lunes, 16 de octubre de 2017

Carta de Rajoy a Puigdemont

EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Madrid, 16 de octubre de 2017

Molt Honorable Sr. D. Carles Puigdemont ¡ Casamajó
President

Generalitat de Catalunya

Palau de la Generalitat

Placa de Sant Jaume, 4

08002 Barcelona

Estimado President:

Lamento profundamente que haya decidido Ud., como Presidente de la Generalitat
y como representante ordinario del Estado en Cataluña, no contestar el
requerimiento remitido el pasado 11 de octubre y, por lo tanto, no aclarar el
extremo de si alguna autoridad de la Generalitat ha declarado la independencia de
Cataluña.

Esta es una aclaración absolutamente necesaria. No sólo el Gobierno de España,
sino todos los catalanes, tienen derecho a saber con certeza si su declaración del
10 de octubre de 2017 ante el Pleno del Parlamento o la firma posterior de un
documento redactado en términos inequívocos, implican la declaración de
independencia, al margen de que ésta se encuentre o no en vigor.

Espero que en las horas que quedan hasta que se cumpla el segundo plazo del
citado requerimiento responda con la claridad que todos los ciudadanos exigen y el
derecho requiere. Prolongar esta situación de incertidumbre solo favorece a
aquellos que pretenden liquidar la concordia cívica e imponer un proyecto radical y
empobrecedor para Cataluña.

Ciertamente, el requerimiento que yo le envié supone el paso previo al
procedimiento establecido en el art. 155 de la Constitución que, en contra de lo
que usted afirma, no implica la suspensión del autogobierno, sino la restauración
de la legalidad en la autonomía. Pero, ante todo, el requerimiento es una
oportunidad para reconducir el grave deterioro de la convivencia que se vive en
Cataluña, para que la Generalitat vuelva a la ley y, a partir de ahí, se recupere la
normalidad institucional entre administraciones. La vuelta de la legalidad, previa
para cualquier diálogo democrático, se refiere al orden constitucional pero también
al Estatuto de Autonomía de Cataluña y sus normas de desarrollo, que han
resultado gravemente lesionados por las actuaciones de su Gobierno en las últimas
semanas.

Asimismo, el requerimiento remitido constituye una llamada a la claridad política,
para que todos los ciudadanos de Cataluña y del resto de España sepan con
certeza cuál es la situación institucional entre la Generalitat de Cataluña y las
Instituciones del Estado. El Presidente de la Generalitat no puede tratar asi a los
ciudadanos en un tema de tanta importancia. Tiene la obligación de explicarles qué
ha pasado y si su voluntad es cumplir 0 no las leyes vigentes.

No puedo aceptar en modo alguno la existencia de eso que usted denomina
"conflicto histórico entre el Estado Español y Cataluña". Nunca en toda su historia
los ciudadanos de Cataluña han gozado de más libertades, de más autonomía
política y financiera que durante esta etapa democrática. El único conflicto que
existe en este momento en Cataluña es un conflicto de legalidad. Y sólo
poniéndole fin podremos abordar las cuestiones que realmente afectan y
preocupan al conjunto de los catalanes.

No es mi voluntad generar nuevos escenarios de controversia, por lo que no voy a
comentar los supuestos resultados de una consulta que nunca ha sido válida, ni
puedo, como Presidente del Gobierno de España, interceder, ni siquiera valorar, las
actuaciones de otros poderes del Estado. Le recuerdo que todos estamos sujetos
al imperio de la ley y obligados a respetar o acatar las resoluciones de los
tribunales. Esa es nuestra obligación como gobernantes en un régimen
democrático basado en la primacía de la ley y la separación de poderes.

Quiero aprovechar, sin embargo, su referencia a la Unión Europea, para recordarle
que tanto las instituciones comunitarias como los gobiernos de los distintos
estados miembros han expresado con rotundidad su posición contraria a la
independencia y a la ruptura del principio de legalidad. No olvide que el Estado de
Derecho y el imperio de la ley son principios fundacionales de la Unión Europea, asi
como también lo es el respeto a la integridad territorial de los estados que la
conforman.

Las últimas actuaciones adoptadas por usted y su Gobierno están generando una
importante fractura en la sociedad catalana, asi como una enorme incertidumbre
económica que pone en riesgo el bienestar de los ciudadanos. Le recuerdo que
algunas agencias de calificación ya están planteando la posibilidad de que Cataluña
caiga en recesión si se prolonga esta situación de inestabilidad.

No resultan creíbles sus llamamientos al diálogo en nombre del conjunto de
Cataluña, cuando usted se niega a hablar con una parte importante de dicha
sociedad a través de sus legítimos representantes que, siendo —como usted dice-
menos en número de escaños, representan —como usted oculta- a un mayor
número de ciudadanos en votos. En cualquier caso, le recuerdo que, al margen de
porcentajes, uno de los indicadores que definen la calidad de una democracia es el
respeto a la oposición.

Yo, por mi parte, creo poder hablar en nombre, no solo del Gobierno y del partido
que le apoya, sino también de una gran mayoría de representantes del pueblo
español, como se evidenció en el pleno del Congreso del pasado día 11 de
octubre, que sin duda usted conoce. Allí se confirmó el apoyo a las actuaciones
del Gobierno en defensa de la legalidad. Además, se brindó un espacio
parlamentario para el diálogo entre todas las fuerzas políticas, incluida por
supuesto, la suya. Este marco, que tiene un apoyo mayoritario, es el mejor y el
más eficaz para el diálogo que usted reclama y en él pueden abordarse algunas de
las demandas que usted ha venido planteando y que, como le he explicado todas
las veces que ha querido dialogar conmigo, exceden con mucho mis competencias.
Le invito de nuevo a comparecer ante el Parlamento y trasladar sus demandas a
los legítimos representantes de la soberanía nacional, que son los únicos que
pueden entender de las mismas.

Le recuerdo, una vez más, que aún tiene margen para contestar de forma clara y
sencilla al requerimiento que le remití el pasado miércoles. Sigue estando en su
mano abrir un nuevo periodo de normalidad y lealtad institucional que todo el
mundo le está reclamando. En caso contrario, será Usted el único responsable de
la aplicación de la Constitución.


Atentamente,



Mariano Rajoy Brey

Ni sí ni no sino todo lo contrario.


Que dice Puigdemont que él quiere diálogo, ahora quiere diálogo, y que en prueba de su buena voluntad dejó en suspenso la Independencia para poder hablar con el Estado represor que dejó ochopecientos heridos a los que él aún no ha tenido tiempo de visitar, por lo visto.

Él es buenísimo y el Estado un horror. Fíjate si es opresor que no le permite hacer lo que está haciendo y que si no está en la cárcel es porque está protegido por la gente en la calle y sus propias fuerzas de seguridad. Que lo mejor del mundo es dialogar, que se quiere sentar con Rajoy para decírselo y dialogar sobre cuándo cargarse España y aplicar la Independencia.

La carta es mucho peor de lo que desde el Gobierno y PSOE nos estaban intentando hacer creer que sería en su afán de crear esperanzas para no aplicar el 155. Un panfleto propagandístico falaz de cara al exterior en el que miente descaradamente gracias a que el Gobierno no lo desmiente rotundamente. El Ministerio de Exteriores debe estar ocupado preparando la llegada de los Reyes Magos en Navidad. Y Rajoy debe estar buscando una excusa para seguir sin hacer nada, no vaya a ser que haga algo.

Aquí poco menos que se ha dicho que el 155 sólo se puede aplicar si la declaración de Independencia está en vigor, lo que es otra descomunal mentira. Leyendo dicho artículo se desprende que ya hay motivos más que suficientes para aplicarlo sin esperar a eso y, además, desde hace demasiado tiempo. Lo que no hay es voluntad de hacerlo.

Ahora se le dará otros tres días, hasta el jueves, para que puedan organizarse mejor y hagan propaganda victimista buscando intermediarios en su afán de internacionalizar el asunto siguiendo el método de Eslovenia. Y no me extraña, lo de Yugoslavia no va a ser nada comparado con la que nos espera con esta panda de irresponsables, chalados y cobardes.

domingo, 15 de octubre de 2017

Imaginemos...


Imaginemos por un momento que mañana Puigdemont contesta sí y a continuación dice que se levanta la "suspensión" de la independencia. Tras esto, los nacionalistas -Generalitat incluida- no se sentirán afectados ni obligados por la legislación española, en cuyo caso, quienes están citados a declarar como investigados en la Audiencia Nacional ¿van a responder ante la justicia de un país  "extranjero"?

Entre esos que tienen que responder mañana ante la justicia están el responsable de los Mossos, y los de quienes agitan y animan a sus hordas a tomar la calle, la ANC y Omnium. ¿Alguien duda de que en ese caso no se movilizarían en su apoyo? ¿Piensan que esas organizaciones y la CUP no iban a declarar la huelga general y tomar las calles? ¿Creen que los Mossos no se armarían hasta los dientes para proteger a "los suyos"?

Y aunque el gobierno pretenda aplicar el 155, cosa que además no es automática ni inmediata, ¿no dirían que ese artículo sólo es aplicable a una autonomía pero no a una República Independiente?

¿Y entonces qué? ¿Se haría realidad aquella frase de Churchil: "Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra; escogísteis el deshonor y tendréis la guerra"?

sábado, 14 de octubre de 2017

De felones, cobardes y ayudas de cámara.


Ha habido una negociación. En las horas previas a la esquizofrénica intervención de Puigdemont -declaro pero suspendo- los whatsapps iban y venían: haced una DUI vegetariana y os haremos un 155 light. «Nos pidieron desesperadamente una salida. La necesitan y debemos dársela. No podemos hacer frente a una rebelión popular". (De las negociaciones mientras se pensaba la declaración en el Parlament.)

«Nos piden que no vayamos demasiado fuerte, que ahora no conviene» dicen ahora voces desde la cúpula judicial.
(Conversaciones palaciegas desveladas por Cayetana álvarez de Toledo, testigo de las mismas, en El Mundo, 14/10/2017)

Que a Mas se le ha ofrecido no sé qué para que no se arruine, o para que su patrimonio no merme debido a la condena por lo del referéndum anterior, es algo que se evidencia en su nuevo papel "pacificador" y su repentina lucidez sobre la imposibilidad de una independencia que no es posible "por no tener sus estructuras de Estado listas".

Claro que una declaración de Independencia unilateral carece de validez y de valor jurídico, pero eso no significa que no se haya declarado. El referéndum tampoco puede considerarse como tal pero, con chapuza y todo, se celebró. A pesar de que Rajoy prometió que no se celebraría, incluso desde la Casa Blanca junto al Presidente de EEUU; que debe estar atónito ante un dirigente que permite eso en su país.

La cantinela de los ochocientos heridos por cargas policiales continúa. Y es normal que lo haga pues el Gobierno no ha pedido los partes médicos ni tampoco ha hecho campaña alguna para desmentir esa falacia, que ha contabilizado todas las asistencias en urgencias de ese día como si fueran resultado de las cargas policiales. Y no sólo no las ha desmentido y desbaratado la falaz campaña contra las FFSS, sino que ha pedido perdón por su actuación dándola por cierta. Si ese número de heridos ha sido real, ¿dónde están las imágenes de las visitas a esos heridos por parte de quienes hablan de ellos? ¿O alguien cree que de poder haberse hecho la foto con ellos no se la hubieran hecho?

Pero estamos ante algo más grave que unas campañas, estamos ante una traición de Puigdemont y comparsas a lo que juraron o prometieron cumplir y hacer cumplir, a sus conciudadanos y hasta a sus cómplices de felonía, la CUP. Y estamos también ante la traición de un Gobierno que no paró el golpe negociando bajo cuerda con los golpistas, y que sigue haciéndolo. Y otra traición más, la de parte de la Judicatura a su deber de hacer valer la justicia independientemente de la política.

Espero que si algún día en España se recobra la cordura y se instala un sistema plenamente democrático en donde haya realmente división de poderes, todos estos comparezcan como traidores ante los tribunales. Desde Rajoy y su colaborador necesario, Sánchez y cuadrilla -Margarita Robles llegó a pedir al ministro de Justicia que sujetara a los fiscales-, a Puigdemont y todos los que en la sombra le apoyaron, pasando por quienes movieron los hilos para cubrir sus delitos, Pujol, Mas y compañía. Así como de quienes desde la sociedad civil usaron de su medios y fortuna como apoyo a la jugada, léase Roures, Godó y compañía. Sin olvidar a quienes se dejaron comprar para presionar desde la calle, como Iglesias. Y detrás, la CUP y esas asociaciones independentistas, pagadas con dinero de todos y dirigidas por filoetarras, que se han ocupado de lanzar a la calle a esos a los que han convencido de no sé qué paraíso independentista, basándose en que ahí no estaría toda esta panda de corruptos.

Sería un desfile mucho más aplaudido que el del Día de la Fiesta Nacional, al que sólo acudió uno de estos felones, a pesar de que ya hace tiempo dijo sobre el mismo que era un verdadero coñazo asistir.

Tufos electorales


Que el PP desconoce lo que es el márketing político es harto sabido, y se ha vuelto a evidenciar con la crítica de Albiol a Rivera por no acudir el 12-0 a la manifestación en Barcelona, cuando estaba en Madrid celebrando el Día de la Fiesta Nacional como corresponde a un diputado de la nación. En Cataluña C's propone a Arrimadas para presidir la Generalitat y está haciendo un excelente papel; Rivera lo intenta hacer a nivel nacional y no puede estar en dos sitios. Ni tampoco parece lógico que vaya a quitar protagonismo a su candidata en Cataluña.

El PP ya estuvo en la campaña contra Rivera cuando era su único posible socio de gobierno, obteniendo un pésimo resultado que favoreció a Ciudadanos. Ahora ya intentan dejarlo a un lado de forma sibilina; el pacto PP PSOE para reformar la Constitución es una muestra de ello. Espero que no repitan aquel error ahora que lo ven mucho más como rival, por su ascenso en las encuestas, que como socio. 

Aunque a lo mejor sí, casi mejor que sí, que lo repitan y se vuelvan a equivocar de rival. Puede que sea el mejor camino para ver a Rajoy en la oposición dejando a otros que hagan lo que él no se atrevió a hacer. E impedir de paso que esa reforma constitucional sea otro regalo a los nacionalistas a base de "desconstituir" cada vez más lo que se trata de constituir: España. Porque si alguien espera que esa labor la haga el PP, va listo.

Si el PP vuelve a intentar usar el voto del miedo para ganar votos, debe de pensar que para muchos ellos ya son parte de ese miedo. La inacción ante el nacionalismo ha hecho que lleguemos a esta situación, y lo de pretender llegar a acuerdos con los golpistas en vez de parar el golpe y las consecuencias que estamos padeciendo, produce más miedo que los propios nacionalistas. Pues de estos sabemos lo que son capaces de hacer, pero necesitamos también saber que quien gobierne sabe como impedir que lo hagan. Y que se atreve a ponerlo en práctica.

viernes, 13 de octubre de 2017

Un golpista en el Congreso.


Pues nada, que tanto la Vicepresidenta, el PP y el PSOE están empeñados en no aplicar la Constitución, en dar impunidad y en que volvamos a ver a un golpista en el Congreso. Si dice "no" nos olvidamos de lo que todos hemos visto y padecido, y de rositas a dialogar.

Ya estamos de nuevo con trapicheos y componendas bajo cuerda con los nacionalistas. Pero en este caso, con la agravante de que intentan proteger a delincuentes que no se van a hacer cargo de las pérdidas que han provocado ni responder por la ruptura social que han fomentado.

Ahora, señalarán a Ciudadanos como los apestados que quieren aplicar la Constitución para respetar la Constitución y volver a la legalidad. Y la legalidad no es hacer acuerdos bajo cuerda.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Tahúres


Parece que nadie sabe lo que pasó ayer, pero lo que sí sé es que estos nacionalistas son más listos que los demás. Les han preparado una trampa a todos. Y eso pasa por dejar sentarse a la mesa a fulleros.

Puigdemont ha hecho lo que ha hecho sin que se pueda decir que ha hecho algo. A éste va a tener que pillársele como a Capone, por evasión de impuestos. Aunque creo que algunos damnificados por la inseguridad jurídica, que hace salir empresas de Cataluña, podrían tener algo que decir en los Tribunales.

Una tomadura de pelo a un Estado que no se ha dotado de herramientas para impedirlo, y que ha basado su existencia en la lealtad, sin contemplar cómo defenderse de los desleales. Y una tomadura de pelo a un Gobierno que estaba más pendiente de hacerse las uñas que de lavarse la cabeza.
A no ser que sus socios de la CUP se cabreen por haberles tomado el pelo y se la líen parda éste sigue de President sine die.

Requerimientos


Que va Rajoy y responde a la declaración de independencia a plazos con un requerimiento a plazos. Supongo que legalmente cumple con lo que exigiría la puesta en marcha de la aplicación del 155 -lo ha mencionado como de pasada-, pero esperaba algo más contundente.

Esto está sonando ya demasiado a tomadura de pelo, más parece un juego de pelota, y no estamos para juegos. El tiempo juega a favor de los golpistas.

Vamos, que viene a decir que confirme si declaró la independencia ayer o habló del vuelo de las mariposas. Se ve que el Gobierno no siguió en directo la intervención de Puigdemont. O no tiene moviola.

Es la contestación de un Gobierno que se siente rehén de una coacción. Y el chantaje es "cuidadín que la liamos en la calle". Una cosa es prudencia y otra debilidad. Y aquí ya suena demasiado a lo último.

No creo que C's esté muy contento, ni buena parte del PP tampoco, pero aquí se trata de no poner a Sánchez muy ante las cuerdas. Parece que se trate más de proteger al bipartidismo que a España.

Pero sí, se pone en marcha la antesala del proceso de la aplicación del 155. Esto es el requerimiento previo que exige dicho artículo. Aunque algo se debe estar haciendo rematadamente mal para que el segundo de Colau, Pisarello, haya alabado la prudencia de Rajoy.

No sé si al requerimiento del Gobierno a Puigdemont para que aclare qué ha hecho habría que requerir a Rajoy que aclare lo que ha hecho él.

martes, 10 de octubre de 2017

El valor de los símbolos.


A todos nos habrá sucedido alguna vez. Alguien (normalmente tirando a modernete) habrá puesto esa cara que ponen los modernetes cuando van a pronunciar cualquiera de sus sentencias sapienciales (mirada algo perdida, voz levemente más profunda) y habrá aseverado: “Yo es que pienso que las banderas son meros trapos”. (Existen algunas variaciones para dulzaina y orquesta de esa frase: por ejemplo, “yo pienso que las banderas son solo un trozo de tela”). Es habitual que quien así habla crea por ello haberse elevado a ciertas cotas cosmopolitas que nos están vedadas al resto de los mortales, enfangados como estamos en esa cosa tan pegajosa que es tener vínculos con tus paisanos, qué ordinariez. También es frecuente que quien así habla crea haber realizado un descubrimiento empírico importante: “¿Pero es que no veis que las banderas son de tela? Mira, tócala. Tela, lo que yo te dije. Qué absurdo eres que te crees que es distinta esta bandera al material de tus calzoncillos”.
Yo soy muy partidario en general de empezar por lo más básico y sí, hay que reconocer a nuestros modernetes que la mayoría de las banderas están hechas de tela. Ahora bien, cuando hablo con ellos de estas cosas trato de extraer todas las consecuencias debidas de esta su perla de sabiduría. Es decir, así como las banderas son de tela, entonces los billetes que tenemos en el bolsillo serán meros papelitos de colores. Y, sin embargo, solo las incautas víctimas del timo del tocomocho cambiarían esos papelitos por otros papelitos cualesquiera (con lo que a mí me gustan, sobre todo, los papelitos de color rosa). ¿Por qué? La respuesta es tan simple que hasta un niño la entiende. Pero hemos de ser pacientes con nuestros modernetes y explicárselo todo un poco desde el principio: mira, los billetes son de papel, sí, pero eso no los hace un papelito cualquiera; y las banderas son de tela, sí, pero eso no significa que sean iguales a la tela de tus enaguas.
El caso es que los seres humanos tenemos una cosa excepcional, y es que somos animales simbólicos. Es decir, somos capaces de ver una cosa como signo de otra. Podemos dar sentido a las cosas. Esto, lejos de ser una extravagancia, es lo que nos permite algo tan importante como hablar y pensar: cuando yo digo “patata”, o pienso en la imagen de una patata, ni las letras p-a-t-a-t-a ni mi imagen mental son una patata comestible, pero eso no impide que la simbolicen y gracias a eso nos entendamos. Cuando alguien le dice a usted, amigo lector, y espero que frecuentemente, que “eres adorable y te quiero mucho”, lo que usted percibe por su oído son meras ondas en que se agita el aire por culpa de las cuerdas vocales de otra persona; pero usted seguramente no pensará solo “uy, mira, me han llegado unas ondas a mi oído interno”, sino que sabrá que eso que ha captado simboliza algo. Y (generalmente) se alegrará.
¿Es entonces razonable sentir cariño por tu bandera? La respuesta la tenemos en el billetero de mucha gente; pero no nos fijemos ahora en los papelitos de colores que allí lleven, sino en otro objeto que frecuentemente los acompaña: la fotografía de algún ser querido. Normalmente los modernetes se enfadan mucho si, tras su descubrimiento de que una bandera es solo una tela, les pido una foto de sus hijos para limpiarme con ella la suela de los zapatos, dado que convendremos todos en que un retrato no es más que un papel impreso más. Se enfadan, naturalmente, porque para ellos esa instantánea simboliza algo querido. Ajá, nos vamos acercando a entender de qué van las banderas. Incluso quizá a veces un modernete u otro bese alguna foto, lo cual, si lo viera un extraterrestre, lo consideraría un rito bien extraño: “¿Qué piensan estos humanos, que acaso por besar un trozo de papel sus labios tocan de algún modo al ser pequeñito ahí representado? Qué irracionales que son”.
Aclararé que no me parecería bien que nos obligasen a todos a llevar la foto de nuestros amantes en nuestra cartera; y aún peor vería que nos obligaran a besuquearla cada cierto tiempo. Por ese mismo motivo, soy en general poco partidario de obligar a la gente a besar su bandera o mostrar hacia ella otros fervores. No me gustaría que, cuando visito la casa de alguien, el anfitrión me obligara a darle un sonoro ósculo al retrato que exhibe encima del televisor, entre una flamenca y un geranio, instantánea de cuando era joven y viajó con su pareja a Torremolinos. Pero al igual que ante ese portarretratos, por horrendo que sea, jamás se me ocurriría la idea de escupirlo, o ponerme científico y explicarle que no son más que fotones que llegan hasta nuestras retinas, así también me gustaría que los modernetes no se portaran de forma maleducada ante las banderas. Ni se pusiesen a explicarnos, de modo condescendiente, su obvia relación con la industria textil.
A veces, de hecho, cuando un modernete actúa así, estoy tentado de describirlo en artículos como este como un redomado idiota. Y luego, cuando se ofenda porque crea que le insultado, ponerme a explicarle pacientemente que lo que él cree un insulto no son más que píxeles negros en la pantalla de su ordenador, y que cómo puede sentirse insultado por meros cuadraditos pequeños y oscuros. Estoy seguro de que mentalidades tan empíricas como la suya enseguida convendrán conmigo en que tengo toda la razón.

domingo, 8 de octubre de 2017

Los gritos del silencio.


Las cifras no son ahora lo que más importa. Da risa que los independentistas hablen de 66.000 manifestantes. El idiota que los contó no vive en la misma luna que el amigo de Borrell, sino en esa galaxia, repleta de iluminados y tramposos, de la realidades inventadas. También sabemos que la guardia urbana hubiera superado con creces el cálculo de 350.000 si los convocantes hubieran sido amigos de Colau. Lo de menos es que hayan llegado al millón o se hayan quedado más o menos cerca. Lo que importa es que nunca antes se había visto nada comparable en Barcelona. Las imágenes quedarán guardadas para siempre en el almanaque de la historia inédita de España, como testimonio fiel de la resistencia ciudadana a correr la suerte dictada por los políticos incapaces que dirigen el rumbo de la nación.
Una de las ideas que ayer más se jalearon es que las voces que se dejaron oír salían del armario silencioso donde ha vivido hasta ahora la mayoría social durante este tiempo de exaltación independentista. No creo que sea verdad. Lo de ayer no fueron los gritos del silencio. Las voces de ayer no fueron una enmienda a la pasividad de la sociedad amilanada, sino a la inacción -ominosa, calculadora, trémula y liberticida- de la clase política. Ha sido la sensación de desamparo, de abandono y de orfandad de los españoles del común, en Cataluña y en el resto de España, la que ha promovido la ocupación de la calle. Y lo peor que puede pasar es que haya sido una reacción tan emocionante como tardía. Esa es a estas horas, me parece a mí, la pregunta clave: ¿llega a tiempo de cambiar el curso de la batalla?
Rajoy cree que sí. Él aún mantiene la esperanza de doblarle el brazo a Puigdemont. El jueves salió a la palestra, después de tres días largos dentro de la madriguera, para recordarle a su partido, más inquieto que nunca, que ya había demostrado en otras ocasiones su maestría en el manejo de los tiempos y que debían confiar en su prudencia acreditada. Aznar acababa de poner en duda su fortaleza anímica para coger el toro por los cuernos, en una nota que hubieran suscrito de buena gana casi todos los militantes del partido. Dos días antes, el rey también le había conminado a restablecer la legalidad constitucional en Cataluña. Su inacción, después de eso, retumbaba en el país entero como un grito silencioso. Pero él seguía confiando en su propio juicio.
El martes se habían retirado 270 millones de euros de fondos de inversión de La Caixa. La decisión de trasladar la sede social del banco era inminente e irremediable. Detrás vendrían el Sabadell, Gas Natural, Freixenet, Codorniú, Criteria, Agbar, Abertis... El efecto dominó de la estampida iba a colocar al Govern contra las cuerdas. Los últimos impulsos de sensatez en el seno del PdeCat, el partido de los botiguers y la clase media, trataban de izar la bandera blanca. La respuesta cívica de los contrarios a la independencia iba cada vez a más. Ya había duelo de caceroladas. El griterío dejaba de ser monopolio de las CUP. El presidente del Gobierno tenía fundados motivos para estar contento. La sola idea de que su plan de aguantar el tirón sin perder la calma pudiera ser suficiente para sofocar la insurrección le reafirmaba en su estólida apuesta por el tancredismo.
Poco después, las tres locomotoras del procés se encargaron de ir apagando los incendios. La ANC distribuyó el viernes por la mañana un chat entre sus afiliados que les instaba a seguir en la brecha: "Nos quieren desanimados. No lo podemos permitir. Ni se lo merecen ni nos lo merecemos. Es muy importante que estos días nos apoyemos los unos a los otros. Descansad. Comed bien. Tomad el aire. Divertíos. Hemos de recuperar fuerzas porque vienen días muy importantes. La cabeza bien alta. La moral bien alta. Que nos vean sonreír".
Minutos más tarde, la CUP daba a conocer que ya estaba negociando con Junts Pel Sí el texto de la declaración de independencia. "Nadie ha puesto sobre la mesa ningún escenario de dilación -dijo el diputado Carles Riera-, no trabajamos sobre ese escenario". A media tarde, Junqueras le enviaba a Forcadell los resultados oficiales del referéndum: 2.280.000 votantes. El 43% del censo. Más de dos millones de síes. Desde ese momento comenzaba la cuenta atrás del plazo de 48 horas que los ingenieros de la desconexión habían fijado para proclamar la República catalana. Si el cómputo se establece sobre días laborables finaliza el próximo martes, justo a la misma hora en que Puigdemont ha solicitado comparecer ante el pleno. Verde y con asas. El plan se mantiene intacto.
El sábado, el propio Puigdemont se lo dijo al director del Círculo de Economía, el foro económico más heterogéneo de la burguesía catalana en el que están poderosamente representadas las empresas industriales de capital familiar catalán con mayor musculatura:
Sí, la fuga de las grandes empresas de Cataluña es una noticia de extrema gravedad, pero la vía de la DUI sigue siendo la opción elegida.
Después de eso, si Rajoy albergaba la esperanza de poder ganar la partida aguardando a que los sediciosos se cocieran en su propia salsa, debió perderla para siempre. Y, sin embargo, siguió en sus trece.
A Rivera le dijo el viernes que no veía motivación jurídica suficiente para aplicar el artículo 155 de la Constitución y a los españoles nos dijo ayer en la entrevista de El País que solo actuaría para dejar sin efectos la declaración de independencia porque el mero hecho de anunciarla no tenía trascendencia. Bien mirado, ese razonamiento nos da una pista para saber por dónde van sus intenciones. Si de lo que se trata es de buscar una motivación que tenga trascendencia jurídica suficiente, ninguna como la que aflorará después de que Puigdemont lea el martes en el Parlament el papel que ya tiene redactado. Si a partir se ese día Rajoy no utiliza todos los mecanismos legales a su alcance para desposeer al Govern de sus competencias, se convertirá en cómplice del golpe de Estado y caerá sobre él no solo la indignidad política sino el peso de la ley. Seguro que entonces se le acaban los remilgos.

Luis Herrero. 2017-10-08

sábado, 7 de octubre de 2017

Sí con la bandera.


Esas manifestaciones que dicen que parten de un movimiento ciudadano y que no quieren banderas -no vaya a ser que alguien lleve la de España- tienen un claro objetivo político. Y no sólo eso, tienen un claro apadrinamiento y financiación. Pero de forma vergonzante se esconden.

El diálogo siempre es necesario, pero nunca con el delincuente, nunca con el golpista; al menos no antes de que deponga su actitud y frene su persistencia en el delito. Esos que piden diálogo deberían explicar con quién y para qué. Pedirlo sin más es muy bonito, pero una solemne memez presta a la  manipulación.

Ese movimiento ciudadano que se expresa en catalán más parece que busque dar tiempo al proceso. Sobre todo porque buena parte de quienes lo apoyan son precisamente quienes no quieren que se aplique la ley ni la Constitución. Y buena parte de ellos son los que pedían el referéndum ilegal.
Esas convocatorias cuestan dinero; me gustaría saber de dónde sale, aunque lo supongo. Huele mucho a Roures y a sus obedientes "súbditos".

Otras manifestaciones, como la de hoy en apoyo a España, no esconden a sus patrocinadores. Y sí llevan la bandera de lo que se quiere defender: la unidad de España. ¿Qué defienden los de esa bandera blanca que más suena a la que enarboló Philippe Pétain ante los nazis para luego instaurar el régimen de Vichy?

La Historia conviene leerla antes de lanzarse tras iluminado alguno.

viernes, 6 de octubre de 2017

La sociedad "aplica" el 155


Mientras Rajoy se lo piensa, al final quien está aplicando el 155 es la sociedad civil, que con sus manifestaciones de apoyo a España y la retirada de empresas significativas del caos en el que los golpistas están convirtiendo a Cataluña, están haciendo recular a algunos.

Uno de los síntomas más claros es el nerviosismo de Podemos que han visto como esa calle y esa gente que creían suya, no es tal, incluso constatando sus fracasos de convocatoria últimos. Eso explicaría que ahora ya no hablen del 155 sin del 116 (Estado de Excepción) para seguir con su matraca de que aplicar la Constitución que garantiza la democracia es un ataque a la democracia.
Ya hasta en la Sexta les rebaten. Quizá se acerca el momento en el que pierdan el chollo.

Si todo esto, el hartazgo de los españoles y el que se acabe con su silencio, es producto del cabreo por la inacción de Rajoy, al final habría que ponerle una estatua. El pueblo acaba actuando cuando nadie actúa por él.

Pero esto último de facilitar por decreto que las empresas se puedan ir de allí no me termina de gustar. Primero, porque no sé si salvar la economía hundiendo la catalana es justo con los catalanes leales. Segundo porque puestos a facilitar la huida de la quema, habría que facilitárselo también a estos ciudadanos. Y tercero porque se puede dar por bueno que habrá quema, cuando la obligación del Gobierno es evitarla.

Carta de veteranos socialistas a Pedro Sánchez


5 octubre 2017

Estimado secretario general:

Como podrás ver, somos un grupo de socialistas veteranos. Pero no te escribimos sólo en nuestra condición de militantes del PSOE, sino como personas que, habiendo desempeñado distintas funciones públicas al servicio de los españoles, nos hemos desempeñado en puestos más o menos relevantes dentro de la vida civil, manteniendo cierto respeto social en ese ámbito. Queremos trasladarte algunas convicciones y plantearte algunas dudas.

España está viviendo un momento institucional y social gravísimo de imprevisibles consecuencias. No busquemos orígenes próximos o remotos, no intentemos identificar a personas o partidos responsables. Nada de eso sirve ahora. Desde Cataluña, y concretamente debido a la acción ilegítima, desleal y malversadora de la democracia por parte del Govern de la Generalitat —y de los partidos, organizaciones sociales y entidades que lo apoyan—, se ha puesto en marcha un Golpe de Estado. Entendemos, en consecuencia, que todos los constitucionalistas deben estar unidos ante este infame ataque a la Democracia Española, con independencia de que estemos en desacuerdo en otras muchas cuestiones, ya sea con el Gobierno de España, ya sea con otros partidos constitucionalistas.

No creemos que sea ocioso recordar que todos y cada uno de los parlamentarios —diputados y senadores; socialistas y de otras formaciones— han jurado o prometido, al tomar posesión de su cargo o función, “lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución, como norma fundamental del Estado”. Pues bien, te preguntamos: ¿Se guarda y se hace guardar la Constitución poniéndose de perfil? ¿O habrá que dar un paso al frente? Pensadlo, pues como decía Stefan Zweig, “efímero es el momento en que la grandeza se entrega a los pusilánimes, y la suerte no volverá a ellos por segunda vez”. El futuro de España está, también, en vuestras manos, en estos momentos.

No entendemos que en estos días se haya planteado el anuncio de petición de reprobación de la vicepresidenta del Gobierno, con la excusa de la presunta violencia policial, cuando hay iniciada una investigación judicial sobre los sucesos del 1 de octubre; cuando van apareciendo muestras y más muestras de la manipulación grosera de lo acaecido; y cuando un principio constitucional básico es la “presunción de inocencia”. Nos ha llenado de zozobra que la Portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, juez de profesión, haya proclamado la condena apriorística de la Vicepresidenta del Gobierno. ¿Por qué y para qué? ¿A qué fines sirve y qué objetivos persigue esa condena?

Por otro lado, no entendemos la continua y nunca explicada apelación al diálogo por vuestra parte. ¿Diálogo, ahora, con quién? ¿Diálogo, ahora, para qué? ¿Con los responsables de poner a los españoles al borde del precipicio? ¿Para escuchar, otra vez, que quieren la fractura de España, con razón o sin razón, por unos medios o por otros? Nunca ha servido para nada el diálogo bajo chantaje, a menos que lo único que se quiera sea salvar el pellejo y, a la vez, perder la propia dignidad.

Como tantos y tantos ciudadanos españoles, catalanes incluidos, nos sentimos íntimamente humillados, despreciados y violentados por los comportamientos de responsables institucionales y sociales de Cataluña. No existe mayor humillación para la ciudadanía que la que deriva de la aniquilación del efecto protector de la legalidad que debe ampararnos; no hay mayor desprecio que la utilización prepotente, mendaz y perjura de una posición de poder, ignorando a la gente común y violando las leyes que se prometió defender y hacer cumplir; no hay, en fin, mayor violencia que la utilización de mentiras y más mentiras como relato justificador de la quiebra de la democracia que ellos persiguen.

En estas circunstancias, esperamos que toméis las decisiones precisas para colaborar en la restauración del orden constitucional. Estamos seguros de que ello ayudará a la mejor relación del PSOE con la ciudadanía, en todos los territorios de España.

Saludos socialistas.

Segundo Bru Parra, Alejandro Cercas Alonso, Luis Fajardo Spínola, Julián García Vargas. Juan José Laborda Martín, Joaquín Leguina de la Herrán, Francisco Moreno Franco, José Constantino Nalda García, Antonio Ojeda Escobar, Jesús Quijano González, Clementina Ródenas Villena, José Rodríguez de la Borbolla Camoyán, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Rojo García, Javier Torres Vela, Manuel del Valle Arévalo.

miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Se busca el Suárez para la 2ª Transición?

Felipe VI defiende España. Rajoy, su poltrona


Tengo cada vez más claro que el Rey está harto de Rajoy y de su inacción. Su intervención de ayer es porque ha perdido la paciencia y se ha rebelado ante el empeño de Rajoy en no dejarle hablar. Eso explica el silencio de Rajoy hoy y su intento de "dialogar" bajo cuerda utilizando a obispos, y hay quien dice que a Urkullu e incluso a Iglesias; Pablo, no las de los obispos.

El que se haya permitido que Puigdemont diera la réplica al mensaje del Rey siendo aún President de la Generalitat, puede que sea una "venganza gallega" de quien antepone su poltrona a cualquier otra consideración. 

Lo cierto es que cada vez parece que el más indicado para salir de esto es alguien más comprometido con la unidad de España y en quien el Rey confiaría más. Y ese alguien parece ser catalán y más joven.

Así que Rajoy tiene los días contados, pues si convoca elecciones, independientemente de si tiene o no mayoría de votos, y de no tener mayoría absoluta, puede que el Rey, en uso de su prerrogativa, encargue la formación de Gobierno a ese catalán que acallaría el victimismo de los catalanes que dicen que no se les tiene en cuenta, al tiempo que no le temblaría el pulso para enfrentarse al independentismo y defender la unidad de España.

El que Rivera hoy haya sido aún más enérgico pidiendo la aplicación del 155 puede que tenga algo que ver con esto.

martes, 3 de octubre de 2017

Mensaje del Rey


Conciso, firme y enégico el Rey. Aunque cabía haber esperado más.

Buen rapapolvo a los cargos catalanes independentistas que se han saltado la ley y la democracia, dejando claro que han dado motivo más que suficiente para que se actúe contra ellos. Dice que corresponde a las Instituciones del Estado devolver la normalidad y restaurar el Estado de Derecho Pero si el Gobierno no ve que el Rey está exigiendo que aplique la ley y toda la ley ya, mejor que dimitan. O ponen en marcha el 155 o que cojan la maleta. 

No ha hablado para nada de diálogo con los que se han saltado la ley, sí del entendimiento y la concordia entre opiniones distintas. Pero no me ha parecido que haya incluido en eso a los golpistas.

Discurso íntegro
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.
Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno.
Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada.
Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.
En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.
Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de
Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.
Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.
A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España
constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus
derechos.
Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.
Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese
camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.
Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.

lunes, 2 de octubre de 2017

Tiempo de adiós

O la política sirve para llevar esperanza a los ciudadanos, o sirve para muy poco. Se vota a quien puede hacer que las cosas mejoren, a quien resuelve problemas, a quien encuentra salidas en los laberintos. O, al menos, a quien merece la duda razonable de ser capaz de conseguirlo. Ayer, en Cataluña, se vio con claridad meridiana que el Gobierno de la nación no está a la altura de ese requisito.
Había contraído un solemne compromiso ante la sociedad española: no iba a haber otro 9-N. No habría colegios abiertos. Ni urnas. Ni papeletas. No habría más votación que la que pudiera producirse, de manera aislada y testimonial, en los pequeños pueblos de la Cataluña escarpada. La hemeroteca no me dejará mentir. Y la memoria de la gente honrada, tampoco.
Y, sin embargo, ayer vi en Barcelona con mis propios ojos muchos colegios abiertos y largas colas de votantes. Había urnas. Y papeletas. Y policías de mirada pastueña contemplando con arrobo el espectáculo, tan ilegal como pacífico, tan tolerado como sedicioso. No vi en directo ninguna carga. Anduve durante horas y no tuve ocasión de toparme con ninguna escena de tensión. Si no hubiera tenido acceso a la radio, a la televisión y a las alertas del teléfono móvil mi crónica -cargada de perplejidad, eso sí- hubiera sido la de una plácida mañana de domingo, cenicienta y húmeda, de otoño frente al mar, en una Barcelona perezosa, silenciosa y electoral. Solo había bullicio, y poco, en las puertas de los colegios. Una manzana más allá la astenia dominguera volvía adueñarse del paisaje urbano.
Cerca de la Sagrada Familia, sucesivas oleadas de turistas japoneses le daban un soplo de vitalidad al bostezo cosmopolita de la ciudad adormilada. Quise entrar en el templo para ver si el cardenal Omeya lanzaba mensajes entreverados en la homilía de la misa de 12, pero un guarda jurado me dijo que el culto catedralicio era muy madrugador y que la siguiente misa sería a las nueve de la mañana del día siguiente. O me unía a las multitudes niponas, pasando por caja, o me quedaba sin ver por dentro la inventiva constructiva de Gaudí. Así que seguí paseando por las calles y elevé a definitiva mi conclusión particular: estaba pudiendo votar todo aquel que quería hacerlo.
¿Por qué, entonces, había querido regalarle Rajoy a los independentistas las imágenes de las cargas policiales que estaban ocupando los espacios preferentes de todos los medios de comunicación, nacionales y extranjeros? ¿Por qué permitía que Junqueras, Puigdemont, Colau, Forcadell y Ana Gabriel, los cinco magníficos de la rebelión, votaran ante la atenta mirada de la prensa, sin que ningún achuchón uniformado les incomodara, y en cambio mandaba acometer arbitrariamente a anónimos ciudadanos del común?
Si el plan era impedir por la fuerza la votación, lo congruente hubiera sido actuar del mismo modo en todos los colegios. Hacerlo solo en algunos, dando la falsa impresión de que la musculatura del Estado imponía su ley a chichón limpio mientras dos millones de catalanes se burlaban de ella paladinamente, es una asombrosa contribución a la estulticia política que bate todos los récords hasta ahora conocidos. No solo se ha votado -yo mismo lo he visto con estos ojos que ha de tragarse la tierra-, sino que además parece que se ha hecho con el heroísmo épico que exhibió David frente a Goliat.
La imagen es falsa, desde luego, pero el hecho es verdadero. Los independentistas querían votar y lo han conseguido. Que lo hayan hecho en una consulta sin garantías no debería consolarnos. Lo han hecho de la única forma que podían hacerlo. Nunca estuvo sobre la mesa un referéndum legal y riguroso. El reto de Puigdemont no era arrancar del Estado el permiso para hacer algo que la Constitución prohíbe, sino burlar su vigilancia para repetir la machada del 9-N, ahora frente a la oposición activa de jueces, fiscales y tricornios. Esos eran los términos exactos del desafío.
Anoche, el Rajoy más patético que yo recuerdo dijo en televisión que había logrado su objetivo de impedir que los independentistas se salieron con la suya. No fue solo un acto de negación de la realidad, sino la invención de una realidad distinta, imaginada a la medida de sus deseos. Rajoy actuó como un iluminado. Y lo peor de todo es que estamos en sus manos. Si ha fracasado en su intento de impedir que llegáramos hasta aquí, a la puerta misma de la declaración de independencia, ¿por qué hemos de creer que será capaz de arreglar el entuerto que nos aguarda a partir de ahora?
El Estado, con él en el puente de mando, no ha sabido encarar la rebelión sediciosa más Importante que ha tenido la nación española a lo largo de su historia. Lo de ayer era lo más parecido a una cuestión de confianza. De la eficacia de su respuesta dependía que el Gobierno conservara el poco crédito que le quedaba como gestor de este lío. Ahora ya no queda saldo alguno que gestionar. Estamos más solos que la una.
El plan de Sánchez -informo, no opino- era negociar con Junqueras, si los aurigas del procés se avenían a no forzar la declaración de independencia, generosidad judicial en los procesos abiertos, reforma constitucional y algún tipo de consulta pactada en tres o cuatro años a cambio de elecciones autonómicas y árnica temporal en las demandas independentistas. Esa es la opción de la alternativa: sacarnos de Guatemala para meternos en Guatepeor.
Así las cosas, por paradójico que parezca, lo menos malo que puede pasar es que el Gobierno catalán consume la amenaza con la que acabó anoche el mensaje institucional de Puigdemont de dar por instaurada la República catalana. Es la única forma de obligar al PSOE a prolongar la pantomima del apoyo al Gobierno de Rajoy. No resolveremos el problema, pero tal vez ganemos tiempo para poder despedirnos de la España que heredamos de nuestros padres con un poco de delicadeza.
Luis Herrero 2017-10-02

Los responsables no llevaban porras.


El silencio de la UE de hoy, cuando antes apoyaba al Gobierno, augura un posicionamiento distinto. Ya veremos lo que dicen a las 12 de la mañana. La impresión es que se sienten engañados por Rajoy.

Las imágenes de ayer han magnificado exageradamente el enfrentamiento en la calle, minimizando la sedición y el golpe de Estado que Rajoy sigue intentando hacer como si no existiera. Ese "no ha habido referéndum" suena a ceguera ante las imágenes que dan la vuelta al mundo. Se ha usado a las FFSS como cortina de humo del fracaso de los políticos permitiendo la traición de los Mossos que ha propiciado las encerronas de las que han tenido que zafarse.

Los independentistas y sus activistas han provocado esto y han tenido éxito al conseguir esas imágenes que usan muy eficazmente en su propaganda. El mundo de hoy se mueve por imágenes y ya tienen las que querían y necesitaban. Sus propagandistas son muchísimo más eficaces que los del Gobierno, suponiendo los tenga.

Rajoy no puede callarse mientras se culpa a quienes obedecían sus órdenes, traicionados por quienes obedecían las de aquellos que el Gobierno tendría que haber cesado para que no pudieran darlas. Y enfrentados con la gente que otros, que también tendrían que haber sido despojados de autoridad, usaban como escudos para lograr su objetivo, que no es otro que la declaración de independencia y romper España.

Las FFSS no pueden ser culpadas de los errores de quienes las mandan al matadero sabiendo que van a una misión imposible. Si lo que se pretendía era enviar fuerzas de intermediación que hubieran mandado a mediadores, con Rajoy al frente, no a las fuerzas cuya misión es precisamente usar la fuerza como último recurso.

El Gobierno, Rajoy, les ha hecho una encerrona para desviar la responsabilidad de su persona. Cobardía, imprevisión y traición imperdonables. Él ya no puede ser parte de la solución y si el PP no lo ve, también se quedará fuera de la misma. Y los responsables de los partidos que han impedido la necesaria unión para enfrentar el ya largo desafío independentista, tampoco.

Esta crisis catalana, que Rajoy ha intentado minimizar a nuestros socios diciendo que la tenía controlada, hoy está afectando al euro, que baja, por lo que ya es una crisis europea y eso no se lo van a perdonar. Ni a Rajoy ni a los independentistas.  Aquí ya afecta a la bolsa y fundamentalmente a la Banca catalana, CaixaBank y Sabadell bajan espectacularmente -se dice que están pidiendo facilidades al Gobierno para cambiar sus sedes sociales e irse de Cataluña-, y a la prima de riesgo. Ya nos está costando dinero a todos, y lo que costará con lo que viene. Ya veremos, si se produce lo inevitable, qué pasa con las pensiones, subsidios y hasta sueldos de funcionarios, que aunque debieran afectar primero a quienes se han creído los cantos de sirena y que el problema era votar, puede que nos afecte antes a los demás habida cuenta de la inyección de millones que el Gobierno dio a Cataluña justo antes del fin de semana del circo.

Estrepitoso fracaso de Rajoy.


La dejación y cobardía de Rajoy ha puesto a las FFSS en una situación en la que han tenido que usar la fuerza contra la población civil. Da igual si había activistas profesionales entre la gente -eso estaba previsto-, se han tenido que enfrentar con el pueblo y ello ha producido heridos por ambos bandos.
'El Estado español ha perdido. España está en crisis, y su primer ministro no lo reconoce" The Guardian.

En absoluto culpo a las FFSS sino a quienes han lanzado a la gente a la calle a enfrentarse a ellas mientras ellos votaban tranquilamente, y a quienes han permitido que la situación llegue hasta estos extremos, en vez de haber detenido a quienes se han saltado las leyes y engañado a la gente para usarla de coartada para declarar la independencia.

Unos por acción y otros por inacción han llevado a que los inactivos hayan querido ser activos hoy usando a las FFSS contra quienes salían a ejercer lo que creían un derecho, en vez de ir contra quienes se lo han hecho creer.

Un verdadero fracaso colectivo, pero sobre todo de quienes tenían el deber de evitar el uso de la fuerza hasta que no hubiera otro remedio. Y como no se ha querido poner remedio alguno por la cobardía de Rajoy, se ha dicho que no había más remedio que los palos.

Hoy somos noticia en medio mundo, pero no por el golpe de estado de quienes siguen en sus cargos tan tranquilos, sino por la violencia en las calles. Y por la sorpresa de encontrarse con una grave crisis en Europa que Rajoy dijo que tenía controlada y que se quedaría en nada.

Y el Presidente del Gobierno diciendo que no ha habido referéndum. Ha habido algo peor. Hoy se ha consumado una ruptura entre catalanes, y entre una parte de los catalanes con el resto de españoles. y ha quedado en evidencia ante nuestros socios.

Y ahora pretenderá solucionar el problema. Pues vamos listos. No es fiable en absoluto.

La tragedia está cantada.


Lo de los datos que están dando desde la Generalidad ya no sé si es fantasía, puesta en escena, cuento chino, mentiras o simplemente un insulto a la inteligencia. Menuda jeta. Alucinante.

Han copiado lo del 9N, mezclado con los resultados autonómicos y batido todo en los tupperware opacos que han disfrazado de urnas. Total: el 90% de síes. Y habrá quienes se lo crean.

Pero sea lo que sea, lo que es en realidad es una ruptura total. Y la constatación del dramático fracaso del gobierno de Rajoy. Espero que no sea también el inicio de un enfrentamiento que pueda acabar en una guerra civil que muchos parecen desear. Pero no sería la primera vez que en Europa se ve algo similar. Ni tampoco que se vea sin hacer nada.

La irresponsabilidad de algunos medios, para los que todo esto les parece un espectáculo para aumentar el share, es increíble; como si no fuera con ellos lo que ya está a punto de adquirir tintes de tragedia. Nunca me ha dolido tanto haber acertado hasta aquí. Sería terrible que lo que temo y veo venir también suceda.

De momento somos triste noticia en medio mundo. Vamos listos.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Cuestión de querer a España.


"Esto no es una cuestión de banderas sino de legalidad. ¿Qué aporta salir con banderas de España fuera de Cataluña?", ha dicho un miembro de la dirección nacional del PP.

Este es el verdadero problema, que el PP no sabe cuál es el problema. Esto no es un asunto sólo de Cataluña, España está en riesgo y su símbolo es su bandera, por lo tanto se sale con la bandera para defender la unidad de España, ¡claro! 

Y es que resulta que muchos españoles no son tan pusilánimes como el PP y su gobierno, por eso se hacen ver. Lo que acaba de decir ese miembro del PP tiene fácil respuesta: salir con la bandera aporta algo que ellos han demostrado que, salvo honrosas excepciones, no tienen: valentía y sangre en las venas. No todos están dispuestos a mirar para otro lado mientras se les insulta, humilla e intenta robar su derecho a decidir el futuro de España.

En cuanto a descalificar la convocatoria por quien la haya convocado, me parece miserable. Da igual el convocante pues convoca a españoles por serlo, no a conmilitones.
Oficialmente, PP, PSOE y Cs no respaldan las concentraciones de este sábado. Cargos populares y del partido naranja asisten a título personal.
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