gobierno que transita con una mano atada a la espalda por culpa de la corrupción del partido que lo sostiene, lo que le resta legitimidad a la hora de aplicar la ley, algo que ha hecho tan difícil la solución a la crisis catalana. Es la corrupción de los “partidos del turno” lo que coloca al Estado a la defensiva ante la arrogancia nacionalista. Y es esa falta de legitimidad, más los tradicionales complejos de tanto demócrata sobrevenido, lo que explica que, a pesar de haber quedado demostrado que la aplicación de la Ley es el ungüento mágico capaz de hacer aterrizar en la realidad a los golpistas, el Ejecutivo Rajoy haya sido incapaz de impedir, mediante el uso legítimo de la fuerza, la huelga general política que una escuálida minoría impuso a la inmensa mayoría de los catalanes el pasado 3 de octubre.

La Transición ha muerto. Acabó en junio de 2014 con la abdicación de Juan Carlos I, máximo exponente de las luces (el fenomenal desarrollo experimentado por España en las últimas décadas) y sombras (su intolerable corrupción) del periodo. La crisis catalana ha venido a certificar esa defunción. España necesita abrir un nuevo periodo histórico capaz de transportar a las nuevas generaciones en un proyecto de vida colectivo para los próximos 40 o 50 años. Resulta difícil imaginar a PP y a PSOE como muletas capaces de soportar esa travesía. Un nuevo proyecto histórico que debe comenzar por una puesta al día de la Constitución del 78, no para otorgar nuevas canonjías, no para proseguir con el vaciado de competencias del Estado, no para hacer nuevas concesiones a unas Autonomías que ya tienen competencias sobradas, sino para corregir los defectos del diseño territorial plasmados en dicha Constitución, para arreglar lo que se hizo mal y lo que la experiencia ha demostrado que funciona mal. Para devolver al Estado algunas de esas competencias que jamás debió perder, caso de la Educación, o para devolver el Estado a algunas Comunidades de las que jamás debió salir. Se trata de una visión de España que a no dudar contará con la oposición frontal del establishment político, de derechas y de izquierdas, del centro y de las periferias, pero que ineludiblemente habría que someter a consulta de los españoles.

Este martes, una decena de catedráticos de Derecho Constitucional y Administrativo, comandados por Santiago Muñoz Machado, dieron a conocer un “paper” (“Ideas para una reforma de la Constitución”) que propone abordarla “en la línea de los sistemas federales” vigentes en países de nuestros entorno. Con un lenguaje deliberadamente críptico, los firmantes proponen incorporar a la Constitución una nueva Disposición Adicional que establezca un “régimen jurídico singular” para Cataluña y una “relación bilateral” con el Estado, eso sí, dentro de la Constitución. Aunque se trata de un documento más de los muchos que a partir de ahora van a ver la luz, porque estamos ante el tema por antonomasia del inmediato futuro, parece que Muñoz Machado y sus copains no se han enterado de nada. No se han enterado de lo que ha ocurrido en los dos últimos meses, desde luego no de las dos gigantescas manifestaciones que el 8 y el 29 de octubre inundaron las calles de Barcelona para decir basta al secesionismo. O si se han enterado, siguen dispuestos a ofrecer la otra mejilla a ese nacionalismo supremacista y xenófobo ante el que tanta gente acomplejada se ha hincado de hinojos en la última década. Tal que José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, quien ayer mismo aseguraba que Inés Arrimadas no puede ser presidenta de Cataluña porque “no comprende el hecho singular catalán”. Los lacayos del nacionalismo en Madrid tienen que enterarse de una vez de que no hemos llegado hasta aquí para terminar comprando la moto de esa “singularidad” catalana que algunos quieren vendernos.

El pozo negro de la financiación de los partidos
Reforma de la Constitución que debería llevar aparejada, dentro o fuera de la misma, algunas otras cuestiones imprescindibles para esa mejora de la calidad de la democracia española, tal que la definitiva separación de poderes (devolver la independencia a la Justicia), una reforma de la Ley Electoral, una nueva y efectiva Ley de Financiación de los partidos (verdadero pozo negro de la corrupción política), etc., etc. Se trata, en definitiva, de hacer un país más justo, más rico, más liberal, menos corrupto, más eficiente, más volcado en la Educación y las nuevas tecnologías, más dado al mérito y al esfuerzo que a los privilegios, más proclive a las vocaciones empresariales, más centrado en facilitar la vida a las empresas, en lugar de pretender esquilmarlas, porque ellas son las llamadas a crear riqueza y asegurar el futuro de nuestro Estado del bienestar. Un país de hombres libres e iguales ante la ley.

Repito, el problema no es Cataluña: el problema es España, y esa incógnita se despeja convocando a la ciudadanía a un nuevo gran pacto colectivo llamado a convertirla en lo que realmente ya es: el mejor país del mundo para vivir una vida. Solo en la medida en que España sea fuerte, cuente con un proyecto sólido de país, los nacionalismos serán débiles, porque una España fuerte es la mejor garantía de nuestras libertades y derechos. Pequemos de optimismo. La crisis catalana ha hecho aflorar realidades que son garantía de futuro y con las que hace apenas unos meses no contábamos: contamos con un Rey joven que, al contrario que su padre, ha sabido estar a la altura de las circunstancias; contamos con un partido de nuevo cuño y marchamo liberal, Ciudadanos, no contaminado por la corrupción y con un proyecto para España; contamos también con una Justicia (ahí está la juez Lamela o el fallecido Maza) que parece haber superado la fase más aguda de su crisis (solo el Periodismo sigue hozando en el barro), y, por encima de todo, contamos con un gran pueblo, con esa mayoría silenciosa que ha despertado sin necesidad de convocatoria de partido alguno, la España ciudadana que ha redescubierto su bandera y ha desempolvado un cierto orgullo democrático en ser español, en Barcelona y en Madrid. La España que, en el momento de máximo peligro, ha sabido movilizarse para impedir que nadie le arrebate su futuro. 

jueves, 16 de noviembre de 2017

¿Aznar ya no es del PP o el PP ya no es el de Aznar?


"Si se quiere abrir el debate, que se abra, pero que no sea para satisfacer a los secesionistas, sino para reafirmar la igualdad de los españoles, la solidaridad entre regiones y el estado de derecho".

"En Cataluña estamos viviendo las consecuencias de no hacer política durante mucho tiempo. Los partidos constitucionalistas han dejado de hacer política y se la han dejado al nacionalismo y al independentismo. El PP y el PSOE deberían hacer política y defender una idea nacional de España, una España europea, abierta".


Estas dos apreciaciones de Aznar seguro que son apoyadas por todos los votantes del PP, pero no son respetadas por la cúpula actual del PP, que sí mantiene el discurso aunque no lo lleva a cabo. Este PP de Rajoy, y el propio Rajoy, parecen el PP cuando hablan pero en absoluto lo son cuando actúan, y mucho menos cuando no actúan e incumplen lo que prometen y dicen.

Negar que ese es el motivo de la pérdida de tres millones de votantes es negar la realidad, algo en lo que se han especializado en los últimos años. Y si no han perdido más votantes es por el miedo que les han inculcado a que si no votan PP vendrán "los malos", vendrán "los rojos", el Frente Popular y el acabóse. Y en ese sectarismo que se han encargado de sembrar todo lo que no sea PP es esa hecatombe. 

Y los que se van por la derecha, son tachados "extrema derecha fascista" y traidores que desperdician su voto en opciones que no van a ningún lado. Pero al tiempo se niegan a reconocer su errores y el hecho de que, justa o injustamente, Rajoy carece de autoridad moral para muchísima gente por culpa de haber estado al frente del partido mientras se producían en éste actos de corrupción de todo tipo.

Dirigentes del nivel de Esperanza Aguirre han asumido su culpa "in vigilando" y han dimitido, él no. Y así como el PSOE no tienen tampoco autoridad moral para acusar a nadie, habida cuenta de lo que tiene en sus filas, no es el caso de Sánchez que puede alardear que él no tenía cargo relevante alguno en su partido mientras esos casos ocurrían, y a ojos de la opinión pública está más limpio que Susana Díaz.

Por mucho que digan, el PP de hoy poco tiene que ver con el PP de ayer. Sus promesas electorales, basadas en lo que eran sus principios de siempre, han sido las primeras que se incumplieron cuando tenían una mayoría más que suficiente para haberlas llevado a cabo. Y hoy en día son muchos los responsables del partido que declaran principios completamente opuestos a aquellos. Negarlo es negar la realidad, cosa en la que se han especializado desde hace demasiado.

Ver a quienes no hace tanto definían a Aznar como el mejor Presidente de la democracia aceptando las críticas y el ninguneo que recibe del partido que refundó, produce melancolía desde fuera; desde dentro produce bastante más que algunos cabreos. Pero aquí no se mueve nadie, no vaya a ser que pierdan esas poltronas que, precisamente por eso, son cada vez más escasas.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Colau y demás populismos.


Que dice Colau que el PSOE se ha aliado con la derecha por apoyar a Rajoy para aplicar el 155. Estos no saben diferenciar entre el Estado y el Gobierno, ni entre la legalidad y la ielgalidad, como tampoco conocen la diferencia entre democracia y totalitarismo. Lo del mítin de hoy en La Sexta de Ferreras es tremendo, por mucho que el "periodista" intente disimular con alguna pregunta aparentemente crítica.

El PSOE lo que ha apoyado es la legalidad vigente, la Constitución. Y ha apoyado las acciones de Gobierno necesarias para ello. Y por mucho que no os guste Rajoy, cosa absolutamente lícita, es el Presidente de un Gobierno democrático, el único que puede aplicar medidas para recuperar la legalidad. El que a vosotros, los que estáis contra la Constitución, se os permita ser activistas contra ella y contra la legalidad y la democracia, no significa en absoluto que vuestra postura sea democrática y legal, ni de broma. Si aquí no existieran tantos complejos ni tanta cobardía y fuéramos como otros países de nuestro entorno, todos vuestros partidos, contrarios a la Constitución, serían ilegales y no podrían concurrir a unas elecciones democráticas.

Y otra cosa, el cargo que tiene no es gracias a los militantes, inscritos, encuestados o como quiera llamar a esos que, cuando a los jerifaltes os conviene, decís que deciden vuestras posturas. Esos, en todo caso, podrán decidir dentro del partido, pero no en las Instituciones en las que estáis gracias a los votos de los ciudadanos, no de vuestros militantes. Es a esos a quienes debiérais consultar, y para ello existen en las democracias las elecciones. Y éstas no es democrático sustituirlas por cuatro gatos votando a través de una web.

Por mucho que repitáis eso de los presos políticos, los políticos que están en prisión lo están por violar la ley, por delinquir. Tampoco es válido en absoluto hablar de una mesa de negociación para que el Gobierno negocie cómo se va a violentar la ley; ni el Gobierno puede hacerlo sin caer también en el delito y la traición, Ni es democrático cambiar una Constitución democrática entre cuatro gatos en una mesa.

No hay un lado del 155 y otro lado democrático, eso es falso. Hay un lado con la legalidad, la democracia y la Constitución y otro lado que es todo lo contrario a eso. Ese cuento no es más que fruto del acuerdo auspiciado por Roures entre ERC, los Comunes y Podemos para unificar el esfuerzo populista en pro del nacionalismo y sus tesis.

Lo de esta charlatana es lógico en una charlatana, lo que no es lógico es que determinadas televisiones le sirvan de altavoz, día sí y día también. Y lo que no es normal es que el PSOE no reaccione y rompa los acuerdos con Podemos y similares que permite a estos estar gobernando en Instituciones en las que en absoluto han ganado. Democracia es el gobierno de la mayoría respetando a las minorías, no el gobierno de las minorías imponiéndose a la mayoría.

Un PSC sin rumbo en un PSOE sin liderazgo.


Iceta estaba por la labor de repetir aquel tripartito de Montilla y ver si así se aupaba a una poltrona a la que no llegará con los votos de sus votantes. Por eso no aceptó anunciar un pacto post electoral con las fuerzas que están con la legalidad, la democracia y la Constitución. Su apuesta por incluir en puestos destacados a destacados nacionalistas era un anticipo de su intención. Entre sus votantes, como entre los de Colau, los hay que quieren pelo y otros que prefieren pluma, por lo que la mejor definición del PSC es su indefinición. Sus bases no diferencian entre apoyar al Estado o apoyar al Gobierno, y la desmedida campaña sectaria contra el PP del PSOE y Sánchez ahora les pasa factura.

Colau les ha dado con la puerta en las narices y el PSOE no reacciona dando un portazo a los populistas allí donde gobiernan gracias a su apoyo. El anteponer tocar poder, pisar moqueta y cobrar por ello a unos principios y convicciones, tiene estas cosas y hace imposible a quienes se han desprendido de ellos obrar por otros motivos.

El PSC ha perdido una oportunidad de oro para aparecer como si tuviera firmes convicciones constitucionales y haber sido ellos quienes rompieran con los de Colau. Pero eso hubiera requerido que supieran donde están, a donde van y lo que quieren, además de explicar que su apoyo al populismo es por el interés de los ciudadanos, no por su propio interés partidista. Y no parece.

Y ahora, un PSOE humillado sigue apoyando a quienes reniegan de su posición constitucionalista señalándolo sin pudor mientra ellos agachan la cabeza para no perder donde sientan sus culos. Es el precio de prostituírse.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Pío, pío, que yo no he sido.


Hay un cambio de estrategia del independentismo ante los tribunales, Forcadell y compañía sí están respondiendo al interrogatorio en el Supremo. No sé si será fruto de un acuerdo con la Fiscalía para colaborar con la Justicia y que ésta no pida prisión provisional, pero me huele a eso.

El Ministro del Interior se acaba de pronunciar ¿presionar? en el sentido de que se tenga en cuenta la "situación social", "la ley", "el contexto" y "el entorno" a la hora de tomar una decisión. Vamos, que está pidiendo que no dicten prisión provisional para Forcadell, que es buena gente y tampoco ha hecho tanto. Y además, acata el 155 y colabora con la justicia.

Me huele que Forcadell duerme hoy en casa y eso servirá de preámbulo para que el resto de golpistas lo hagan también en breve, en cuanto el "razonable" Tribunal Supremo logre asumir la causa completa arrebatando a la Audiencia Nacional la decisión sobre su prisión provisional. Eso es lo que quiere el Gobierno y casi todos quienes quieren una justicia al servicio de la política. Esos mismos que no se han cansado de señalar la politización de la justicia cuando no hace lo que ellos quieren y ahora quieren politizarla para que haga lo que quieren.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Huelga ilegal permitida por un Tribunal. ¿Prevaricación?


Cuatro imbéciles dirigidos por un asesino terrorista* cortan las carreteras catalanas y perjudican a todos los catalanes en una huelga que nada tiene que ver con reivindicaciones laborales. Y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lo ha consentido. ¿Está prevaricando dicho Tribunal?

Quienes cortan las carreteras no son piquetes informativos sino coercitivos. Eso es una huelga política, no laboral, y las huelgas políticas son ilegales. Si alguien no defiende ya a los catalanes no sería de extrañar que tuvieran que hacerlo ellos mismos.

La democracia no es eso. Democracia no es que una minoría se imponga a la inmensa mayoría y le impida el derecho a la movilidad e ir a trabajar. Democracia no es arruinar a una región con la intención de arruinar a una nación. Eso sí es represión.

*El secretario general de la CSC, convocante de la huelga general, es Carles Sastre, un viejo militante de la organización terrorista Terra Lliure y de su predecesora EPOCA -Ejército Popular Catalán- que fue condenado por el asesinato del empresario José María Bultó, que falleció tras explotarle una bomba que le adosaron en el pecho.

P.D. Son ilegales los siguientes tipos de huelgas: las huelgas políticas, las huelgas de solidaridad o de apoyo, y las huelgas novatorias.
Se denominan huelgas políticas a aquellas iniciadas o sostenidas por, según el art. 11.a) RDLRT, "motivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores".
Implícitamente, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado a favor de la constitucionalidad del mencionado precepto, permitiéndose al legislador ordinario prohibir las huelgas polític
as.

martes, 7 de noviembre de 2017

Los medios de comunicación públicos catalanes, al servicio de los independentistas


Puigdemont: "Estoy cesado por un golpe ilegal del Estado español".


Gracias a la falta de determinación del PP, que ha acordado con el PSOE no intervenir los medios públicos catalanes para que sean de todos y no de unos cuantos, en "La Mañana de Catalunya Radio" ha podido oírse esta mañana un mitin disfrazado de entrevistas a toda la panda golpista.

Echo de menos que desde el Estado se haga campaña, no desde un partido, sino desde el Estado, para explicar de una vez y con muchos altavoces que está cesado por dar un golpe de estado contra el Estado español. Que repita hasta la saciedad que el 155 es una artículo de la Constitución y que se ha aplicado siguiendo lo que dice la Constitución, por lo que es una mentira para ignorantes y descerebrados decir que es inconstitucional.

Que diga mil veces que a nadie se ha encarcelado por sus ideas sino por sus hechos. Que reitere que no es verdad que haya mandato alguno de la ciudadanía catalana para declarar la independencia, pues los independentistas no tienen ni siquiera la mayoría suficiente para cambiar un sólo artículo del Estatuto de Autonomía Catalán.

Que machaque una y otra vez que el "referéndum" no sólo fue ilegal, sino que fue insuficiente si lo hubiera sido. Que el recuento fue un fraude, pero que suponiéndolo válido no es la mayoría del electorado, lo que imposibilita una declaración de independencia.

Que recuerde que la idea de una Unión Europea nació para impedir que los nacionalismos provocaran más guerras en Europa que acabaran en guerras mundiales.

Pero ya vemos, el Estado calladito, el Gobierno acojonado, y estos delincuentes, que han provocado un enorme daño a Cataluña y al resto de España, no sólo no paran de lanzar sus falaces mensajes publicitarios a los cuatro vientos, sino que no tienen quien les tosa.

Del Gobierno ya ni hablo, pues esta situación se tenía que haber evitado hace ya muchos años, y como no se hizo, había que haberla parado hace al menos cinco. Y como punto de inflexión, hace tres, con el desacato y provocación del referéndum de Mas.

Viendo las consignas que Rajoy está impartiendo para esta campaña electoral se explica que, con él en el Gobierno, se haya consentido todo esto hasta el punto de que no ha tenido más remedio, muy a su pesar pues no quería hacerlo, de aplicar la ley a quienes dieron un golpe que no quiso impedir que se diera.

Las campañas y programas electorales de los independentistas van claramente contra la Constitución y, por supuesto, contra la Ley de Partidos Políticos, pero "por supuesto" no se va a solicitar la ilegalización de esas ilegalidades. Y luego nos quejaremos de tener un Estado ingobernable, cuando no es más que el fruto de sucesivas cesiones y de un gobierno que no quiere gobernarlo.

Los políticos, esos que tienen que hacer las leyes y obligar a que se cumplan, se saltan la ley mientras nos exigen a los demás que las cumplamos. Y si no las cumplimos no esperemos los miramientos que entre ellos se dedican, no; lo pagaremos muy caro. Ya estamos pagando carísimo que ellos se las estén saltando.

domingo, 5 de noviembre de 2017

La estructura del golpe, intacta.

F.J.L. Libertad Digital 2017-11-05
Durante una semana, los lacayos de Soraya y de Rajoy, que son los mismos y de lo mismo, han puesto de vuelta y media a los pocos que venimos pidiendo hace años la intervención del Estado, cuya dirección pertenece en buena parte al Gobierno, para frenar el golpe de Estado en Cataluña. Somos los mismos que hace tres años, tras el referéndum del 9 de Noviembre, nos declaramos traicionados por el Gobierno de Rajoy, que se negó a mandar a la cárcel a Artur Mas, usando todos los recursos legales a su alcance y utilizando su mayoría absoluta en el Congreso y Senado.

El manifiesto de Libres e Iguales en 2014

Recordaba Arcadi Espada la movilización de Libres e Igualesbajo el lema "Sí nos importa" en todas las capitales españolas, pidiendo la anulación del referéndum y la defensa de la nación y de la Constitución. Cuando se celebró y el Gobierno, que había asegurado que no se celebraría, dijo que no había habido referéndum porque no tenía valor legal, Libres e Iguales publicó una nota. Me complace tanto como me apena repetirla.
"Después del 9-N
El pasado sábado miles de ciudadanos convocados por Libres e Iguales en las grandes ciudades españolas exigieron del gobierno de España firmeza contra la iniciativa secesionista del gobierno de la Generalidad y la burla de la democracia que ha acabado consumándose ayer en Cataluña.
Por desgracia para la democracia y para el mantenimiento de los más elementales vínculos de confianza entre gobernantes y ciudadanos, el gobierno del presidente Rajoy ha observado pasivamente el desarrollo de los acontecimientos, olvidando culpablemente que su primera obligación es la de cumplir y hacer cumplir la Constitución.
El gobierno de la Generalidad no sólo ha organizado política y logísticamente la jornada sino que ha exhibido su compromiso con la ilegalidad de manera retadora. Se ha negado a acatar la sentencia inequívoca del Tribunal Constitucional y ha exhibido el sometimiento del Estado de Derecho como un triunfo político.
Esta agresión a la democracia no ha recibido la respuesta que merece. El Gobierno del presidente Rajoy no ha impedido el atropello a la legalidad en Cataluña. Su dejación ha debilitado gravemente al Estado y ha colocado a los ciudadanos en la indefensión jurídica y el desamparo político.
El incumplimiento de la ley y este desistimiento abren una crisis política de una envergadura desconocida desde la aprobación de la Constitución y un foso de profunda desafección ciudadana que, a juicio de Libres e Iguales, descalifica al Gobierno del presidente Rajoy para seguir cumpliendo su mandato constitucional."

Las consecuencias de tres años de inacción

Por supuesto, los lacayos de Soraya y de Mariano, aliados entonces con Podemos a través de La Sexta, nos pusieron verdes. Pues bien, lo que ha pasado en España estos tres años ha desembocado en la farsa de un pacto de quejicas: unos fingen en Madrid que están matando al golpismo y los golpistas en Barcelona fingen que los matan, a través de ese aparato de lloros y gemidos que va del Barça a TV3 y de La Sexta a… Antena 3.
En ésta última, criatura de Rajoy y Soraya, para honra y provecho de Planeta y sus directivos, se ha dado un paso importante en el alineamiento mediático del PP con el golpismo a través de la reforma desconstitucional. En lo que legalmente sigue siendo una concesión gubernamental para un servicio público, que ese es el estatus de la televisión llamada privada, El Folloneroaprovechó el prime time de El Hormiguero, cuyo presentadorPablo Motos fue un día compañero de baile de Soraya, para atacar a la juez Lamela y ciscarse en el régimen constitucional español durante una hora. Esos sí que son medios responsables, no los que criticamos a Rajoy.
Viendo el estado de los medios audiovisuales en Cataluña, rendidos al golpe, y el de los del resto de lo que quiere seguir siendo, no sabe cómo, España, entregados a la desconstitución de la nación, cabría pedir a este Gobierno que al final ha convocado las elecciones de la impunidad que pactó con Puigdemont, que no presuma de que defiende la Ley y la Nación. Nos ha traicionado como hace tres años, mantiene íntegra la estructura del golpe y tras dejar en manos del PSOE la convocatoria electoral a cambio de no aplicar el 155, va a dejar en manos de Podemos y el PSC una reforma de la Constitución que sólo puede ser, viniendo de Pablo Iglesias y del partido traidor a España por antonomasia, una puñalada a la soberanía nacional.

Seguimos insistiendo: no bastan las urnas

Sin embargo, las encuestas sobre intención de voto en Cataluña están llenando de perplejidad a los devotos del pensamiento mágico de Rajoy, ese Houdini abúlico que escapa de las situaciones más difíciles metiéndose en otras más complicadas. Excluyo de la cofradía de los perplejos a los agradaores del Poder, en especial a uno que empezó diciendo en el Avui que "hablar español es de pobres" y ahora es opinaet preopinat en ABC y la COPE. En el diario duda si es separatista o no, y me recuerda el número de los tres ratas de Arniches. En la radio aún no ha explicado, al menos en directo, la diferencia de olor vaginal entre jóvenes y maduras, como en Telemadrid, pero igual que entonces le grabaron sin saberlo, un día se abre el micro y habemus ictus masivo en la Aquiescencia Episcopal, que, por cierto, tras doblar vilmente la cerviz ante el Prusés, ahora celebra el 155… poco. Lo siento por los católicos decentes. Desde que redujeron la Cruz a la crucecita de Hacienda, ni Cruz ni crucecita. Así que el opinaet está muy bien allí: del coro al caño, y ojo a las vocales.
Sin embargo, el rebaño opinat debe aclararse al aplaudir a su pastor. Rajoy dijo sobre el 155: "No nos obliguen a hacer lo que no queremos hacer". Al proclamarse la república que no se iba a proclamar tras el referéndum ilegal que no se iba a celebrar, dijo: aplicaré el 155 hasta que haya condiciones para nuevas elecciones, "al menos seis meses". Entonces iba a intervenir TV3 y otros medios golpistas y castigar a los centros que educan los niños en el odio a España. De pronto, anunció elecciones en 55 días sin tocar TV3. ¿A qué Rajoy de los tres aplauden? ¿A los tres?
Las urnas sirven para cambiar pacíficamente de Gobierno, no para abortar un golpe de Estado que es parte de un cambio de régimen en toda España. De las urnas, con los mismos partidos y medios audiovisuales, en seis semanas saldrá casi lo mismo que nos ha llevado al Golpe y a un 155 limitado a convocar elecciones. Había y hay que desnazificar, no conservar intacta la dictadura. Hace años que tuvo que aplicarse el 155, pero entonces Rajoy acertaba. Ahora tampoco se aplica, pero acierta. Cuando gane ERC y haya otro Tripartito habremos "vuelto a la normalidad", y habrá acertado. Los agradaores se romperán las manos –nunca los bolsillos- aplaudiendo.