Sánchez tiene una oportunidad de oro que le llega, como tantas veces en España, más por deméritos ajenos que por méritos propios. La formación política del Rey es notablemente superior a la de nuestros políticos, así que espero que le haya dado algunas pistas que pueda hacer que esa oportunidad no sea sólo para él. Así como también espero que la inteligencia de quienes en el PSOE la tienen, sea recuperada para el partido y no se desprecie como hasta ahora por esos listos de la táctica que hoy manejan el partido. Y que esa inteligencia sea un beneficio para todos, no sólo para el partido. Los partidos son de todos, no sólo de sus militantes y votantes, todos los financiamos y todos nos beneficiamos o perjudicamos con sus aciertos y errores.
Es momento de la política, de la estrategia política de altura, de la política de Estado y con miras al futuro. Fuera cortoplacismos y gobiernos cuya meta es ganar las próximas elecciones. Es momento de principios, y si no se tienen hay que buscarlos, adoptarlos y defenderlos. La política española hace demasiado tiempo que no tiene en cuenta principios de ningún tipo, excepto los que dividen y enfrentan. Hay que perder el miedo a proclamar que hay principios comunes por encima de las siglas, y de hacer campañas didácticas para que así se reconozcan. Hay que acabar con el sectarismo como herramienta para afianzar el voto basado en emociones y no en razones. es momento de acabar con la hipocresía electoralista y partidista de la que hacen gala nuestros políticos y que se ha hecho sello distintivo de quienes se dedican a representar a los demás.
Ha pedido tiempo para negociar, pero más importante es que lo dedique a aleccionar a sus bases, militantes y posibles votantes. En primer lugar debe centrarse en deshacer el sentimiento de incompatibilidad y enfrentamiento con el PP. Debe insistir en lo que les une, que no es poco, y en que ya se han puesto de acuerdo en cosas muy importantes que han traído un verdadero progreso en nuestro país. Para ello sólo necesita un poco de tiempo, el PSOE ha demostrado sobradamente que puede convencer a los suyos de que lo negro es blanco sin trauma alguno. Recordemos el no a la OTAN o el marxismo militante que se convirtieron en todo lo opuesto en un plis plas. Por no recordar el descalabro de algún secretario general recién elegido por primarias, Borrell por poner un ejemplo.
El enemigo real del PSOE no es el PP, es Podemos, y ellos lo saben de sobra. Así que tienen que andarse con mucho tacto para recuperar a esos votantes que se les fueron tras el populismo y las utopías por estar indignados con todo lo que se menea, y con razón.
Si recuperan la capacidad de interlocución con el PP dejarán sin sentido también a aquellos votantes que se les han ido tras C's en busca de una posición más socialdemócrata y alejada de frentismos.
Podrá presentar a Rajoy como intransigente y dejar de cargar él con ese sambenito si ofrece un pacto con el PP y es rechazado por los que en ese partido dicen que no votarán gobierno alguno que no presida aquel.
Puede conseguir que al PSOE se le perdonen los errores de los últimos años y que vuelva a ser hegemónico en la izquierda, devolviendo a Podemos al nivel que tenía IU. Puede recuperar el poder territorial sin necesidad de ceder ante populismos a la vez que recupera la credibilidad internacional que últimamente ha perdido. Y puede acabar con el frentismo que se ha instalado tanto en la política como en la sociedad alentada por un revanchismo rayano en la paranoia y apoyado en la soberana ignorancia patria.
Eso le haría elevarse a un nivel inalcanzable para las críticas internas de su partido. Él, al fin y al cabo, no está manchado por la corrupción, al margen de su asiento en el Consejo de Administración de Caja Madrid que sólo usó para cobrar y no para impedir desparrames desastrosos. Pero eso no es nada al lado de lo que arrastra Susana, por ejemplo, que hasta se enfrentará a una comisión de investigación. La barrería con tan sólo un gesto.
Y esto no lo digo por una repentina conversión al PSOE ni porque crea que Sánchez se ha convertido de golpe en un genio ni en un dechado de capacidad e intelectualidad, en absoluto. No hay tal, no pertenezco a ningún partido ni mi voto es cautivo de opción alguna. Tan sólo expreso lo que me parece una oportunidad que puede y debe serla para todos. Y voy a exponer por qué creo que la ausencia de jugada del oponente le ha puesto de cara el tablero de juego para concatenar unas determinadas jugadas de ajedrez, y no de parchís, que devuelvan la estabilidad y permitan que el progreso no sea una definición de una determinada ideología que no ha significado progreso en sitio alguno en donde se ha impuesto.
Esa exposición la dejo para mi siguiente post, que tampoco quiero aburrir a quienes tienen la deferencia y paciencia de leer mis opiniones.